Colores brillantes hacen personas felices. De hecho, hay estudios que demuestran que en los países del trópico —donde los ecosistemas cuentan con una amplia variedad de colores intensos, propios del verano y la primavera— los indicadores sociales que miden el índice de felicidad son más altos.
Esta premisa ha alcanzado todos los ámbitos, desde la psicología hasta las artes culinarias. Después de todo, ¿a quién no le hace sonreír un delicioso platillo gourmet de variados y provocativos colores? Y eso sin mencionar los pasteles de cumpleaños de arcoíris, que son la adoración tanto de adultos como de niños.
Sin embargo, como ya has de saber, muchos de los snacks que ves a diario no son originalmente de colores tan bonitos e embelesadores como te los presentan. Allí es cuando entran en escena los colorantes artificiales.
En muchos países del mundo una gran cantidad de colorantes están prohibidos. Sin embargo, en Estados Unidos y gran parte de Latinoamérica las regulaciones en materia de colorantes artificiales son bastante pobres. En ese sentido, Lisa Y. Lefferts, veterana del Centro Científico de Intereses Públicos de los Estados Unidos de América, recomienda huir de cinco en específico.
5 colorantes peligrosos para la salud
1. Rojo número 40
Este es uno de los colorantes más utilizados en los alimentos, ¿o es que no recuerdas todas esas gomitas rojas y chicle de cereza que comiste durante tu infancia?
Siendo uno de los más utilizados en el mercado para teñir alimentos, el rojo número 40 es uno de los colorantes comestibles más peligrosos debido a sus conocidas propiedades cancerígenas. Pero no pienses que estarás a salvo de él evitando golosinas y gaseosas, pues se encuentra incluso en tu botiquín de medicinas: muchos medicamentos líquidos para niños lo contienen, a pesar de que es una sustancia que abiertamente fue declarada dañina para el ADN. También se encuentra en panes, toda clase de dulces y bebidas.
El consumo admisible diario de este colorante es de apenas 7 mg por cada kg de peso corporal.
2. Azul número 1
A todo el mundo le encanta un par de vaqueros nuevos. Sin embargo, ¿alguna vez te has fijado en ese tono azulado que adquieren tus piernas los primeros días en que los usas? Aquellas manchas son los restos del azul número 1 filtrándose a través del mayor y más absorbente órgano del cuerpo humano: la piel.
“A diferencia de otros colorantes comunes, éste sobrepasa la barrera de la sangre y puede alcanzar el cerebro”, aseguró Lefferts en varios seminarios acerca del tema. También conocido como “azul brillante”¸ el azul número 1 interrumpe el correcto funcionamiento de las células nerviosas y contribuye a la aparición de cáncer, daño cromosómico y reacciones alérgicas severas.
Cientos de marcas de dulces, postres y productos de higiene dental lo contienen, incluso aquellos que no son de color azul. La ingesta diaria admisible es de unos escasos 12 mg por cada kg de peso corporal diariamente, aunque mientras menos se consuma, mejor.
3. Amarillo número 5
Te gustan los Cheetos, ¿no es así? ¿sabes cuál es el ingrediente principal de estas golosinas? Correcto: el amarillo número 5. De hecho, es este colorante uno de los principales protagonistas de las más populares frituras saladas.
Lo que mucha gente no suele saber es el daño que éste ocasiona: desde disminuir la producción de esperma hasta severas alergias, el amarillo número 6 actúa rápida y nocivamente en nuestro organismo. Este tinte roba gran parte del zinc que nuestro cuerpo absorbe, contribuyendo a un presunto impacto en el comportamiento de los niños. Las consecuencias más comunes incluyen problemas con la concentración y el aumento del comportamiento compulsivo, síntomas similares al TDAH.
No sólo se encuentra en productos amarillos, pues en la industria manufacturera suelen mezclarlo con el azul número 1 para producir el color verde. Su uso no se restringe a alimentos; hay muchos medicamentos, vitaminas y antiácidos que lo contienen.
La ingesta admisible diaria del colorante amarillo 5 no debería superar los 5 mg por cada kg de peso corporal, aunque muchos productos populares en el mercado sobrepasan por mucho esta cantidad.
4. Amarillo número 6
Ya que hablamos de amarillos, aquí va otro peligroso para agregar a la lista: el amarillo número 6. Este colorante artificial es detonante de muchas alergias y la causa común de muchos ataques agudos de asma. Además, se sospecha que provoca daños testiculares y tumores suprarrenales.
Como su colega, el amarillo número 6 puede ocasionar hiperactividad y problemas de inquietud. De hecho, está científicamente comprobado que los niños con síndrome TDAH presentan una notable mejoría en sus síntomas cuando se les restringe este colorante de sus dietas.
Tomando en cuenta lo poderoso de su efecto, muchas marcas en todo el mundo han ido retirando o reduciendo las porciones de este colorante de sus productos en busca de una versión más orgánica de los alimentos. El daño que produce este colorante es tan severo que la ingesta diaria admisible es de tan sólo 3,75 mg por cada kilogramo de peso corporal.
5. Colorante de caramelo
Ciertamente los caramelos son deliciosos, pero los efectos de este colorante están muy lejos de ser agradables. Figura como ingrediente en mucho más que sólo dulces: en la actualidad, los niveles más altos los encontramos en gaseosas y otras bebidas de cola, según Lefferts. También lo puedes encontrar en la salsa de soja, la cerveza malta y diversas carnes pre-cocinadas.
Si bien este colorante no por sí solo tan dañino como los otros, al combinarlo con amoniaco puede desarrollar propiedades cancerígenas. La ingesta diaria de éste no debe superar los 200 mg por kilogramo de peso corporal.
¿Cómo protegernos de los colorantes?
Como una guía de seguridad para los consumidores, la FDA ha publicado una lista —ocasionalmente actualizada— de todos los colorantes, tanto artificiales como naturales, utilizados en productos alimenticios del mercado de Estados Unidos. Tras diversos estudios se confirmó que, tan sólo en productos de consumo diario, un niño promedio ingiere alrededor de 60 mg por cada kilogramo de peso corporal de colorantes. Aunque esto pueda parecer poco, el comportamiento repetitivo podría llegar a causar serios daños para la salud.
Por esa causa, el CSPI (Center for Science in the Public Interest) ha recibido más de 2.000 casos de reacciones de todo tipo frente alimentos comercializados en el mercado regularmente. Frente a este panorama, la Dra. Lefferts considera que se podrían prevenir muchas de estas situaciones si las empresas se comprometieran al uso honesto y responsable de sus etiquetas, en las cuales advirtieran al consumidor de los peligros de ingerir sus productos. Además, considera necesaria la limitación o prohibición de los tipos más nocivos de colorantes.
Sin embargo, mientras esperamos las resoluciones legales con respecto a ese tema, antes de consumir un producto inorgánico consulta las etiquetas y asegúrate de saber lo que llevas a tu boca. Cuida de tu cuerpo y él seguramente te lo agradecerá.
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