Los museos más curiosos del mundo
“Hasta en lo más cotidiano hay algo digno de un museo”
Desde Vipealo.com hoy queremos ofrecer un artículo diferente, por eso hemos decidido dedicarlo a los museos, pero no a los mejores, ni a los más famosos, sino a los más curiosos. Sí, como lo lees, porque hay vida más allá del Louvre, el Prado o el Metropolitano de Arte:
Museo del pelo (Turquía)
Turquía no solo es famosa por los implantes de pelo, también por tener un museo dedicado al cabello humano. Con unos 16.000 mechones de donantes de todo el mundo, esta curiosa estancia ubicada en una cueva constituye una de las colecciones más raras del país. Su origen se debe alfarero local Chez Galip que en 1979 comenzó a guardar mechones de pelo femenino de sus conocidas, una excentricidad que le ha hecho famoso a nivel internacional.
El Museo de la caca (Italia)
¿No dicen que del cerdo se aprovechan hasta los andares? Pues la vaca no iba a ser menos, sino que se lo digan a Giantonino Lucatelli que decidió utilizar los excrementos de sus 2.500 reses tanto como para hacer materiales de construcción y fertilizantes como para hacer piezas artísticas. Puedes verlas todas en el museo de arte contemporáneo de la provincia de Piacenza. ¡Impresionante!
El museo de antropología (México)
Aunque casi todos los países tienen una exposición de estas características, el museo de antropología de México tiene curiosidades que lo hacen único. ¿Sabías que fue concebido como una casa en forma de herradura? En su interior podemos encontrar elementos que tienen más de 40 mil años de historia, abarcando un total de 52 mil objetos entre los que encontramos restos humanos con una antigüedad de más de 12 mil años.
Museo de los fideos instantáneos (Japón)
Inaugurado en el año 1999, el museo se fundó para conmemorar esta popular comida japonesa, los diferentes recipientes donde se puede tomar y a Momofuku
Ando, el creador de este producto. Este recinto nos permite intuir la gran importancia que tienen los noodles en Japón, que se han ido convirtiendo en un elemento de culto desde su creación en 1958.
Museo del queso Idiazabal (España)
Si te gustan los lácteos, sin lugar a dudas visitar el Museo del queso Idiazabal te encantará. Situado en San Sebastián, este producto vasco ha sido declarado patrimonio gastronómico europeo, ¡así de bueno está! Con esta colección podrás ver su historia, las llamativas herramientas que se usaban para hacerlo e incluso hacer una degustación.
El Museo de la comida quemada (Massachussets)
Para museos extraños, este no se queda atrás. La idea surgió en 1920 cuando al artista Deborah Hensos-Conant se le quemó lo que cocinaba y decidió fundar un museo para exponer este tipo de “accidentes culinarios”. No sabemos cómo estará funcionando la galería, lo que sí podemos asegurar es que casi todos podríamos añadir una pieza a la colección, ¿a quién no se le ha quemado alguna vez algo cocinando?
El Museo del pene (Islandia)
Bueno, si de llamar la atención se trata, estamos seguros de que este museo captará la tuya. En este peculiar enclave podemos encontrar todo tipo de miembros viriles, desde penes de hámster de 2 milímetros hasta el de un cachalote de 1,70 metros. ¡Y estos son solo 2 de los 210 elementos que contiene! Nos queremos imaginarnos que más esconde en su interior.
El Museo de los collares de perros (Inglaterra)
Aunque resulte extraño, se pueden conocer 5 siglos de historia contada por más de 130 collares de perros. Dentro de la colección podemos encontrar este complemento perruno hecho con los más variados materiales. El más antiguo está elaborado de hierro y data de finales del siglo X. Si quieres ver el museo no tiene pérdida, se encuentra en el Castillo medieval de Leed, una de las fortalezas más turísticas del país.