Las miles de polillas que invaden Santiago de Chile no son una plaga
EFE
Las miles de polillas inofensivas que han invadido los hogares de Santiago de Chile a causa del invierno no son una plaga, como sugieren centenares de reportes de ciudadanos en las redes sociales: Ni son dañinas para las plantas ni transmiten enfermedades.
Usuarios han publicado fotografías en Twitter en las se aprecia a los animales de color marrón y manchas negras y blancas en jardines o en el interior de las viviendas, junto a mensajes que plantean la incógnita de una posible invasión de esas mariposas nocturnas.
Algunos mensajes aseguran que «en todo Chile central hay una plaga de polillas».
El tema llegó a ser tendencia en esa plataforma a principios de noviembre, cuando muchos de los internautas advirtieron entonces del gran tamaño de los ejemplares hallados, en comparación con los que se encuentran habitualmente en la zona.
«Gigante (aprox. 5 cm) y hermosa polilla encontré en mi baño hace un par de días», tuiteó uno de los testigos junto a una instantánea de una de las polillas que llegó hasta su casa.
UNA «PESADILLA VOLADORA» INOFENSIVA
En realidad, la inocuidad de estos insectos y su efecto incluso beneficioso para las cadenas tróficas y la polinización de numerosas especies de plantas autóctonas ha llevado a que los expertos no los encuadren dentro de la definición de plaga animal, pese al revuelo que han generado.
Salvador Martínez, un joven vecino del barrio capitalino de Providencia, relató a Efe que en la última semana su casa se ha convertido en un «mar de polillas».
«Para mí son una pesadilla voladora, están por todas partes. Esta mañana antes de salir de casa me encontré trece y tuve que pararme a sacarlas fuera para no encontrarme más en la tarde», aquejó.
Como él, cientos de vecinos de decenas de barrios de Santiago anunciaron haber padecido esta invasión.
La mayor preocupación de quienes se refirieron al tema es la posibilidad de que estos animales se coman la ropa o se metan en los recipientes de comida haciendo que se malogren los alimentos.
Sin embargo, el entomólogo Tomislav Curkovic, profesor de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, descartó esta posibilidad y explicó a Efe que «ninguna de estas polillas hace daño ni tiene efecto nocivo de ningún tipo».
«Lo único es que pueden dar miedo por su tamaño y revoloteo, y porque son algo torpes», agregó el experto, para quien «claramente esto no se trata de una plaga, sino de uno insectos que de hecho tienen efectos positivos para la naturaleza porque aportan a las cadenas tróficas y son ideales para la polinización».
De hecho, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una plaga es aquella «especie, raza o biotipo vegetal, animal o agente patógeno dañino para las plantas o productos vegetales».
En la misma línea, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera plagas a las «especies implicadas en la transferencia de enfermedades infecciosas para el hombre» o que producen «daño o deterioro del hábitat y del bienestar urbano» cuando su existencia es continua en el tiempo.
ESENCIALES PARA LA BIODIVERSIDAD
Se estima que esta ola de insectos dure hasta mediados de diciembre, con el término de la primavera -de septiembre a diciembre en el hemisferio sur-, temporada clave para que los animales colaboren en la transferencia del polen, de acuerdo con Curkovic.
En Chile, existen aproximadamente 1.200 especies de polillas, distribuidas en 543 géneros y 39 familias, y aproximadamente un 50 % de ellas son endémicas, según el Museo de Historia Natural de Concepción, uno de los más importantes del país en esta materia.
Según información del Ministerio de Medioambiente, muchas de estas especies sirven, además, como alimento para animales que conviven en la ciudad de Santiago, como ratones, guarenes (ratas pardas) o murciélagos, por lo que son esenciales para la biodiversidad.
Pese a que el pasado junio la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) alertara sobre un incremento de plagas urbanas por la reclusión forzada de los últimos meses debido a la pandemia, expertos también han descartado que esta ola de polillas tenga relación con el confinamiento.
«Esto ha ocurrido en años anteriores en los que no había pandemia. Se debe a las condiciones climáticas y al incremento este año de las lluvias en invierno», aclaró a Efe Tania Zaviezo, agrónoma de la Universidad Católica de Chile.
Los meses de junio y julio, correspondientes a la temporada invernal, fueron este año los más lluviosos de la última década en el país suramericano, un incremento de precipitaciones puntual en medio de la megasequía en la Chile sigue inmerso.