La posición perfecta para acabar para siempre con los dolores de cuello
Agencias.- Despertarnos con un molesto dolor en el cuello es, sin duda, algo de lo más común. Ni nuestras caras y modernas almohadas viscoelásticas ni el confortable colchón de marca han conseguido acabar con esta especie de maleficio que nos ataca casi cada noche. Vamos, que te levantas tan aturdido y dolorido como si hubieses escalado el Everest con una mochila de 50 kilos a la espalda, pero tú de tu cuarto no te has movido. ‘¿Pero qué ha pasado? ¿Es que ha entrado alguien a darme una paliza de madrugada?’, te habrás preguntado en más de una ocasión.
Ya, lo sabes. Te has hecho daño por una mala postura durmiendo y ahora toca pasarte el día llevándote las manos a los hombros y automasajearte con cara de disgusto. Estás lleno de contracturas y te duele hasta cuando giras mínimamente para mirar la pantalla de tu móvil. Buenas noticias: puedes evitar que esta incómoda situación vuelva a darse.
Así se crean las contracturas
La columna vertebral se compone de tres partes: la zona lumbar, la torácica y la espina o columna cervical, y en la parte superior de este entramado es lo que conocemos como cuello. Entre las vértebras de la columna se encuentran las articulaciones que se encargan de que nuestro cuello y cabeza puedan girar, y cuando las dañamos surgen las molestas contracturas y dolores que incluso pueden derivar en cefaleas y mareos.
Según los expertos, cuando estamos durmiendo el peso de nuestra cabeza tiende a relajarse y se deja caer. Y esto lo hacemos incluso cuando estamos en una posición incómoda, momento en el que se irritan las mencionadas articulaciones. “En estos casos puede darse una respuesta inflamatoria derivada de un espasmo muscular protector que realizamos inconscientemente tratando de impedir la circulación de esa zona”, explica en ‘Men’s Health’ el doctor especialista en medicina deportiva Bill Hartman.
Algunos especialistas creen que estos giros y movimientos nocturnos del cuello hacia un lado concreto pueden deberse a una molestia en la zona del cuerpo hacia la que apuntan. Es decir, si nos acostamos con hambre o dolor de estómago, nuestro cuello tenderá a inclinarse hacia abajo señalando hacia la tripa. Sea el motivo que sea, debes ponerle solución cuanto antes.