Lo que odian los perros de los humanos - 800Noticias
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Ninguna relación es perfecta y, la que tenemos con nuestro perro no es una excepción. Al igual que nos ocurre con algunas personas, nuestros compañeros de cuatro patas detestan algunas de las cosas que les hacemos, lo que puede llevar a que nuestro vínculo con ellos se deteriore.

Es por este motivo que es de vital importancia saber comunicarnos adecuadamente con ellos, especialmente aprender a leer su lenguaje, conocer sus señales de calma, ya que serán la clave para saber si algo que les estamos haciendo les está gustando o no.

Por ejemplo, ¿cómo se siente nuestro perro ante abrazos o besos? ¿Y ante ruidos u olores fuertes? ¿Y qué hay de las regañinas? Repasamos las diez cosas que nuestros perros odian de los humanos.

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Olores y ruidos fuertes. Nuestros perros tienen un olfato y oído mucho más desarrollado que el nuestro, por lo que si los exponemos a ruidos y olores fuertes, es muy probable que no se sientan a gusto o cómodos. Las motos, los petardos, el secador de pelo, son algunos de los ruidos que odian; al igual que algunos productos de higiene personal o de limpieza del hogar, como los perfumes o algunos ambientadores.

No utilizar el lenguaje corporal. Ya hemos comentado que nuestros perros se comunican a través de señales de calma, que no dejan de ser una amplia gama de gestos que realizan nuestros perros para expresar emociones (de la misma manera que nosotros sonreímos o fruncimos el ceño). Si tendemos a hablarles a nuestros perros, pedirles hacer algo como darnos la patita, por ejemplo, pero no acostumbramos a utilizar gestos, será mucho más difícil para ellos el entendernos y, de hablarles demasiado, podrán incluso frustrarse al no saber qué les estamos pidiendo.

Las broncas inesperadas. De la misma forma que no entienden lo que les decimos al hablarles, nuestros perros tampoco van a comprender lo que les digamos estando enfadados (si han hecho algo que no nos gusta), por lo que no servirá de nada gritarles, un error muy común entre tutores. Debemos evitar regañarles al descubrir que han hecho algo que no queremos (como destrozar un cojín) e intentar cambiar esa conducta a través del refuerzo positivo.

La falta de rutinas. A nuestros canes les gustan las rutinas: comer y pasear a las mismas horas del día, estar rodeados de las mismas personas… Estos aspectos les provocan seguridad y tranquilidad, por lo que, si llevamos un ritmo de vida muy desestructurado, podría afectar a su bienestar y desembocar en comportamientos indeseados. Por ello, es aconsejable siempre intentar mantener las rutinas con nuestros peludos, aunque eso suponga volver más pronto de una cena con los amigos.

Las miradas fijas. A los perros, en general, no les gusta que les miremos fijamente y, lo normal, es que aparten la mirada o que te lleguen a gruñir. Esto es porque en el lenguaje canino mirar fijamente a otro perro es como si se retasen y puede desencadenar comportamientos agresivos.

Cariño en exceso. Hay que demostrarles a nuestros perros que los queremos, pero… ¿son los abrazos, achuchones y besos la mejor forma de hacerlo? Esto que a nosotros nos parece tan normal para mostrar aprecio, a nuestros perros les puede confundir y probablemente no lleguen a entender qué significa. De hecho, si estamos constantemente dándoles besos y abrazos, es posible que se incomoden, por lo que si tenemos que darles amor, hagámoslo de forma moderada.

Los paseos con prisas. Un perro necesita salir a pasear y no solo por la necesidad que tiene de hacer sus necesidades, sino porque también tiene que estimularse a nivel mental, para lo que necesitará olfatear, socializar con otros perros, etc. Por eso, debemos intentar ofrecerle paseos de calidad, disfrutando de su compañía y pensando en sus necesidades.

La ropa innecesaria. Aunque nuestros perros no serán muy aficionados a los abrigos o chubasqueros, en aquellos casos necesarios (razas de pelo cortito o canes ancianos o enfermos) podemos vestirles con algunas prendas. No obstante, si lo que queremos es tan solo que nuestro compañero luzca divino, será mejor evitar vestirle, ya que puede resultarles incómodo e incluso afectarles emocionalmente (por ejemplo, llamando la atención de otras personas por la calle, en el caso de perros introvertidos).

El exceso de baños. La higiene de nuestro perro es un factor importante de su bienestar, no obstante, hacerlo de forma diaria o excesiva puede no ser tan beneficioso para ellos. De manera natural, nuestros perros se mantienen limpios y, de rebozarse en un charco de barro, siempre podemos darles un baño o llevarles a una peluquería canina. Sin embargo, no disfrutarán de baños diarios y un aseo excesivo.

No pasar tiempo juntos. Nuestros perros, aunque muchos pueden tener un carácter independiente, en general van a disfrutar de nuestra compañía y querrán pasar tiempo con nosotros. Por este motivo, si somos la clase de persona que nunca estamos en casa y que no tenemos tiempo para dedicarle a un animal, es mejor que optemos por no tenerlo, ya que van a sentirse muy solos y van a desarrollar conductas negativas que afectarán a la convivencia y a su bienestar.

 

Por 20minutos

 

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