La policía investiga el ataque en universidad de EEUU que dejó 10 muertos
AFP | La policía buscaba el viernes una explicación al ataque que dejó el jueves 10 muertos -entre los cuales el tirador- y siete heridos en una universidad del oeste de Estados Unidos, mientras los primeros relatos de los vecinos describen al agresor como un joven taciturno.
La policía investiga «puerta a puerta, inspecciona los barrios para intentar encontrar más información sobre este acto horrendo», declaró el viernes el alguacil del condado local, John Hanlin.
«Fueron a la casa del atacante. Pero es demasiado pronto para decir cuál era su motivación», añadió.
El alguacil se negó a decir el nombre del tirador, que murió en un intercambio de disparos con la policía en el lugar del ataque, el campus del Umpqua Community College.
Varios medios estadounidenses lo identificaron como Chris Harper Mercer, de 26 años. Aparentemente no era estudiante del centro universitario.
Hanlin no confirmó los testimonios que indicaron que éste habría preguntado a los estudiantes si eran cristianos antes de dispararles.
La Policía prohíbe el acceso al apartamento donde vivía el presunto atacante.
Pero los vecinos estaban impactados.
Mary Moore, auxiliar de enfermería de 57 años, vive en el departamento que está encima del de Harper Mercer. Confió a la AFP sentirse «conmocionada» por pensar que vivía junto al autor de la masacre.
Otros vecinos describieron a Harper Mercer como un joven ansioso y taciturno que vivía junto a su madre. Botas militares, pantalón militar y camiseta blanca: todos los días se vestía de la misma forma, contaron a The New York Times.
«No era un tipo de persona muy amistosa», declaró una de ellas, Bronte Hart. «No quería tener nada que ver con nadie».
Estudiantes en pánico
Según un hombre cuya hija resultó herida, el atacante ordenó a los estudiantes ponerse de pie si eran cristianos, antes de dispararles. «Decía: ‘Bien, porque si eres cristiano verás a Dios en un segundo'», dijo Stacy Boylan a la cadena CNN.
Su hija sobrevivió haciéndose pasar por muerta y explicó a su padre que el tirador irrumpió en el salón de clases y disparó sobre el profesor a quemarropa.
«Estaba en la clase de al lado en la que estaba el tirador», contó otra estudiante, Cassandra Welding, a CNN. Al escuchar los disparos «todos los estudiantes de la clase se lanzaron debajo de los escritorios y una mujer, una de mis compañeras de clase, fue a ver qué pasaba, abrió la puerta y lamentablemente el atacante le disparó».
Los estudiantes en pánico cerraron entonces la puerta, apagaron la luz y llamaron a la policía y a sus familias, intentando protegerse con «nuestras mochilas, sillas, todo lo que podíamos encontrar, por si entraba», añadió Welding.
Según fuentes citadas por CBS News «se encontraron cuatro armas -varias pistolas y un fusil- en el lugar del tiroteo».
«Es una tragedia que marcará a nuestra comunidad por mucho tiempo. Ya no podremos confiar en la gente», estimaba Missy, de 39 años, frente al hospital.
Una triste «rutina»
Tras la tragedia, el presidente Barack Obama, visiblemente irritado, pidió nuevamente establecer controles a las armas.
«Nuestros pensamientos y oraciones simplemente no son suficientes», lanzó el presidente Obama, con rostro duro, llamando nuevamente al Congreso a legislar sobre la utilización de las armas de fuego.
«De alguna forma esto se ha tornado rutina», lamentó. «No puede ser tan fácil para alguien que quiere dañar a otros acceder a un arma».
«Cada vez que ocurra un drama como este repetiré (…) que debemos cambiar nuestras leyes», enfatizó.
La noche del jueves decenas de personas se reunieron en Roseburg, noroeste de Estados Unidos, en una vigilia para orar, en muchos casos entre lágrimas, por los fallecidos y heridos.
Niños, adolescentes, parejas y personas mayores rezaban, lloraban y colocaban flores y papeles con palabras de homenaje a las víctimas.
El perímetro del campus permanecerá cerrado hasta el lunes.
Los tiroteos en las escuelas son una triste realidad en la vida estadounidense, y muchas instalaciones han sido reforzadas en los últimos años, en particular después del sangriento ataque a la escuela elemental de Sandy Hook (Connecticut, noreste), en 2012.
En ese incidente, 20 niños y seis adultos resultaron muertos en un ataque perpetrado por Adam Lanza, de 20 años.
La considerada la peor masacre de la historia del país en tiempos de paz ocurrió el 16 de abril de 2007, cuando un estudiante de 23 años de origen coreano mató a 32 personas y se suicidó en el campus de la universidad de Virginia Tech, Blacksburg (Virginia, este).