Los 60 años de Jodie Foster: fama a los 12 como prostituta y la salida del closet
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Cuando supo que le habían nominado como candidata al Oscar como mejor actriz de reparto por su papel de prostituta adolescente en Taxi Driver, Jodie Foster celebró como lo haría cualquier chica de 13 años, pegó uno o varios gritos, ensayó tres o cuatro saltos, sintió que tocaba el cielo con las manos. Su madre, Brandy, que además era su agente, parada en el medio de la habitación, le cortó el festejo en seco: -No creas que vas a seguir actuando cuando crezcas. Tu carrera se va a acabar cuando tengas 16 o 17 años, así que andá pensando qué vas a hacer después.
Corría 1976 y Alicia Christian Foster – su nombre, según los documentos – ya tenía una larga carrera como actriz, desde el momento en que, a los dos años, fue elegida para protagonizar un aviso televisivo de los bronceadores Coppertone. Siguió en la tele, con papeles en series como Bonanza o My sister Hank, y en el cine con películas como Tom Sawyer, donde encarnó a Becky Thatcher; la amigovia de Tom, Freaky Friday, donde tuvo su primer papel principal, o Alicia ya no vive aquí, donde la dirigió por primera vez Martín Socorsese.
A los 12 años había sido anfitriona de Saturday Night Live, uno de los programas más vistos de la televisión norteamericana. Pero su papel como Iris, la pequeña prostituta de la película dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert De Niro y Cybil Shepperd, para el que Jodie fue elegida cuando tenía 12 años significaba su gran salto en el mundo de Hollywood.
Brandy Foster temía que ese salto llevara a su hija a caer en un abismo y por eso, en pleno festejo, no dudó en tirarle un balde de agua fría. Tenía presente que el mundo del cine podía ser cruel con sus niños prodigio que, como Shirley Temple o tantos otros, después de la consagración infantil vieron como sus carreras entraban en un tobogán frustrante o, peor, desaparecían.
Por eso tampoco había descuidado la educación de Jodie, que cursaba los primeros años del secundario en el exclusivo Liceo Francés de Los Ángeles. Si el mundo del cine le cerraba las puertas a su hija, no quería dejarla sin herramientas para seguir adelante con su vida.
Jodie Foster nunca olvidó aquel episodio, ni tampoco la obsesión de su madre por protegerla de un eventual fracaso. Hace dos años, en una de las pocas entrevistas en las que habló – casi a desgano – de su vida personal, contó que dos décadas más tarde, cuando ya tenía más de treinta años y no quedaban dudas de que el mundo del cine no la dejaría de lado, su madre volvió sobre el asunto:
-Para cuando tengas cuarenta años tu carrera estará acabada. Andá pensando en qué vas a hacer…
Brandy volvió a equivocarse. A los 60 años – que cumple hoy – Jodie Foster es una de las actrices más consagradas de Hollywood, además de una directora exitosa. Su nombre también ha quedado escrito como el de una de las primeras mujeres en superar la barrera de los 20 millones de dólares por el papel en una película.
Madre protectora, padre ausente
Alicia Christian Foster nació el 19 de noviembre de 1962 en Los Ángeles, California. Fue la cuarta y última hija del matrimonio de Lucius Fisher Foster III y Evelyn Ella Almond, a quien todos conocían como Brandy.
Su padre provenía de una familia muy rica de Chicago, con una gran tradición norteamericana iniciada por uno de sus antepasados, John Alden, que llegó a lo que serían los Estados Unidos a bordo del Mayflower en 1620.
Lucius era teniente coronel de la Fuerza Aérea estadounidense, hombre de condecoraciones en pecho pero poco afecto a las responsabilidades familiares. Cuando Jodie nació ya no vivía en la casa. Se había divorciado de Brandy durante el embarazo para desaparecer de su vida y de la de sus hijas.
Ese abandono fue determinante para el futuro de Jodie, porque para sostener a sus hijos, Brandy tuvo que buscar un empleo más rentable y lo encontró en una productora de cine. Por los contactos de ese trabajo, empezó a llevar a Jodie, cuando apenas tenía dos años, a cuanta audición de actores infantiles había en Los Ángeles.
Iris, la de Taxi Driver
Cuando Jodie se presentó, acompañada por su madre, al casting de Taxi Driver, contaba con dos ventajas: una carrera televisiva y cinematográfica bastante extensa para sus 12 años y que el director Martin Scorsese ya la conocía, por haberla dirigido en Alicia ya no vive aquí.
Por eso, el director casi no tuvo dudas para elegirla pero para los productores esa elección se transformó en un infierno llamado Brandy. Es que cuando leyó el papel de prostituta casi niña de Jodie en el guión y supo en qué escenas debía actuar casi la retira de la película.
Para que se quedara debieron aceptar todas sus condiciones. Le permitieron que la acompañara durante todo el rodaje, y no solo Brandy estaba en el set: la acompañaban una trabajadora social y una psicóloga que apoyaba a la chica para que pudiera soportar la carga emocional de la película, donde no faltaban las escenas de violencia implícita y explícita.
Y Brandy puso otra condición: que la hermana mayor de Jodie, Connie, que tenía 19 años, actuara como doble de luces y de cuerpo en las escenas más controvertidas. Le dijeron también que sí.
