La promiscuidad de loros australianos pone en peligro su supervivencia
EFE
La nueva tendencia al ménage à trois y la promiscuidad de unos loros monógamos australianos, incluidos en 2015 en la Lista Roja de especies en peligro, amenaza su supervivencia, según un estudio publicado este martes.
La investigación de la Universidad Nacional Australiana (ANU) sobre los sistemas de apareamiento del loro migrador (Lathamus discolor), que habita en la isla de Tasmania, encontró que más de la mitad de los nidos tenían crías con más de un padre y que esto repercute en su número.
«El número general de crías nacidas cayó cuando la ratio sexual quedó dominada por los machos y la paternidad compartida aumentó», dijo el líder de la investigación, Rob Heinsohn, en un comunicado de la ANU.
La falta de hembras obligó a esta especie de loros de la isla de Tasmania a implicarse en triángulos amorosos y relaciones sexuales paralelas, lo que se ha traducido en un incremento de las peleas entre machos y una menor cantidad de crías.
La paridad entre las poblaciones de machos y hembras del loro migrador cayó a partir de la introducción en el siglo XIX en Tasmania del petauro del azúcar (Petaurus breviceps).
El petauro del azúcar, un pequeño marsupial de Nueva Guinea, entra en los nidos de los loros migradores y mata a la hembra mientras ésta incuba sus huevos, lo que ha dejado a esta especie con una proporción cercana de tres machos por hembra.
En Tasmania, la mitad de las hembras que anidan muere cada año, según este estudio publicado en la revista científica Journal of Animal Ecology.
«Aunque la mayor parte de la disminución de la población fue directamente atribuida a los petauros del azúcar, que matan a las hembras que anidan, el impacto del conflicto (entre machos) y el menor éxito del apareamiento compartido redujeron la población un cinco por ciento más», señaló Heinsohn.
Los expertos detectaron que en muchos nidos había un macho que merodeaba para acosar a la hembra y que esta mantenía relaciones sexuales con estos.
«Creemos que las hembras están teniendo relaciones sexuales con otros machos por diversas razones, pero probablemente la principal es solo para sacárselos de encima», dijo el biólogo.
Heinsohn señaló que el desequilibrio provoca que las hembras se vean acosadas por demasiados machos, y que los machos se vean forzados a pelear para aparearse.
«La población en su conjunto se resiente de ello porque tienen menos crías», señaló