Los bebés robados en España, un «drama» que llega a las pantallas argentinas
EFE
Han pasado más de 60 años, pero Dolores todavía recuerda con nitidez el día en que le arrebataron a su hijo. Mirando a cámara, cuenta que tenía a su recién nacido en brazos cuando se lo llevaron a otra sala del Hospital Clínico de Barcelona: una hora después, le dijeron que su bebé había muerto… Y nada más.
El testimonio de Dolores y de otras madres forma parte del documental ‘Cómo decirte que te quiero’, un largometraje impulsado por las argentinas Matilde Michanie y Carolina Escudero, que busca sembrar luz sobre los casos de bebés robados en España entre las décadas de 1940 y 1990.
La elección de Argentina para el lanzamiento de esta película, que se estrenó en diversas salas esta semana, no es casual: las organizaciones de derechos humanos del país, encabezadas por las Abuelas de Plaza de Mayo, continúan buscando a unos 300 bebés desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983).
Doctora en Psicología Social y docente universitaria, Escudero afirma en una entrevista con EFE que las experiencias «fueron diferentes en ambos casos», fruto de cuatro décadas de dictadura española que terminaron por dificultar los procesos de «verdad, justicia y reparación» tan «naturalizados» en Argentina.
«(En Argentina) se nota una política de Estado avanzada en esta temática, y en el otro (España) es una política de Estado que no se anima a dar esos pasos», reconoce Escudero, cuya investigación sobre los bebés robados en España -país donde reside- sirvió de inspiración para este documental.
Medio siglo de robos
Bajo la dirección de Matilde Michanie, ‘Cómo decirte que te quiero’ presenta las historias de más de media decena de madres que perdieron a sus hijos durante el franquismo (1939-1975) y los primeros años de democracia en España; mujeres que daban a luz y a las que, posteriormente, robaban sus bebés, entre mentiras y manipulaciones.
Según Escudero, existían dos criterios fundamentales para «seleccionar» a estas madres: primero, su condición de primerizas, aprovechándose de su inexperiencia; y, segundo, que fuesen mujeres «sanas», bien alimentadas y cuidadas por su entorno familiar.
«No importaba si eran de derechas, de izquierdas, de centro… No es político: tiene que ver con este cuidado durante el período de embarazo, y eso lo van a ir detectando donde se hacen las consultas estas madres», asevera Escudero, que cifra entre 260 y 300 los casos de bebés robados, como mínimo, durante ese tiempo.
Para la investigadora, estos «robos sistematizados» evolucionaron con el paso de los años, pasando de una etapa eugenista inicial al mero enriquecimiento ilícito, siempre en un contexto de «violencia simbólica» ejercida por enfermeros, médicos, monjas y sacerdotes.
Lentitud y desgaste de las familias
Desde la presentación de la primera denuncia colectiva ante la fiscalía general del Estado, en 2011, las asociaciones de afectados por el robo de bebés en España no han parado de movilizarse en reclamo de justicia, reparación institucional y esclarecimiento del destino de sus neonatos.
Una labor en los juzgados que convive con iniciativas como «Te Estamos Buscando (TEB)», campaña creada por Escudero en 2017 con la finalidad de visibilizar estos casos y generar «empatía» en el resto de la sociedad.
«La campaña se presentó un día cualquiera y ese era mi punto: salir un día cualquiera y ver qué pasa (…). A partir de ello, en determinados espacios donde las víctimas no eran invitadas, empezaron a serlo, y esa era la idea: ser invitados y contar en primera persona el caso», señala.
Al tomar conocimiento de esta realidad, Michanie se puso en contacto con Escudero para hacer un documental sobre los bebés robados y ofrecer a las familias un altavoz con el que expresarse.
«El objetivo fue dar este espacio de voz y poder traerlo a un país como Argentina, expandirlo y trascender la frontera. Es casi como un experimento», subraya la docente, al abordar el proceso de creación del documental.
Con todo, lo cierto es que, hoy por hoy, los familiares están «desgastados» y «frustrados»: las promesas existen, las leyes de «memoria histórica» también, pero falta voluntad política para convertir esas buenas palabras en hechos.
«Ha habido muchas promesas antes y después de la pandemia y siguen sin concretarse. No es lo mismo prometerle (algo) a alguien con 20 años, que dice ‘me olvido y creo un nuevo proyecto de vida’, que con 68, 80 o 90. El desgaste es tremendo», lamenta Escudero. EFE
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