La orden de Interpol en busca de Evo Morales es un misterio en Bolivia
EFE
La carta azul de Interpol que Evo Morales mostró desde México es un misterio en Bolivia, donde ninguna autoridad tiene constancia de ese requerimiento aunque en su país está denunciado por graves delitos como terrorismo y sedición.
El ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Arturo Murillo, quien personalmente presentó la denuncia contra Morales, se sumó este viernes a las voces que desconocen que «haya ninguna carta azul».
Murillo consideró ante los medios en La Paz que quizás «algunos otros países la han puesto» ese requerimiento, pero no Bolivia, porque aquí «aún no está sentenciado», solo denunciado ante la Fiscalía.
El titular de Interior advirtió de que Morales carece de un «fuero» que le proteja, porque los delitos de que se le acusa «los ha hecho cuando no era presidente».
Una de las «pruebas» que presentó Murillo en la denuncia es un video en el que una voz que se atribuye a Evo Morales por teléfono desde su asilo en México, cuya veracidad está bajo investigación, incita a mantener protestas en Bolivia contra el Gobierno interino de Jeanine Áñez.
Junto al ministro también han asegurado desconocer la carta azul otras autoridades como el fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, y la canciller interina de Bolivia, Karen Longaric.
El fiscal aseguró este pasado jueves que había confirmado con Interpol que no se existe esa notificación azul, porque se emplea para identificar o localizar a alguien y en este caso es evidente que Morales está en Ciudad de México.
Evo Morales denunció el pasado miércoles desde México que sufre una persecución de la Interpol a raíz de las acusaciones del Gobierno interino de Bolivia.
«Estoy buscado en el mundo por diez delitos, entre ellos alzamiento armado», expresó Morales en una rueda de prensa en Ciudad de México, donde expuso un borrador de ficha azul de la Interpol fechado el 26 de noviembre en la que se pide información sobre su paradero a una decena de países.
Morales abandonó Bolivia el pasado 11 de noviembre después de anunciar el día antes su renuncia, forzado por las Fuerzas Armadas, tras una auditoría de la Organización de Estados Americanos sobre «graves irregularidades» en las elecciones del 20 de octubre, en las que fue declarado vencedor para un cuarto mandato consecutivo.
La renuncia de Morales ha sido calificada como «golpe de Estado» por varios Gobiernos y políticos latinoamericanos.
Otros países han reconocido al Ejecutivo interino de Áñez, mientras que parte de la comunidad internacional ha instado al diálogo sin pronunciarse sobre la crisis política.