La vida después de la muerte, según la ciencia
800 Noticias / Foto referencial
Estamos aquí de paso y lo sabemos, aunque intentamos olvidarlo continuamente mediante la cotidianeidad. El saber que somos seres perecederos le da un toque especial a cada uno de nuestros pasos por esta Tierra, que serían muy diferentes en caso de sabernos eternos como los dioses. Pero también, como es lógico, nos llena de pesadumbre y temor el no saber a dónde vamos después de morir.
Esta obsesión ha perseguido al ser humano desde que comenzó a tener conciencia de su propia existencia y espiritualidad. Entonces, para algunos surgieron las religiones, como intento de respuesta a lo que no entendemos. Para otros, sin embargo, se revelaron, aunque con los mismos motivos. Gracias a ellas tenemos esa muleta de apoyo que nos recuerda que esta vida no es la única, y que después de la muerte no desapareceremos.
Mucho se ha debatido al respecto, pues algunas personas que han estado clínicamente muertas aseguran haber visto lo que ya se ha convertido en una leyenda: el famoso túnel, la luz, las voces, un recorrido de imágenes de los mejores momentos de nuestra vida. Para los creyentes, es una de las pruebas más irrefutables de que tiene que haber algo después, pero, ¿cómo explica la ciencia todo esto? Y, más importante quizá, ¿por qué nos aferramos tanto a ello?
Nuestra muerte debería ser tan natural como nuestra propia vida, pero nos genera una suerte de crisis existencial. Según indica ‘BBC’, un reciente estudio ha llegado a la conclusión de que incluso en una sociedad secularizada como la actual, la mayor parte de los ateos creen en la vida después de la muerte. La teoría del manejo del terror daría una explicación a todo ello: se trata de una teoría psicológica, social y evolutiva que viene a decir que nuestro propio instinto de autoconservación, que sabe que la muerte es inevitable, produce terror, y tratamos de manejar este terror a través de una combinación de escapismo y creencias culturales. Es decir, aquello que alivia la ansiedad ante la muerte como es la idea de la vida eterna sería, en realidad, parte de nuestro propio carácter evolutivo.
Según algunos estudios, hay una especie de ‘tsunami cerebral’. La conciencia todavía puede estar presente muchos minutos después de que el resto del cuerpo haya dejado de mostrar signos de vida. También hay explicaciones a todas esas cosas que ya forman parte de la cultura popular y sabemos que suceden antes de morir. Por ejemplo, la doctora Valeria Page, de la unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General de Watford en Londres, tiene una teoría al respecto de ver un túnel e ir hacia la luz: «Se debe a que cuando el nervio óptico pierde sangre lo que se ve es una luz blanca».
La ciencia trata de atajarlo explicando que existen dos tipos de experiencias cercanas a la muerte. Según los neurocientíficos Olaf Blanke y Sebastian Dieguez: el tipo uno, que está asociado con el hemisferio izquierdo del cerebro, presenta una sensación alterada de tiempo e impresiones de volar. El tipo dos, que involucra el hemisferio derecho, se caracteriza por ver o comunicarse con espíritus, y escuchar voces, sonidos y música.
Según algunos expertos, aceptar nuestra propia mortalidad podría ser beneficioso porque nos ayudaría a disfrutar cada momento