Al final todo salió bien. Jodie atravesó la filmación sin mayores problemas y, después del estreno, se transformó casi en un ícono cinematográfico gracias a lo jugado de su papel y lo acertado de su actuación.
Como se sabe, la película fue un éxito rotundo de público y, además, ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes. El premio mayor para Jodie fue su nominación al Oscar como mejor actriz de reparto. No lo ganó, porque la estatuilla se la dieron a Beatrice Straight por Poder que mata, pero le valió la consagración.
Una carrera deslumbrante
1976 fue un año de mucho trabajo y grandes éxitos para la actriz de solo 13 años. Además de filmar Taxi Driver, actuó en Bugsy Malone – por la que ganó los premios BAFTA como mejor actriz de reparto y nueva promesa – y en Viernes Alocado.
De ahí en más su carrera no se detuvo. Entre sus protagónicos más famosos se cuentan el de La Sangre de los otros, de Claude Chabrol, Acusados, de Kaplan, por la que ganó su primer Oscar como actriz protagónica; Sombras y niebla de Woody Allen; Sommersby, de Amiel; Nell, de Apte; Contacto, de Robert Zemeckis; Anna y el rey, de Tennant; y La habitación del pánico, de David Fincher.
El segundo premio Oscar le llegó por El silencio de los inocentes, de Jonathan Demme, estrenada en 1991 y quizás la película por la que más se la reconoce. Su papel como la detective Clarice Starling, en una explosiva dupla actoral con el asesino en serie Hannibal Lecter, encarnado por Antohny Hopkins, ocupa un lugar notable en la historia del cine.
Después de ese éxito se le ofreció una suma sideral por retomar su papel de la detective Starling en la secuela Hannibal, pero al contrario que Anthony Hopkins, rechazó participar. Jodie foster nunca explicó las razones. Hay quienes sostienen que temía no igualar el nivel del primer filme; otros dicen que el argumento de la continuación le resultaba demasiado truculento.
El fantasma de Taxi Driver
Al rechazar la continuidad de su papel de El silencio de los inocentes en Hannibal, Jodie Foster tal vez haya pensado – aunque nunca lo confesara – que hay personajes cinematográficos que pueden tener secuelas en la vida real, como se sucedió a ella con su Iris de Taxi driver.
Fue cuando un admirador perturbado llamado John W. Hinckley empezó a enviarle notas amenazantes por las que tuvo que mudarse en varias ocasiones. El hombre no se conformó con eso: el 30 de marzo de 1981 intentó asesinar al presidente Ronald Reagan y cuando lo atraparon dijo que su único objetivo al perpetrar atentado era impresionarla.
Algunos periodistas creyeron ver un reconocimiento de su orientación sexual como lesbiana en diciembre de 2007, cuando al recibir un premio de la revista Hollywood Reporter en un desayuno en Los Ángeles, Foster agradeció su éxito a “mi hermosa Cydney que me acompaña en las buenas y en las malas”, en referencia a la productora Cydney Bernard, que ha sido considerada por muchos medios la pareja de Foster desde que se conocieron en 1992 durante el rodaje de Sommersby.
Foster y Bernard nunca fueron juntas a estrenos o ceremonias de premios, ni fueron vistas jamás en actitud afectuosa, aunque Bernard fue vista en público con los hijos de la actriz en varias ocasiones. Cinco meses después, en mayo de 2008, numerosos medios de información dieron la noticia de la “ruptura” de la presunta pareja.
Rompió el silencio recién en 2013, cuando al recibir el premio Cecil B. DeMille a la trayectoria en la gala de los Globos de Oro confesó: “Realmente salí del placard hace miles de años, en la edad de piedra”, pero “si has sido una figura pública desde que eras muy chica, valorás la privacidad por encima de todo”. Durante su intervención agradeció efusivamente a su expareja Cydney Bernard, las dos décadas que habían pasado juntas.
Celosa de su vida privada
Jodie Foster es madre de dos hijos, Charles, nacido en 1998, y Kit, en 2001, al que tuvo a los 38 años sin dar a conocer quién es el padre. “No hablaré acerca del padre, los métodos o cualquier cosa de ese tipo”, declaró cuando le preguntaron.
A diferencia de muchos de sus colegas, mantuvo siempre su vida privada separada de su trabajo y, sobre todo, de la mirada indiscreta de las revistas y los programas de espectáculos o de la farándula de Hollywood. Por eso, los rumores sobre sus elecciones amorosas o sexuales siempre se propagaron sin que los confirmara o los desmintieran.
Hoy está casada con la fotógrafa Alexandra Hedison, a quien conoció en un foro tecnológico en 2013. Contrajeron matrimonio en una ceremonia privada al año siguiente. El año pasado, cuando Jodie ganó el premio Globo de Oro a la mejor actriz por The Mauritanian en plena pandemia, sorprendió a todos cuando en la ceremonia virtual, apareció desde su casa junto a Hedison, las dos enfundadas en pijamas.
A los 60 años que cumple hoy, y contradiciendo una vez más a su madre, Jodie Foster no piensa detener su exitosa carrera en el cine. “Quiero continuar contando y protagonizando historias. Es lo que me hace volver siempre a la interpretación: crear algo nuevo que mueva a la gente y la transforme… como me sucedió a mí”, dice.
Con información de infobae.com
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