Los azotes en la infancia podrían aumentar los problemas de salud mental en la adultez - 800Noticias
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Agencias

Los adultos que recibieron azotes en la niñez se enfrentan a un riesgo más alto de ciertos problemas de salud mental, sugiere un nuevo estudio.

El estudio encontró que los que recibieron azotes eran más propensos a haber abusado de las drogas o a haber intentado suicidarse.

Y esto fue tras tomar en cuenta otros factores, entre ellos un abuso físico o emocional más grave.

Los hallazgos no prueban que los azotes en sí condujeran a los problemas de salud mental en la adultez, dijo Andrew Grogan-Kaylor, uno de los investigadores.

Pero el estudio dista mucho de ser el primero en sugerir que los azotes pueden tener consecuencias a largo plazo.

Durante años, numerosos estudios han vinculado los azotes con efectos negativos en la salud mental de los niños, y también en la de los adultos, dijo Grogan-Kaylor, profesor asociado de trabajo social en la Universidad de Michigan.

Quizá todavía haya un debate cultural sobre el mérito de los azotes, anotó. Pero en cuanto a la investigación, hay bastantes evidencias que vinculan a los azotes con efectos negativos.

«Y casi no hay literatura que sugiera que los azotes tengan efectos positivos», añadió Grogan-Kaylor.

Los hallazgos, publicados en la revista Child Abuse & Neglect, se basan en respuestas a una encuesta de más de 8,300 adultos de California.

En total, un 55 por ciento dijeron que los azotaron al menos unas cuantas veces al año en la niñez.

Y esas personas tenían un 37 por ciento más de probabilidades de decir que habían intentado suicidarse, frente a los adultos que nunca recibieron azotes en la niñez. También tenían un tercio más de probabilidades de haber abusado de las drogas, y un 23 por ciento más de probabilidades de beber alcohol en cantidades de «moderadas a copiosas».

Por supuesto, dijo Grogan-Kaylor, es difícil separar los efectos de los azotes del resto del ambiente infantil de una persona.

Pero el vínculo entre los azotes y los problemas de salud mental se sostuvieron incluso después de que los investigadores sopesaran otros factores, como el nivel de educación y la raza de las personas.

Los adultos que sufrieron abuso físico y emocional en la niñez también tenían más problemas de salud mental. Pero eso no explicó el riesgo asociado con los azotes, encontró el estudio.

«Parece que los azotes tienen un efecto exclusivo», dijo Grogan-Kaylor.

Hace mucho que la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP) desaconseja los azotes, citando una variedad de motivos. Entre ellos: Los azotes repetidos pueden enseñar a los niños que la agresividad es una solución a los conflictos, y podría empeorar cualquier problema conductual.

En su lugar, el grupo anima a los padres a usar tipos de disciplina no física, como el «tiempo fuera», o retirar un privilegio durante un periodo corto.

El Dr. Benjamin Siegel es miembro del Comité de los Aspectos Psicosociales de la Salud Infantil y Familiar de la AAP.

«Muchos adultos piensan ‘a mí me azotaron cuando era niño, y estoy bien'», comentó Siegel, que no participó en el estudio.

Además, anotó, los padres quizá encuentren que cuando desean parar una conducta indeseable, los azotes funcionan de forma bastante rápida.

«Pero desde el punto de vista médico y del desarrollo social, los azotes no son buenos», advirtió Siegel.

Dicho esto, simplemente decirles a los padres «no den azotes» tal vez no sea suficiente. Muchos padres podrían necesitar ayuda para implementar otros tipos de disciplina, según Siegel.

Por ejemplo, podría ser más fácil de decir que de hacer para los padres con sus propios problemas de salud mental, y los que viven en la pobreza.

«No puedo ni expresar el gran impacto que la pobreza tiene en las habilidades de crianza de una persona», señaló Siegel.

Dijo que los pediatras deben preguntar a los padres sobre su propio nivel de estrés y su salud mental, y remitirlos a ayuda si es necesario, algo que algunos ya hacen. Las comunidades locales con frecuencia tienen recursos, entre ellos programas que enseñan habilidades de crianza.

«No se trata solo de prohibir los azotes», dijo Siegel. «Se trata de mejorar las habilidades de crianza en general».

Grogan-Kaylor se mostró de acuerdo. «Una crianza positiva en realidad sí da dividendos a largo plazo», señaló.

Por MedlinePlus

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