Jóvenes venezolanos se niegan a migrar y apuestan por la reconstrucción económica
Redacción 800 Noticias
El profesor e investigador del Observatorio de Empleabilidad y Procesos Formativos de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Gabriel Wald, explica que el número de jóvenes venezolanos con deseos de emigrar está en descenso
Según Wald, hay varios factores que explican por qué, pese a las dificultades actuales del país, muchos jóvenes venezolanos han renunciado a emigrar en los últimos años.
Con sus investigaciones ha encontrado que el deterioro poscoronavirus de las condiciones de vida y la reducción de las oportunidades laborales de muchos inmigrantes venezolanos en otros países de América Latina, donde se encuentra la gran mayoría, ha disuadido a muchos de tomar la misma ruta.
Pero Tomás Páez, director del Observatorio de la Diáspora Venezolana, matiza y afirma que es importante resaltar que el éxodo de los venezolanos continúa.
Wald también maneja la hipótesis de que los que se fueron primero tenían un perfil más autónomo, estaban dispuestos a tomar más riesgos, y los que se quedaron están “más desgastados económicamente”, lo cual dificulta sus posibilidades de emigrar.
“También se puede decir que los seres humanos tendemos a quedarnos con lo conocido si no hay una situación de amenaza incipiente. Ese conjunto de razones parecen estar generando una reducción progresiva en el deseo de emigrar de los venezolanos”.
Otro factor es la cierta recuperación económica con la dolarización de facto de la economía.
“En la medida en que aumente la producción nacional, así como el producto interno bruto, y aparezcan oportunidades de trabajo, el número de emigrantes venezolanos va a disminuir y los venezolanos decidirán quedarse en su país como ha sucedido en países que han experimentado dificultades económicas similares”, dice Wald.
Yenny Bastida no forma parte de ese grupo y planea quedarse en Venezuela independientemente de lo que pase.
Pese a las diversas crisis que han azotado a la nación petrolera en los últimos años, la empresaria de 41 años nunca se ha planteado abandonarla.
“Yo vengo de una familia de inmigrantes. Mi familia paterna es cubana y llegó a Venezuela con asilo político, mientras que mi familia materna huyó de la hambruna y la crisis que desató la guerra en Portugal”, cuenta.
“Por eso siempre sentí una especie de duelo eterno en mi ADN y aprendí, a través de mis padres y abuelos, lo difícil que es irse de su tierra, abandonar tus pertenencias y dejar toda una vida atrás”, prosigue.
“Creo que esta experiencia de vida me ha disuadido de emigrar, porque siento que de alguna manera ya lo viví”.
Sin embargo, admite que su batalla por salir adelante en Venezuela no ha sido fácil.
Aunque logró crear su propia empresa de ropa femenina en 2003, con apenas 20 años, asegura que desde entonces ha trabajado “duro y sin descanso” para lograr el éxito, pese a las adversidades.
“En ocasiones nos hemos quedado sin tela o sin dinero para comprar telas. Nos hemos tenido que reinventar, hemos incorporado artesanos locales que habían perdido sus oficios con la crisis y nos hemos tenido que enfocar en la moda sustentable”, afirma.
Con información de BBC
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