Los anime pasaron de ser un arte milenario a un negocio multimillonario
EFE
Con sus raíces en los antiguos grabados japoneses y éxitos como Dragon Ball o Pokémon, el arte narrativo nipón conocido como manga -o anime en su versión audiovisual- se ha convertido en un fenómeno cultural global, que trasciende fronteras y mueve millones.
A fin de explorar esta modalidad artística, que facturó unos 3.500 millones de euros (casi 4 millones de dólares) en 2016, el Museo Británico ha organizado la exposición «Manga», la mayor montada fuera de Japón, presentada este martes a la prensa y que abrirá al público entre el 23 de mayo y el 26 de agosto.
El director del museo londinense, Hartwig Fischer, confesó que espera «un enorme interés» por esta muestra, que ofrece una «nueva dimensión» sobre «la forma narrativa más popular del momento», que aborda «diferentes aspectos de la vida y temas relevantes de la sociedad actual».
Dividida en seis salas, la exhibición, que abarca más de 70 títulos y 50 artistas vivos, traza la historia de este estilo de cómic o novela gráfica, desde su inspiración en las estampas de los artistas nipones del siglo XIX Katsushika Hokusai y Kawanabe Kyosai hasta las películas o videojuegos que lo han popularizado a nivel mundial.
Con la apertura al comercio internacional en 1859, entraron en Japón publicaciones satíricas estadounidenses y europeas que, junto con los cómics y el cine americano introducidos durante la ocupación aliada tras la segunda Guerra Mundial, influyeron en la evolución del manga.
A finales de los años 50 del siglo pasado, proliferaron esas viñetas con sello nipón en revistas y publicaciones periódicas del archipiélago, que vivieron su época de oro en los 80 y 90, en plena bonanza económica del país, para posteriormente pasar al terreno del cine, las consolas y la mercadotecnia.
Con filmes como el galardonado «El viaje de Chihiro» (2001), el conocido Estudio Gibli ha creado el más famoso y querido anime que existe, que ha permitido acceder al manga a audiencias de todo el mundo.
A su vez, el videojuego de Pokémon, con sus monstruos de bolsillo, demuestra cómo personajes de consolas pueden generar otros productos como libros y cromos para cambiar y hasta una película, la reciente «Pokémon: detective Pikachu».
La muestra londinense incluye trabajos, consejos y técnicas de conocidos dibujantes como Tezuka Osamu, creador de Astro Boy y La princesa caballero, o Toriyama Akira, autor de Bola de dragón.
Están representados también Higashimura Akiko, que ideó La princesa medusa y es impulsora del género shojo o manga para chicas; Hagio Moto; Inoue Takehiko (Vagabundo y Real) y Oda Eiichiro, autor del récord mundial de ventas One piece.
Se incluye una novela gráfica de Hoshino Yukinobu ambientada en el museo londinense, La aventura del Profesor Munakata en el Museo Británico, y el valioso telón del teatro Shintomiza Kabuki, cuyas figuras pintadas a mano son precursoras del manga actual.
En medio de la muestra, el visitante puede sumergirse en una típica librería japonesa de manga, como las que se encuentran en el barrio Akihabara de Tokio, recreada para la ocasión, y experimentar el mundo del anime y los videojuegos.
En otro rincón interactivo, el público de todas las edades puede ponerse un disfraz de Pikachu y otros personajes y hacerse una foto para enviar a las redes sociales.
Otro aspecto del manga que va en ascenso, también recogido en la exposición, son las grandes convenciones de aficionados como Comiket y World Cosplay, donde los amantes de estos cómics compran revistas, conocen a autores consolidados y noveles, comparten experiencias y se disfrazan como sus creaciones preferidas.
Si este género nipón alienta a veces la excentricidad es porque desde siempre «se ha dirigido a las personas cuyas historias no se han contado», explica la comisaria, Nicole Coolidge, que subraya: «el manga siempre ha sido transgresor».