La isla griega que tiene el secreto de la eterna juventud
El Mundo
Ícaro voló con sus propias alas para escapar de la isla de Creta junto a su padre. En un arrebato de emoción, Ícaro se acercó demasiado al sol y la cera que mantenía pegadas las plumas de sus alas se derritió. El joven cayó en picado y se hundió en el océano.
La historia de Ícaro es bastante conocida hoy en día. Lo que nunca nos cuentan es que el accidente aéreo del griego tuvo espectadores: los habitantes de Icaria, una pequeña isla perdida en el mar Egeo.
Icaria, en Grecia, tiene una población peculiar: un tercio de los lugareños tienen más de 90 años. Además, la probabilidad de sufrir cáncer se reduce al 20% y la demencia senil no existe. Pero, ¿por qué?
Esta isla parece un recoveco de Grecia como otros tantos: aguas cristalinas, paisajes verdes y casas blancas que se acumulan sobre una montaña. Lo que hace de este lugar un paraíso ajeno a todos los males del mundo es el estilo de vida imperante: saludable, natural y muy relajado.
Las 10.000 personas que viven en Icaria desobedecen las órdenes del reloj. Duermen cuando tienen sueño y a nadie le molesta que lleguen tarde a una cita.El lema colectivo es «pasará cuando tenga que pasar». La calma que rige sus vidas es el remedio para un estrés que en realidad nunca ha existido en sus playas.
A los isleños les gusta tanto dormir la siesta como comer bien, eso sí, siempre consumen productos frescos de unas huertas que cultivan incluso los más mayores. