Las torturas luego del #11Sep, el secreto oculto de EEUU
EFE
20 años después de los ataques del 11 septiembre, las torturas de la CIA siguen registradas como el alto secreto en Estados Unidos, la cárcel de Guantánamo permanece abierta y algunos de sus antiguos presos han vuelto al poder en Afganistán con el regreso de los talibanes.
A falta de un relato oficial sobre uno de los episodios más oscuros de la historia de Estados Unidos, EFE conversó con algunos de sus protagonistas: una senadora que arriesgó su carrera para investigar a la CIA, un exagente del FBI que se opuso a las torturas y una abogada que defendió presos en Guantánamo.
La senadora demócrata Diane Feinstein fue la principal impulsora de un informe de 6.700 páginas que hasta la fecha supone la mejor fuente de información sobre las cárceles clandestinas de la CIA y los abusos que se cometieron contra supuestos miembros de Al Qaeda bajo el gobierno de George W. Bush (2001-2009).
«El programa de torturas de la CIA fue un error terrible. No solo contradecía nuestros valores, sino que no sirvió para lograr información valiosa de inteligencia», expresó Feinstein a EFE.
Secretos escondidos en cajas fuertes
La senadora logró que en 2014 se hiciera público un resumen de 525 páginas, pero la versión íntegra permanece clasificada.
El informe fue grabado en unos discos, que a continuación fueron metidos en sobres con la frase alto secreto y guardados en cajas fuertes de la CIA, el Pentágono y los Departamentos de Estado y de Justicia, donde siguen hasta ahora a la espera de que un presidente los desclasifique.
Nada más llegar a la Casa Blanca, Barack Obama (2009-2017) prohibió el programa de torturas, pero rechazó hacer público el informe por miedo a que avivara la ira contra Estados Unidos en muchas partes del mundo.
Pese a los riesgos, Feinstein cree que Estados Unidos debe hacer examen de conciencia para evitar que las torturas se repitan: «Sigo creyendo que el informe completo de 6.700 páginas debería ser desclasificado y creo que un día lo será. Es una lección crítica que nunca debemos olvidar».
El presidente Joe Biden se ha comprometido a desclasificar documentos relacionados con el 11-S siempre que no pongan en peligro la seguridad del país.
Una brutalidad inútil
El resumen del reporte que se hizo público en 2014 ya reveló que las técnicas de la CIA fueron más brutales de lo que creían los responsables políticos e incluían ahogamientos simulados conocidos como waterboarding, baños en agua congelada, privación del sueño y alimentación e hidratación rectal.
El exagente del FBI Ali Soufan fue testigo de algunos de estos abusos y aseguró en declaraciones a EFE que la fuerza y la violencia de la CIA no sirvió para nada.
«No es solo que la tortura no funcionara, la tortura también tuvo un coste. Dañó la reputación y el prestigio moral de Estados Unidos también costo vidas», aseveró Soufan.
La herencia de Guantánamo
Hamdan fue sentenciado a cinco años y medio de cárcel por unas polémicas comisiones que funcionaban al margen de la justicia civil y militar; y una de las abogadas encargadas de defenderle fue Andrea Prasow, actual subdirectora en Washington de Human Rights Watch (HRW).
Prawson también representó a 10 saudíes en Guantánamo y lo que más recuerda de ese tiempo es la frustración ante las dificultades para obtener justicia.
«Te sientes absolutamente impotente como abogado cuando representas a quienes están detenidos en Guantánamo. Otra gente controla sus condiciones de vida, otra gente controla su detención y las cosas que puedes hacer como abogado son muy pocas comparadas con las necesidades diarias que tienen», explicó Prawson a EFE.