Lo que se sabe sobre la viruela del mono en niños y adolescentes
agencias
Los casos de viruela del mono en niños fuera de África son por ahora pocos (en España hay al menos un bebé de 10 meses contagiado) y la mayoría leves, pero se trata de una población que, junto a embarazadas e inmunodeprimidos, presentan mayores riesgos. ¿Cómo han de manejarse las infecciones en los más pequeños?.
El Ministerio de Sanidad acaba de publicar una guía de «Manejo de la Viruela del Mono en niños» en la que han participado el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) y varias asociaciones y sociedades de Pediatría (AEP y Seip); de Dermatología (AEDV); de Enfermedades Infecciosas; de Ginecología y Obstetricia (Sego); de Atención Primaria (SEMFYC, SEMG y Semergen); de Medicina Preventiva (SEMPSPGS); de Urgencias (Semes) y de Oftalmología (SEO).
Tal y como señalan los expertos, que también han elaborado otras guías dedicadas a pacientes ambulatorios y hospitalizados, en el actual brote desarrollado en Europa se han descrito pocos casos en Francia, Holanda -el único que se ha dado fuera de contacto intrafamiliar-, Reino Unido y España.
Los cuadros clínicos han sido leves en todos ellos (salvo uno en un neonato) y el exantema ha sido el síntoma más importante, pero en este grupo de población, añaden, se ha descrito un mayor riesgo de hospitalización y de ingreso en UCI.
Así, los niños presentan un mayor número de lesiones (> 100), lo cual confiere mayor gravedad, y sobre todo mayor riesgo de sobreinfecciones bacterianas que «pueden complicar el caso».
¿Viruela del mono o varicela?
La guía señala que en niños menores el contacto epidemiológico debe ayudar al diagnóstico -generalmente son contactos intrafamiliares- pero en los más mayores hay que «valorar la posibilidad de contacto sexual (e incluso de abuso sexual)». Por eso, hay que preguntarles si son sexualmente activos y, si presentan clínica sospechosa de otra infección de transmisión sexual (ITS), se debe considerar la presencia o co-infección de ITS.
En la edad pediátrica, el monkeypox debe diferenciarse de la varicela, del herpes zóster, de la infección por enterovirus y de molluscum contagiosum -causada por un poxvirus y que consiste en unas pequeñas verrugas en forma de cúpula que afectan a entre un 40 y 50% de los niños en algún momento de su vida-.
Viruela del mono.
Según el documento, aunque no en la totalidad de los casos, las lesiones de la viruela símica se encuentran en el mismo estadio de maduración, mientras que la varicela las tiene en diferentes estadios.
Además, la varicela es centrípeta, empieza en el tronco y se distribuye periféricamente, mientras que las lesiones del monkeypox se inician en las extremidades (cara y miembros, afectando palmas y plantas) y se diseminan centralmente, si bien en este brote se han observado lesiones atípicas más localizadas en el área genital.
Mientras, el rash (erupción citánea) asociada a enterovirus, en especial la enfermedad de mano, boca y pie es también de localización periférica.
¿Se puede vacunar a un niño?
Por ahora, el plan de vacunación contra la viruela del mono contempla la profilaxis preexposición en personas con prácticas de alto riesgo y la posexposición de contactos estrechos, sobre todo aquellos con alto riesgo de enfermedad grave como son niños, embarazadas e inmunodeprimidos, además de personal sanitario y de laboratorio que hayan tenido alguna incidencia en el uso de su EPI.
La vacuna Imvanex, la que actualmente se está administrando, «no está contraindicada en niños ni en inmunodeprimidos».
Al existir un número muy limitado de dosis (hasta hoy solo han llegado 5.000 a España, que espera otras 7.000), se reservarán para profilaxis postexposición de un caso confirmado en los primeros 4 días del contacto en pacientes de alto riesgo.
Si llegan a existir dosis suficientes, «se puede contemplar administrar a todos los contactos estrechos», pero en cualquier caso, ante la situación cambiante, «se seguirán las indicaciones propuestas por el Ministerio de Sanidad, en todo momento».
Recién nacidos de madres infectadas
Los bebés recién nacidos cuya madre tenga infección activa o en periodo de incubación durante el momento del parto deberá ser estudiado al nacimiento y seguido durante los primeros 21 días de vida para evaluar el potencial riesgo de transmisión perinatal. De producirse, se le hará un seguimiento a largo plazo para descartar el desarrollo de secuelas.
Mientras la madre está en periodo de transmisibilidad, el bebé, que pasará a considerarse contacto estrecho -y como tal no deberá hacer cuarentena-, tendrá que ser separado de ella.
Actualmente se desconoce si el virus puede transmitirse por lactancia materna, por lo que, «y hasta nuevas recomendaciones, parece razonable» contraindicarla si la madre está infectada o en periodo de incubación.
Viruela del mono.
La mujer podrá extraerse leche y desecharla hasta que se considere no contagiosa o haya finalizado su aislamiento, momento en el que podrá reanudarla con pecho directo.
No obstante, «se valorará» administrarla ante una PCR negativa en leche materna. Si el recién nacido se infecta se podrá reanudar la lactancia con pecho directo.
Si la infección aparece en cualquier trimestre de la gestación y ha acabado el periodo de transmisibilidad en el momento del parto, el recién nacido puede permanecer con la madre y no requiere aislamiento al no considerarse contacto estrecho, a menos que desarrolle síntomas, en cuyo caso pasará a ser caso en investigación y requerirá estudio y aislamiento junto con su madre.
Cómo tratar un contagio en casa
Por lo demás, las recomendaciones para esta población son las mismas que para el resto y que contiene «Protocolo para la Detección Precoz y Manejo de Casos ante la Alerta de Viruela de los Monos (Monkeypox)» que la ponencia de alertas actualizó el pasado viernes.
Así, los expertos aconsejan aislarse en el domicilio hasta que se haya resuelto toda la sintomatología, todas las lesiones cutáneas hayan desparecido y las costras se hayan caído por completo y solo abandonarlo para recibir atención médica. En casa además deberá separarse de los convivientes permaneciendo solo en una habitación y limitando las visitas.
También evitar el contacto físico y, en edades con actividad sexual, las relaciones sexuales hasta que las lesiones hayan desaparecido; se recomienda el uso de preservativo en las primeras 12 semanas tras finalizar el aislamiento, así como usar mascarilla quirúrgica bien ajustada siempre que haya otra persona presente.
No compartir menaje ni objetos, lavarse las manos continuamente, evitar contacto con animales y barrer, pasar la aspiradora o quitar el polvo en seco -han de usarse métodos de limpieza en húmedo (con un preparado de lejía)-, y abrir puertas y ventanas al desinfectar.
Por 20minutos