La ONU alerta el peligro del COVID-19 en Haití pese a las bajas cifras
EFE
La ONU advirtió este viernes de la gran amenaza que la pandemia del coronavirus plantea para Haití, a pesar de que las cifras apuntan a que el país se está viendo mucho menos afectado que otros.
“Aunque los números confirmados de infectados y muertos palidecen en comparación con los de otros países en las Américas, la pandemia está poniendo al límite el sistema de salud ya frágil del país y poniendo a prueba su exigua protección social”, señaló al Consejo de Seguridad la representante de la organización para Haití, Helen La Lime.
Según La Lime, tres meses después de la declaración de la emergencia sanitaria en el país, las autoridades siguen teniendo problemas para abrir centros médicos para la COVID.19 y, en un país con más de 11 millones de habitantes, apenas hay capacidad para tratar a unos centenares de personas a la vez.
Esos problemas responden, entre otras cosas, a la falta de coordinación estatal y de fondos y a la oposición local a ver esas instalaciones en sus zonas, explicó la diplomática.
Oficialmente, Haití ha registrado menos de 5.000 contagios y 84 muertos, según los datos que presentó La Lime, que aseguró que el balance real es probablemente “mucho mayor”.
Esta semana, las autoridades nacionales aseguraron que el pico de contagios se superó a finales de mayo y que el ritmo de las infecciones está disminuyendo, una situación que algunos de los miembros del Consejo de Seguridad parecieron poner en duda en la reunión de este viernes.
“Dado que el pico de infecciones de la COVID-19 en Haití puede estar aún por llegar, es esencial que todos los haitianos trabajen juntos para frenar la expansión del virus”, señaló por ejemplo la embajadora de Estados Unidos, Kelly Craft.
La pandemia, además, está teniendo un gran impacto económico en el país, cuya economía se prevé que se contraiga un 4 por ciento este año, tras un retroceso del 1,2 por ciento en 2019.
Esa situación, en un país que ya vivía en crisis económica, política y social, puede llevar a nuevos estallidos en las calles a pesar de la relativa calma reciente, a juicio de Naciones Unidas.