LA MISMA HISTORIA | Tres sacerdotes cubanos piden a Raúl Castro «libertad» electoral
EFE
Tres sacerdotes católicos cubanos escribieron una carta al presidente de la isla, Raúl Castro, en la que reclaman «libertad» electoral, de expresión y religiosa, así como alternativas educacionales e independencia de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
La misiva, publicada este miércoles en medios de fuera de Cuba, fue suscrita por los sacerdotes Castor José Álvarez de Debesa, de Camagüey; José Conrado Rodríguez Alegre, de Sancti Spíritus; y Roque Nelvis Morales Fonseca, de Holguín.
Un portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) consultado por Efe dijo que por parte de esa estructura de la Iglesia «no va a haber ningún pronunciamiento ni comentario al respecto».
«En Cuba hay votaciones, no elecciones. Urgen elecciones donde podamos decidir no solo nuestro futuro, sino también nuestro presente. Ahora se nos invita a ‘votar’, a decir ‘sí’ a lo que ya existe y no hay voluntad de cambiar. Elegir implica, de por sí, opciones diferentes, elegir implica la posibilidad de tomar varios caminos», sostienen los párrocos.
Además afirman que «desde la institucionalización del Partido Comunista como el único partido autorizado a existir, nunca se ha permitido a este pueblo alzar una voz diferente» y la que ha intentado hacerlo «ha sido silenciada».
En marzo próximo los cubanos están llamados a elecciones generales para elegir a los miembros del Parlamento, en un proceso que culminará en abril con el relevo del actual presidente, Raúl Castro, de 86 años.
Los sacerdotes creen que se debe «evitar que un día, por alguna circunstancia, Cuba se sumerja en cambios violentos que solo añadirían más sufrimiento inútil».
Estiman que los cubanos «no tienen libertad de expresión, se cuidan para decir lo que piensan y sienten, porque viven con miedo, muchas veces incluso, de aquellos con quienes conviven cada día».
«Convivimos en un entramado de mentiras que va desde el hogar hasta las más altas esferas. Decimos y hacemos lo que no creemos ni sentimos, sabiendo que nuestros interlocutores hacen lo mismo», añaden.
Opinan que «el monopolio y control de los medios de comunicación social hace que nadie pueda acceder a medios públicos de comunicación de modo libre» en la isla y que «del mismo modo, no existe, una educación alternativa».
«Todo niño cubano tiene la obligación de escolarizarse y acceso a la escuela, pero a un solo modelo de escuela, a una sola ideología, a la enseñanza de un único modo de pensar», prosigue la misiva, en la que alegan que los padres «tienen el derecho a elegir qué tipo de educación desean para sus hijos».
En su misiva dirigida a Raúl Castro, los sacerdotes se quejan de «la Iglesia es tolerada» y «se reduce la plena libertad religiosa con una controlada libertad de permisos de culto».
«La Iglesia puede alzar su voz en los templos, pero no tiene acceso libre a los medios masivos de comunicación y, en los escasos momentos en que esto ocurre, es siempre bajo censura. Los laicos son censurados cuando intentan aplicar a la práctica política y social su fe», apuntan.
Asimismo lamentan que muchas familias cubanas «carecen de una economía mínimamente estable que les permita adquirir serenamente lo básico para vivir» y subrayan que «comer, vestir y calzar a los hijos es un problema cotidiano», al igual que el transporte público o el acceso a muchos medicamentos.
En ese sentido mencionan que «en medio de este pueblo que lucha por sobrevivir, se inserta el sufrimiento callado de los ancianos, muchas veces silenciosamente desprotegidos».
A su juicio, en Cuba hay «una legalidad supeditada a un poder, la ausencia de un ‘Estado de Derecho'», por lo cual creen «imprescindible la clara distinción e independencia de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial».
«Queremos que nuestros jueces no sean presionados, que la ley sea orden, que la ilegalidad no sea una manera de subsistir o un arma de dominio. Que nuestro Capitolio se llene de legisladores que, con pleno poder, representen los intereses de sus electores», recalcan.
Para los tres padres católicos «todavía tenemos tiempo de hacer un proceso progresivo hacia una pluralidad de opciones que permita un cambio favorable para todos. Pero el tiempo se acaba, apremia abrir la puerta».