Las Ray-Ban Meta los lentes inteligentes que sorprenden a expertos
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Uno de los laboratorios que tiene Meta dedicados a la Inteligencia Artificial se encuentra en París, y allí ha podido estar Xataka para unas sesiones con algunos de sus líderes a nivel mundial. Además de poder charlar con ellos sobre sus desarrollos y estrategias para la IA, también hemos podido echarles la zarpa a sus gafas inteligentes, las Ray-Ban Meta anunciadas en septiembre de 2023.
En su versión original, las Ray-Ban Stories, estas gafas eran una cámara desde el punto de vista de nuestra mirada, unos auriculares y poco más.
Ahora han mejorado y son algo más.
Un diseño que es un «sí»
Las gafas inteligentes son una de mis categorías de producto favoritas como concepto, pero nunca he visto unas que realmente me llamen la atención. No emito directos porque por no tener no tengo ni cuenta de Instagram, así que lo que ofrecen la mayoría hasta ahora simplemente me resulta ajeno y sus diseños suelen ser disuasorios.
Me ocurre como con la serie ‘Friends‘: he intentado verla cuatro veces, pero nunca conseguí engancharme así que acabé desistiendo. Me gusta como concepto, pero no ha habido forma de hacerme a ella. Algo así pasa con las gafas inteligentes: molan, pero ninguna hasta ahora me ha hecho decir «esto sí que sí».
Hasta que he probado estas Ray-Ban Meta.
En primer lugar, porque perfeccionan lo que ya ofrecían sus antecesoras: son muy discretas y si alguien se da cuenta de que no son unas gafas tradicionales será porque se ha fijado y ha mirado de cerca. Concretamente, al botón que sobresale levemente de la patilla o a las cámaras de los bordes.
Esa discreción es fundamental para usarlas sin resultar hostil. ¿Recuerdan el aspecto de las Google Glass? Por si no las vieron físicamente, yo sí vi venir a un desconocido con ellas puestas que al llegar a mi altura dijo «Ok Google, take a picture«. Inquietante en el mal sentido.
Las Ray-Ban Meta vuelven a carecer de este pecado y su presencia no puede ser hostil porque tienen un diseño familiar y la tecnología es bastante invisible. Son un poco más gruesas que las normales… pero muy poco. De verdad que cuesta darse cuenta de que no son unas gafas al uso.
Sonido y cámaras mucho mejores de lo esperado
Luego está el sonido. Las Ray-Ban Meta funcionan en la práctica como unos auriculares de conducción ósea —aunque técnicamente no lo son—, enviándonos el sonido de una forma bastante discreta dejando libres nuestras orejas. Por cierto, podemos ajustar el volumen deslizando el dedo por la patilla derecha, así como dar toques para parar o continuar la reproducción.
¿Y lo que escuchen los demás? A partir de cierto volumen, nuestro acompañante escuchará un cierto sonido que sale de las gafas, pero ni lo escuchará con mucha claridad ni a un nivel molesto.
Es bastante similar a lo que ocurre si usamos unos auriculares y los ponemos a un volumen alto: dejarán escapar algunos decibelios que indicarán a quien tengamos cerca que estamos escuchando algo.
Se comportan bastante bien, el sonido de la voz es claro y el de la música no está nada mal. No enamorará a nadie, pero un sistema de sonido tan pequeño y con este formato no está hecho para enamorar, sino para cumplir, y cumple de sobra.
Y pasamos a las grandes protagonistas de este producto: las cámaras. Hacen fotos de 12 megapíxeles y graban vídeo 1080p a 30 fps. Hicimos tanto fotos como vídeos con ellas, pero el staff que nos hacía las demos no tenía autorización para compartir esos archivos, por lo que no pudimos revisarlos en una pantalla grande ni incluirlos en este artículo.
Solo queda entonces la valoración subjetiva, y he de admitir que el resultado es bastante mejor de lo que esperaba. En las fotos, y sobre todo en los vídeos, con un nivel sorprendente tanto de nitidez (las probamos en condiciones de buena luz) como de estabilización, con un remate adicional: un sonido mucho mejor del que marcaban mis expectativas. Luego entendí por qué: tienen un sistema de cinco micrófonos, por tres de la versión anterior.
La calidad de estas fotos y vídeos difícilmente podrá equipararse a la de los smartphones de gama alta modernos, pero el resultado no es un simple «cumple», sino algo bastante más allá de eso. Y por supuesto, con la ventaja que dan tres cosas:
- Poder empezar a grabar en cualquier momento si las llevamos puestas, ya sea pulsando su botón o mediante el comando de voz (luego iré con eso)
- Poder grabar sin tener que estar sosteniendo el teléfono, con las manos libres
- Poder tener un vídeo que refleja por completo nuestro punto de vista en todo momento
Sobre la privacidad y la preocupación a ser fotografiados o grabados sin enterarnos por parte de quien lleve unas: hay un LED blanco a modo de pequeño flash que parpadea cuando disparamos. Es bastante tenue, no llama mucho la atención y a cierta distancia no se verá si no nos fijamos en él. Por otro lado, las gafas emiten un sonido como el de la pulsación de un obturador.
En la bisagra izquierda, en el lado interior de la patilla, tienen un interruptor para apagarlas y encenderlas. De esa forma podremos preservar su batería para cuando realmente queramos usar su parte conectada. Y cuando las apaguemos, simplemente tendremos unas gafas completamente normales, analógicas.
Un asistente cercenado
Y por último… el asistente. La gran apuesta de la empresa: Meta IA incorporado como un asistente de voz a quien hacer ciertas peticiones para obtener la respuesta en nuestros oídos.
Pude probar (vía ‘Hey, Meta!’) a pedirle algunas cosas, como hacer una foto, grabar un vídeo o saber qué tiempo hace en mi ciudad, Torrent (soleado, diecisiete grados). No hace muchísimo más, de momento. Es más parecido a Siri que a ChatGPT, claro que para Meta tiene mucho valor colocar un dispositivo que ejecuta su asistente de forma nativa, sin tener que pedir al usuario que abra una app concreta antes de recurrir a él.
También hay que decir sobre la profundidad del asistente que aquí influye que esta prueba la hicimos en París. Es decir: fuera de Estados Unidos. Allí, Meta AI en estas gafas sí es bastante más capaz, pero de momento a este lado del Atlántico funciona de una forma más moderada.