La selección brasileña se arropa con sus títulos
EFE
Ronaldo, Romario, Dunga, Cafú, Sócrates (…) Las grandes estrellas de la historia de Brasil ya esperan el aterrizaje de su selección en Catar. Pero no aguardan de forma física, lo hacen estampadas en las paredes del centro de entrenamiento de los brasileños en el estadio Grand Hamad, donde la Canarinha comenzará su asalto a la sexta estrella.
El equipo de prensa de Brasil, a unas horas de que la selección aterrice, abrió las puertas del complejo Grand Hamad para mostrar cómo son las instalaciones que aguardan a los brasileños a su llegada a Catar.
Los de Tité se han entrenado los últimos días en la ciudad deportiva del Juventus, en Turín (Italia), pero ya han salido rumbo a Catar, donde aterrizarán este sábado pasadas las 23:00 hora local. Del aeropuerto se trasladarán al Westin Doha Hotel, uno de los más lujosos de la zona, y pasarán la noche, la última antes de ponerse manos a la obra.
Brasil realizará su primer entrenamiento este domingo. Llegará al Grand Hamad, un pequeño estadio situado en el corazón de Doha en cuyas entrañas se instala su cuartel general.
El césped, cortado a precisión y protegido por la gente de seguridad para que nadie lo pise, da paso a unos banquillos decorados con los colores y escudo de la selección y un vestuario que nada más abrir sus puertas muestra el orgullo del país. Todas y cada una de las Copas del Mundo conquistadas por la ‘verdeamarela’ aparecen decoradas en las paredes.
Desde la primera en 1958, con un Pelé estelar, hasta la última, en 2002, con Ronaldo y su famoso peinado, pasando por el título del 1962, con Garrincha, el de 1970, de nuevo con Pelé, y el de 1994, con Dunga a la cabeza.
Pero no solo el pasado tiene cabida en el feudo de la Canarinha. Justo enfrente de la pared que muestra las cinco estrellas brasileñas, aparece el camino hasta este Mundial. Marcadores, rivales y goleadores, para terminar coronado con una fotografía de equipo con un sonriente Vinícius y un exaltado Antony.
A un lado de este pasillo que repasa la gloria brasileña, están los vestuarios. Sin grandes lujos aparecen los asientos de Casemiro, Rodrygo, Vinícius, Raphinha, Gabriel Jesús… Duchas, un gimnasio, una sala de vídeo y dos piscinas completan el sitio de trabajo de los brasileños, además de los camerinos para el cuerpo técnico y Tité.
Una vez se cruza el famoso pasillo, aparece una pequeña sala de estar que destaca el optimismo brasileño. En una pared está pintado el camino a la final. Todos y cada uno de los partidos, a modo de ‘bracket’, con los cruces.
Los periodistas más emocionados apuntan el dedo a una sola dirección: la final del 18 de diciembre. Todo lo que no sea estar en ese partido y ganarlo será una decepción para una de las selecciones que más gente mueve, tanto en afición como en prensa. Fueron cientos de periodistas los que se acercaron a esta primera jornada de puertas abiertas. Y no solo brasileños; españoles, argentinos, coreanos…
Claro ejemplo del interés que despierta la gran favorita a levantar esta Copa del Mundo. EFE
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