Las escenas gráficas de la obra “1984” provocan desmayos en Broadway
Con información de Infobae
Una noche de teatro implica vestirse elegante y a la moda, y quizás también una cena previa a la función. Los desmayos, vómitos, gritos y peleas no suelen formar parte de esa experiencia.
Sin embargo, eso es lo que el público vivió con la puesta en escena de 1984, de George Orwell, en el Teatro Hudson de Broadway después de haber pasado por Londres.
La obra, escrita y dirigida por Robert Icke y Duncan Macmillan, está protagonizada por Tom Sturridge –en el papel de Winston Smith- y Olivia Wilde –que interpreta a Julia. Al igual que en el libro de 1949, en el que se basa la obra, se presenta un futuro diatópico orquestado por Gran Hermano (Big Brother en inglés) en el que un gobierno utiliza la propaganda, el lavado de cerebro, las noticias falsas y la tortura para controlar a sus súbditos.
Mientras que muchas adaptaciones del libro intentaron minimizar algunos aspectos gráficos del libro, sobretodo aquellos donde hacia referencia a la tortura, esta versión es un fiel reflejo de la original.
En la historia, Gran Hermano detiene a Smith y lo lleva a la sala 101, donde es torturado hasta que su espíritu anti Big Brother se debilita.
Durante esas escenas, «el decorado principal se destruye y se transforme en una sala blanca con una luz abrasadora«, según escribió David Rooner, de Hollywood Reporter. Sus torturadores gritan palabras muy siniestras al tiempo que las luces empiezan a parpadear de una forma enloquecedora y los sonidos penetrantes y castigadores se apoderan del lugar.
«Salpica la sangre después de un golpe muy duro en la cara«, comentó Christopher Bonanos, de Vulture, que calificó estas escenas de «viscerales, horribles y voluptuosas».
Durante la obra, el personaje de Smith se desangra y posteriormente es electrocutado. En ese momento, el actor mira al público y les grita que ellos son «cómplices» de lo sucedido.
Durante su representación en Londres, varios espectadores se desmayaron y otros tantos vomitaron. La policía recibió una llamada para que interviniera en una pelea, y en otra ocasión, el público rogó a los actores que detuvieran la función por lo fuerte que eran las escenas.
Un espectador se desmayó en el debut de la obra en Broadway, a pesar de los avisos.
La obra tiene una advertencia sobre las restricciones de edad. «Esta producción contiene luces intermitentes, efectos estroboscópicos, ruidos fuertes, disparos, humo y representaciones gráficas de violencia y tortura. No es adecuado para niños menores de 14 años«, reza el escrito. Los guardias de seguridad, mientras tanto, se colocan alrededor del Teatro Hudson para controlar las reacciones del público.
El crítico del The New York Times, Ben Brantley, afirmó que el escenario estaba iluminado para crear un ambiente frío y que la producción utilizó elementos y efectos de sonido para poner a cualquiera de los nervios.
«Por lo general no suelo avisar de los disparos, pero en esta ocasión me veo obligado a hacerlo. Los interrogatorios que Winston experimenta en la segunda mitad de la obra son lo suficientemente gráficos como para acercarse al límite de la tortura», remarcó.
«No estamos tratando de alarmar a la gente, pero todo lo que explica la novela está pasando ahora en algún lugar del mundo. La gente está siendo detenida sin ningún tipo de juicio, está siendo torturada y ejecutada«, afirmó Macmillan al Hollywood Reporter. «Podemos suavizarla y hacer que la gente se sienta más cómoda, o podemos presentarla sin ningún tipo de arreglo y que la obra hable por sí sola», agregó.
«Puedes quedarte o puedes irte –es una reacción normal cuando ves a alguien a quien están torturando«, comenta Icke. «Pero si este espectáculo es lo más escalofriante del día, entonces no estás leyendo los titulares de los periódicos. Las cosas son mucho peores que una escena teatral con unos actores que se meten de lleno en la piel de unos torturados», manifiesta.
Wilde aseguró que esta experiencia teatral es «única, audaz e inmersiva» y eso permite simpatizar con el público de una «forma visceral, que hace que los espectadores se sientan física y emocionalmente incómodos«.
Al elenco tampoco le ha ido mucho mejor que a los espectadores. Los actores se rompieron algunos huesos en el escenario –Wilde el coxal y Sturridge la nariz-. Wilde también se dislocó la costilla y se rompió el labio durante los ensayos, de acuerdo a informaciones de Hollywood Reporter.
«Le rompí la nariz, pero fue como represalia por haberme roto mi coxis«, declaró Wilde en Today Show.
Y esto fue lo que pasó en los ensayos. Los directores, pese a eso, se negaron a cambiar algo de la obra para el debut.
La obra cuenta con una fuerte carga política y la novela se convirtió en uno de los libros más vendidos de Amazon tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Muchos aseguraron que habían paralelismos entre la trama de la novela y el clima político actual.
La obra se estrenó a nivel internacional en 2013, pero hasta las elecciones, hablar de la posibilidad de llegar a Broadway era solo eso: hablar.
«Creo que el sentimiento era ese y teníamos que hacerlo ahora«, dijo Macmillan al rotativo neoyorquino. «Si no lo hacíamos perderíamos nuestra oportunidad», apuntó al respecto.
1984 no es la única obra de teatro que se ha convertido en el centro de la polémica a nivel nacional por su contenido gráfico.
Julius Caesar -una producción de Nueva York- estaba protagonizada por Gregg Henry, con un gran parecido a Donald Trump. Eso provocó un gran debate en todo el país. En la obra, «Julio César» es asesinado por uno de sus compañeros estadistas. Dada la semejanza de este personaje con el presidente de Estados Unidos, muchos encontraron la puesta en escena de mal gusto.
Varios patrocinadores, como Delta y Bank of America, retiraron su patrocinio. Seguramente fue la obra más controversial desde Hamilton.