La marcha de Shannon deja a EE.UU. sin uno de sus grandes expertos en América Latina
EFE
La marcha del diplomático Thomas Shannon deja a Estados Unidos sin uno de sus grandes expertos en América Latina, una región a la que dedicó la mayor parte de sus 35 años de carrera al servicio de seis presidentes.
En su despacho del séptimo piso del Departamento de Estado, Shannon anunció en una entrevista con CNN divulgada hoy que ha llegado el momento de «tomar un descanso» tras una intensa trayectoria en el servicio exterior.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, le ha pedido que siga en su cargo de subsecretario de Asuntos Políticos -el tercero del Departamento- hasta que se nombre a su sucesor para garantizar una transición «suave» y él ha accedido, según indicó hoy la portavoz diplomática, Heather Nauert, en una nota remitida a Efe.
La decisión de Shannon es «enteramente personal» y Tillerson le animó a reconsiderarla durante meses, pero la muerte de su madre el pasado noviembre y su 60 cumpleaños esta semana le convencieron de que este es el momento correcto para hacer un cambio en su vida.
Tillerson, que entró por sorpresa en la entrevista de Shannon, se deshizo en halagos hacia él al describirlo como «un experimentado estadista», «una enciclopedia viviente» y alguien que «ha visto la política exterior desde todos los ángulos».
«Es un patriota, un diplomático y un gran estadounidense que ha servido bajo seis presidentes y diez secretarios de Estado», subrayó por su parte Nauert, una de las múltiples voces del Departamento que exhibieron en Twitter su admiración por su compañero.
Shannon pertenece a una reducida elite de diplomáticos con el rango más alto del servicio exterior estadounidense.
Con su marcha, solo quedará uno -Stephen Mull- de los cinco que tenían ese rango cuando Donald Trump llegó a la Casa Blanca hace un año.
De hecho, la salida de Shannon dejará un gran vacío en un Departamento de Estado en el que aún faltan muchos puestos clave por designar, entre ellos, el de subsecretario de Estado para Latinoamérica.
Ni siquiera está claro cuándo podrá irse él, ya que el Gobierno Trump se ha caracterizado por una notable lentitud a la hora de hacer nombramientos diplomáticos y su puesto requiere además la confirmación del Senado.
La presencia de Shannon ha dado una cierta seguridad a los funcionarios del Departamento de Estado en un momento de gran incertidumbre no solo por los puestos vacíos, sino por la desconcertante e impredecible política exterior de Trump en una situación de crisis con Corea del Norte y en Oriente Medio.
Pero la región donde más se echará de menos su experiencia y conocimientos es en Latinoamérica, a la que dedicó la mayor parte de su carrera y donde se mueve con soltura con su dominio del español y el portugués.
Su primer puesto en el servicio exterior fue el de funcionario político consular en la Embajada de Estados Unidos en Guatemala entre 1984 y 1986 y, desde entonces, ha participado en la vida política latinoamericana desde numerosas responsabilidades.
En los últimos años de la Presidencia de Barack Obama fue el principal negociador en la crisis bilateral con Venezuela y en los intentos de mediación estadounidense entre el Gobierno y la oposición del país.
Su experiencia en Venezuela, que comenzó en 1996 como consejero político en la embajada en Caracas, hizo que también el Gobierno Trump le elegiera a él como representante en la primera reunión de cancilleres de la OEA sobre esa crisis en mayo de 2017.
Shannon conoce bien los entresijos de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde fue embajador adjunto entre 2000 y 2001.
En la década de 2000, Shannon tuvo numerosos puestos relacionados con la región tanto en el Departamento de Estado como en el Consejo de Seguridad Nacional: director de Asuntos Andinos, subsecretario de Estado Adjunto para Latinoamérica, director para Latinoamérica en el Consejo de Seguridad Nacional y subsecretario de Estado para Latinoamérica.
Tras un periodo como embajador en Brasil, el anterior secretario de Estado, John Kerry, le nombró su consejero, un cargo que no tenía ningún miembro del servicio exterior desde hacía 32 años.
En febrero de 2016, Obama le hizo subsecretario para Asuntos Políticos, el tercer cargo más alto del Departamento de Estado.
Con la llegada de Trump al poder en 2017, Shannon fue incluso secretario de Estado interino durante las dos semanas previas a la confirmación de Tillerson, y después ejerció como su adjunto durante unos meses hasta ocupar el cargo actual.
Con este currículum y entrando en su sexta década, Shannon ha decidido parar y pensar qué hacer con el resto de su vida. Pero en el servicio exterior no quieren decirle adiós del todo: «siempre habrá un sitio para él en el Departamento de Estado», insiste Tillerson.