Lopez Obrador no quiere dejar de abrazar a pesar del coronavirus - 800Noticias
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EFE

Si algo caracteriza a Andrés Manuel López Obrador, quien presume de haber recorrido todos los municipios de México, es su cercanía con la gente. Y de momento, por mucha crisis mundial que haya desatado el coronavirus, no parece dispuesto a renunciar a esta cualidad que lo llevó a la presidencia.

«Tengo mucha fe de que vamos a sacar a nuestro querido México adelante. No nos van a hacer nada los infortunios y las pandemias», sostuvo este domingo el presidente mexicano en uno de sus mítines con aires de sermón eclesiástico celebrado en Marquelia, sureño estado de Guerrero.

Como cada fin de semana, López Obrador, que al asumir el poder en 2018 renunció a sus escoltas, emprendió una gira por varios municipios rurales y empobrecidos donde disfrutó de un baño de masas por parte de ciudadanos que le pedían favores, fotos o abrazos.

«A la salida del hotel de Ometepec, saludé y atendí peticiones de la gente», presumió López Obrador este sábado al publicar en Twitter un video en el que aparece rodeado y aclamado por decenas de personas en plena crisis por la pandemia del coronavirus de Wuhan.

CRÍTICAS CONTRA EL PRESIDENTE

Las redes sociales no tardaron en arder al constatar que en un momento de la grabación el presidente recibe en brazos a una niña de parte de sus familiares y le besuquea varias veces las mejillas.

Miles de usuarios arremetieron contra el presidente, conocido por el acrónimo AMLO, por no extremar precauciones ante la pandemia – México ha reportado 41 casos de COVID-19 – y también por sus forma de tratar a la niña. De hecho, la etiqueta #AMLOPedófilo se convirtió en tendencia en México.

Muchos quedaron sorprendidos de que mientras la Secretaría de Salud pide no saludar de beso y de abrazo para evitar propagar el virus, el mismísimo mandatario reparta muestras de cariño a diestro y siniestro.

De hecho, el Gobierno mexicano anunció ayer el cierre de las escuelas y presentó un plan que prevé la suspensión temporal de actividades no esenciales en los sectores público y privado, la reprogramación de eventos masivos y la protección de los adultos mayores.

Incluso el secretario de Turismo, Miguel Torruco, que el jueves tuvo que anunciar la cancelación de la feria turística de Mérida, mostró su disconformidad con la actitud de López Obrador en un tuit que acabó borrando.

«En lo que no estoy de acuerdo ahora que se agrava el asunto sanitario a nivel mundial es que el Presidente AMLO se exponga públicamente ante la multitud que lo quiere, respeta y admira. Ahora esta pandemia se ha convertido en un asunto de seguridad nacional», expresó.

Poco dado a la autocrítica, López Obrador lanzó un dardo en un mensaje en Twitter en el que recomendaba leer «El amor en los tiempos del cólera», de Gabriel García Márquez, porque es un «bálsamo para serenarnos».

DE LOS ABRAZOS FÍSICOS A LOS MENTALES

Durante las últimas semanas, conforme se agravaba la epidemia y llegaban los primeros casos a México, aumentaba la expectativa por ver cómo reaccionaría López Obrador, cuyo lema de campaña fue «Abrazos, no balazos».

En su conferencia de prensa matutina del 4 de marzo, desdeñó las recomendaciones que había en otros países de limitar los contactos físicos para frenar los contagios. «Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar… Hay que abrazarse, no pasa nada», expresó desde el atril de Palacio Nacional.

Estas palabras, que en su momento no tuvieron gran repercusión, se hicieron virales la semana pasada, cuando ya había casos de COVID-19 registrados en México.

El presidente mexicano, que denunció una campaña de desinformación en su contra por la difusión tardía de ese comentario, actualizó entonces su recomendación e invitó a los mexicanos a darse la mano con la mente, como ya ocurre durante las misas católicas.

«Perdonemos, no odiemos, amémonos, llevemos a la práctica el amor al prójimo. ¿Para qué abrazarnos si puede haber algún problema? Con la mente, eso es más importante, internalizar ese pensamiento de amor y de fraternidad», expresó en su conferencia matutina del pasado viernes.

Pero poco duraron los abrazos mentales de López Obrador. Esa misma tarde acudió a la convención anual de la banca mexicana en Acapulco, donde no solo dio la mano a decenas de banqueros sino que también quitó importancia a las consecuencias del coronavirus mientras el peso mexicano se desplomaba hasta su mínimo histórico.

«Hay condiciones inmejorables para crecer a pesar de las circunstancias. No puedo hablar de qué circunstancias porque nosotros hemos decidido que en el tema del coronavirus hablen los médicos y los científicos, no los políticos», expresó poco preocupado.

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