La pobreza y pocos servicios afectan a los pacientes crónicos
La Prensa Lara
Lo sienten como la sentencia a un calvario y más cuando residen en sectores populares. Pacientes crónicos y personas con discapacidad viven su lucha diaria en la pobreza extrema al oeste de Barquisimeto, que no les da otra opción que un modesto rancho de zinc o bahareque. Claman por un servicio regular de agua porque no tienen el dólar para comprar cada pipa. Los cortes de electricidad y fallas de señal son constantes, pierden la cuenta de los meses que esperan por gas y el escaso transporte público los obliga a caminar parejo o “plantarse” por horas en las paradas. Las medicinas y exámenes solo se quedan en órdenes médicas, ante ese bajo poder adquisitivo que no les permite ni los $30 para el tratamiento quincenal contra la anemia crónica y olvidar esa dieta que debería ser de más vegetales y proteínas, cuando el presupuesto les deja la pregunta abierta: ¿Cómo o compro medicina?.
Las fallas de los servicios públicos atentan directamente en los derechos humanos. Así lo considera el abogado Henderson Maldonado, representante de la organización Movimiento Vinotinto, ante las deficiencias que se venían denunciando y se encrudecieron durante este año de pandemia. “No se acepta la decadencia que afecta a todos los venezolanos, pero con fuerza ante los pacientes crónicos o personas con discapacidad”, rezonga y recuerda la obligación del Estado por garantizar una mejor calidad de vida y hasta acudir a tratados o convenios internacionales.
“Si la preocupación en general pueda conllevar a crisis psicológicas, este grupo resulta más susceptible”, recalca del regreso de los cortes de luz y todas las comunidades que han vivido meses de penumbra por la explosión de un transformador. Una situación tan extrema en quienes hicieron el esfuerzo por tener una planta eléctrica, pero no están operativas por la falta de combustible. “El agua que siendo tan vital, la suspenden por varios días por la turbidez, a causa de las lluvias. Pero sigue saliendo sucia en varios sectores”, denuncia de esas comunidades donde se aprecia el agua con el color del jugo de tamarindo.
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