Largas filas a las afueras de supermercados durante protestas en Chile
EFE
Por tercer día consecutivo los chilenos hicieron largas colas este miércoles para entrar a los pocos supermercados que están abriendo durante las protestas contra la desigualdad social que van acompañadas de saqueos e incendios de este tipo de superficies.
Esa es la tónica que se ha repetido en esta semana desde que el lunes reabrieron los supermercados tras los graves altercados del fin de semana, donde los saqueos e incendios de estos recintos dejaron al menos cinco muertos, entre ellas un peruano y dos colombianos, que se suman a los 13 fallecidos registrados en el marco de las protestas.
El temor de los ciudadanos a quedarse desabastecidos de comida y otros productos de uso diario les sigue llevando a hacer grandes compras para tener provisiones por varios días, frente a la incertidumbre del tiempo que se prolongarán estas protestas que ya cumplen seis días seguidos.
Uno de los supermercados que más afluencia tuvo fue el único que queda abierto en la comuna (municipio) de Puente Alto, en el sur de la periferia de Santiago de Chile, una de las zonas donde el viernes comenzaron los disturbios.
Allí a primera hora de la mañana la espera para ingresar era de una hora bajo el sol que ya calienta la capital chilena en esta primera austral.
Los compradores, que ingresaban de cincuenta en cincuenta bajo la atenta mirada de un grupo de militares que custodiaban el recinto, salían después con carros cargados de grandes paquetes de papel higiénico y con los brazos llenos de botellas de aceite, entre otros productos básicos.
Buena parte de los que se acercaban a este supermercado debían volverse con las manos vacías cuando les indicaban que el banco que había en su interior se había quedado sin dinero.
En la cola estaban Alejandro Santívañez y Paula Morales, una pareja que acudió de forma «insólita» un miércoles a mediodía para hacer la compra.
«Es insólito porque todo es complicado y no hay nada. La misma gente está creando desabastecimiento, porque está desesperada. Piensan que no hay nada y están comprando para varios meses», relató a Efe Santiváñez.
Morales reconoció que «se hace difícil hacer todos los días esta cola» porque en muchos lugares les fuerza a estar a las siete u ocho de la mañana para coger un número y esperar a su turno para acceder.
«Por lo menos en este supermercado nos damos cuenta de que vamos a poder entrar, pero en otros cierran a las 13.00 hora local (16.00 GMT) y ya no hay más», contó.
«La idea es comprar un poco para estos días ya que no sabemos hasta cuándo va a estar así. Básicamente carne, pañales, comida para los perros, agua, arroz y quizás fideos. Ese tipo de cosas, más que nada para comer», agregó.
Así transcurrió un nuevo día de protestas en Chile, donde unos intentan asegurar sus provisiones mientras otra buena parte del país está en las calles para reclamar mayor igualdad social en las pensiones y los salarios y precios más asequibles para el gas, la electricidad, la educación universitaria y los servicios de salud.
Sin embargo, las protestas estallaron con el alza del pasaje del Metro de Santiago de 800 pesos (1,10 dólares) a 830 pesos (1,14 dólares), el mismo que luego fue anulado sin que eso hiciese cesar las manifestaciones.
Tampoco bajó los ánimos de la población el paquete de reformas sociales anunciado el martes por la noche por el presidente Sebastián Piñera, como demuestra las alrededor de 100.000 personas que se concentraron este miércoles en la Plaza Italia de Santiago para pedir su salida por la represión a estas protestas.