La singular amistad entre un hombre y un cisne
Con información de AP
Recep Mirzan es un cartero jubilado que en 1984 encontró a un cisne con el ala rota al costado de la ruta en un campo de Turquía. Recep curó al animal, que era una hembra, y la bautizó Garip. Desde entonces, hace 37 años, jamás se separaron.
“Como amo a los animales, me dije a mí mismo que debería llevarla a casa en lugar de dejarla como presa de los zorros”, recordó Recep, cuya historia se hizo conocida hace un tiempo pero cada tanto asoman detalles nuevos de una relación inquebrantable.
Es que ellos son inseparables, todavía más desde que Mirzan enviudó. “Garip ha sido mi compañera desde que la encontré”, sostuvo en declaraciones a la agencia de noticias Anadolu, reproducidas por el diario Daily Sabah.
“Todos los días la llevo a caminar durante una o dos horas. Nunca deja de seguirme y conversamos juntos. Puedo decir que se convirtió en mi compañera de vida”, contó.
Mrizan vive en Karaağaç, cerca de la frontera griega y tiene a Garip en su amplio jardín, que tiene un estanque exclusivo. El cartero retirado asegura que la cisne lo saluda batiendo repetidamente sus grandes alas y posándose sobre sus pies, levantando su cuello en el aire para darle la bienvenida a su amigo.
Sin embargo, la energía de Garip va decayendo de a poco. Es que, según los especialistas, los cisnes no viven más de 20 años, a lo sumo 30 en cautiverio. Y ella ya tiene más de 37.
“Hemos envejecido juntos. Antes Garip era vigorosa, pero ahora no lo es tanto y es lógico. Si ella muere antes que yo, le haré una linda tumba aquí, pero espero que vivamos juntos más años”, le dijo a AP. “Nunca la dejaré. Ella tampoco me deja. Nuestra amistad durará hasta que yo muera. Si ella muere antes, le haré una lápida de mármol”, insistió.
Y pese a que ambos ya no tienen la misma vitalidad que en 1984, nunca han dejado de cuidarse el uno al otro. “Cuando un extraño se me acerca, comienza a cavar la tierra con el pico y agita las alas. Creo que está tratando de protegerme”, reveló el hombre, quien considera a Garip como a su hija y, como no podía ser de otra manera, es la preferida entre todos los animales de su granja.