Los impuestos más curiosos que se han aplicado en la historia - 800Noticias
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Los impuestos siempre están de actualidad y a la orden del día pero lo cierto es que llevan con nosotros miles y miles de años. Ya en la Grecia antigua apareció la primera Hacienda Pública elemental que extraía sus principales fondos del comercio entre distintos pueblos y ciudades a través de las aduanas. Solón, uno de los Siete Sabios de Grecia, estableció los primeros impuestos directos y obligatorios por la propiedad de tierras, las cuales estaban en manos muy concentradas de unos cuantos nobles de la región del Ática, promoviendo una comunidad de pequeños propietarios que contribuían con unos impuestos equitativos y justos. Los tributos se dirigían a cubrir los gastos de las grandes fiestas populares y cultos religiosos, así como para mejorar el estado de las aceras y las calles. Fue en ese momento cuando apareció por primera vez la relación entre gastos públicos e ingresos.

Más adelante, las ideas de la Ilustración trajeron consigo una mejora del sistema tributario y redistribución de la riqueza más justa, una exigencia de la que Voltaire se hizo eco en sus escritos con el objetivo de reformar administrativamente al Estado. Y ahora, en la actualidad, recientemente ha vuelto la polémica a raíz de que muchos ‘youtubers’ han cambiado sus domicilios fiscales a la vecina Andorra para poder tributar menos. Pero antes de entrar en discusiones sobre si es lícito o no, haremos un repaso por los impuestos más locos que se han aprobado alguna vez en la historia. Seguro que los faraones del Antiguo Egipto no sospechaban en aquellas eras antediluvianas que unos jóvenes se harían millonarios a costa de cosechar suscriptores en una plataforma virtual como YouTube.

El aceite reciclado del Antiguo Egipto

Los faraones se tomaban muy en serio el sistema tributario. La evasión de impuestos o mentir en la declaración de la renta podía castigarse con la tortura o la muerte, y un gran grupo de escribas asumía la tarea de garantizar de que se pagaran, como los inspectores de Hacienda de la época. Desde el grano de cebada para producir cerveza hasta el transporte por lo largo y ancho del Nilo, cada uno de los productos que se adquirían tenían su correspondiente partida tributaria, según informa un artículo de ‘Mental Floss’. Lo más curioso y llamativo es que estaba prohibido reciclar el aceite usado, los escribas se encargaban de registrar los hogares para ver si los ciudadanos lo poseían. Si los encontraban, se interponía una advertencia obligando al propietario a comprar aceite nuevo y pagar el impuesto correspondiente.

La orina de la Antigua Roma

El ácido úrico era muy valioso para el Imperio Romano. Al ser rico en amoníaco, se utilizaba para fabricar cremas y productos de limpieza como blanqueantes. Tan importante era para ellos que el emperador Vespasiano impuso un tributo a la orina a pagar por todos sus compradores. De ahí que aún perdure el refrán latino ‘pecunia non olet’ («El dinero no huele»). Lo más paradójico es que el emperador murió de un ataque de diarrea en el 79 después de Cristo. Al fallecer, expresó las siguientes palabras: «Dios mío, creo que me estoy convirtiendo en un dios».

Por deserción en Inglaterra

Cuando saltaba la guerra, pobre de aquel ciudadano que no quisiera cumplir con sus deberes militares. El rey John instauró el «impuesto de los cobardes» que cobraba a aquellos caballeros que alegaban excusas para no ir a luchar o bien rehuían la batalla en el momento propicio.

Por estar solteros

Al célebre emperador Augusto le gustaban los niños. Tanto es así que solía recompensar económicamente a las familias numerosas con exenciones de impuestos, sobre todo si eran varones. En cambio, a aquellos que eran mayores de 38 años y todavía no habían encontrado una bella dama a la que cortejar y desposar les imponía el impuesto de soltería y se les prohibía asistir a los juegos públicos.

Más tarde aprobó la ‘Lex Julia de maritandis ordinibus’, la cual censuró y prohibió el celibato y los matrimonios sin hijos. Augusto no ha sido el único gran gobernador de la historia en penalizar la soltería. En 1965, el Parlamento inglés gravó a los solteros mayores de 25 años y a los viudos sin descendencia. Pero no hay que irse tan lejos, ya que de 1941 a 1990 la Unión Soviética también puso un impuesto a los solteros y las familias pequeñas para luchar contra el declive demográfico.

Por llevar barba

A pesar de que no hay registros documentales que lo prueben, se suele mencionar que el rey Enrique VIII de Inglaterra instauró un impuesto sobre la barba. Esto era debido a que tener demasiado pelo en el rostro daba un aspecto muy poco higiénico y en esos tiempos lucir perfectamente afeitado empezaba a ponerse de moda.

También Pedro el Grande de Rusia, obligó a que sus súbditos pagaran un tributo por no afeitarse. Las capas más bajas de la población deberían pagar menos, mientras que las más altas sufrían un sablazo de 100 rublos al año. Lo más curioso es que los evasores de impuestos podían ser afeitados por la fuerza por la policía en caso de pillarles.

Y hasta por tener ventanas

Que una casa tuviera muchas ventanas denotaba que sus propietarios estaban forrados. Eso debían pensar los gobernadores de finales del siglo XVII de Gran Bretaña, quienes obligaron a los ciudadanos con más ventanas a pagar más impuestos. Uno de los problemas fue hallar una definición común de lo que representaba una ventana, ya que cualquier abertura en la pared podía funcionar como tal uso. Otros, terminaron por tapar sus ventanas para evitar pagar el tributo. Esto precisamente supuso que el tifus y el cólera corriera libremente a sus anchas por todo el país debido a la mala ventilación de los espacios cerrados y a la ausencia de luz. El impuesto fue derogado finalmente en 1851.

Con información de El Confidencial. 

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