Las protestas vuelven a la Plaza Italia de Chile
EFE
Cientos de manifestantes volvieron a ocupar el viernes la emblemática Plaza Italia, en el centro de Santiago de Chile, enarbolando consignas antifascistas en contra de los hechos de violencia protagonizados por fanáticos de ultraderecha durante los últimos días.
Pese al intento de la Policía por disuadir a los manifestantes con carros lanza agua y tanquetas lanza gases, el grupo logró cortar el tránsito en la principal arteria vehicular de la capital y ocupar el espacio rebautizado como «Plaza Dignidad» durante el estallido social iniciado en octubre 2019.
Con banderas y cánticos antifascistas, los asistentes denunciaron los hechos ocurridos la tarde del miércoles, cuando un integrante del grupo de ultraderecha «La Vanguardia» disparó balines de goma en contra de un grupos que se manifestaba a favor de la liberación de detenidos durante las protestas.
El sujeto, identificado como Roberto Belmar y que estaba acompañado por personas que portaban gas pimienta, fue detenido por efectivos de la Policía uniformada.
Formalizado en el día de ayer por amenazas y desórdenes públicos, instancia en la que quedó con medidas cautelares, Belmar fue abordado por un grupo de personas a la salida de Tribunales y fue golpeado con puños y pies hasta quedar en el suelo.
Además, Belmar ha reconocido públicamente su cercanía con Carlos Méndez, ciudadano mexicano investigado por el femicidio de una estudiante chilena en diciembre de 2020 y que ingresó al país con pasaporte falso, prófugo del mismo delito en su país natal.
Tras semanas sin protestas, las escaramuzas en Plaza Italia se prolongaron cerca de una hora y manifestantes lanzaron objetos contundentes a la Policía para ocupar el centro de la plaza.
Durante varias semanas, las protestas desplazaron su foco hacia zonas aledañas al Palacio de La Moneda, sede de Gobierno, exigiendo la renuncia del presidente Sebastián Piñera y la liberación de los detenidos durante las multitudinarias concentraciones.
El pasado 25 de octubre Chile celebró un plebiscito histórico donde casi un 80 % de la población aprobó cambiar la Constitución vigente, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La medida, acordada políticamente por los partidos en noviembre de 2019, tenía por fin descomprimir las movilizaciones callejeras, sin embargo, todos los viernes cientos de personas se reúnen en el centro para golpear cacerolas o gritar consignas contra el Gobierno, la desigualdad y por la liberación de los detenidos.