La sonda Einstein Probe despega desde China en busca de rayos X en el cielo - 800Noticias
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EFE | Foto referencial

La sonda Einstein Probe, liderada por la Academia China de las Ciencias (CAS) y que explorará el cielo en busca de estallidos de rayos X para mejorar el conocimiento sobre los objetos extremos del universo, fue lanzada hoy desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en China.

La misión es una colaboración entre la CAS, la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Instituto Max Planck de física extraterrestre (MPE), en la que participa el Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC) y el Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC).

La sonda despegó hoy a bordo de un cohete Chang Zheng desde China a las 07:03 hora GMT, informa la ESA en un comunicado.

Einstein Probe tiene la misión de sondear el cielo y buscar estallidos de luz de rayos X procedentes de objetos misteriosos, como estrellas de neutrones y agujeros negros. La emisiones de rayos X que generan este tipo de objetos es muy impredecible, pero tiene información fundamental sobre ellos.

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La misión detectará destellos de alta energía de eventos cósmicos cataclísmicos, como eventos de disrupción de marea (estrellas separadas por agujeros negros supermasivos), supernovas, estrellas de neutrones y agujeros negros.

La sonda ayudará a resolver entre otras cuestiones cómo de normales son los agujeros negros y cómo tragan materia; qué tipo de eventos producen ondas gravitacionales o qué sucede cuando una estrella explota y se convierte en supenova, explica el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC) en un comunicado.

Einstein Probe mejorará la comprensión de estos eventos cósmicos mediante el descubrimiento de nuevas fuentes de rayos X y el seguimiento de la variabilidad de los objetos que emiten estos rayos en todo el cielo.

Para vigilar eficazmente el cielo está equipada con dos instrumentos: el Telescopio de Rayos X de Campo Amplio (WXT) y el Telescopio de Seguimiento de Rayos X (FXT), según la ESA.

El WXT consta de 12 módulos que crean en conjunto una vista de 3.600 grados cuadrados, gracias a una tecnología inspirada en los ojos de las langostas.

Estos están formados por poros cuadrados paralelos dispuestos sobre una esfera que reflejan la luz hacia un centro esférico. Cientos de miles de tubos cuadrados guían los rayos X hasta un detector de luz CMOS, explica el CSIC.

Gracias a ello la sonda tiene una “capacidad única de observar casi una décima parte de la esfera celeste de un solo vistazo”. Las nuevas fuentes de rayos X detectadas por WXT serán observadas inmediatamente con FXT, que tiene una visión más estrecha pero es más sensible y captará más detalles.

La profesora de investigación Nanda Rea del ICE-CSIC y del IEEC destaca que “cada día se descubrirán nuevos destellos de alta energía en tiempo real”, lo que permitirá tener “una visión única de las primeras fases de los eventos más extremos del universo”.

Gracias a la mirada “excepcionalmente amplia” de la sonda se podrá captar la luz de rayos X procedentes de la colisiones entre estrellas y neutrones y averiguar cuál es la causa de algunas de las ondas gravitatorias que se detectan en la Tierra, incide el científico de la ESA Erik Kuulkers, quien dijo que está “deseando” ver sus descubrimientos.

A cambio de contribuir al desarrollo de esta misión y a la definición de sus objetivos científicos, la ESA tendrá acceso al 10 % de los datos generados por las observaciones de la sonda.

En los próximos seis meses, el equipo de operaciones se dedicará a probar y calibrar los instrumentos y después la sonda pasará al menos tres años observando atentamente todo el cielo de rayos X.

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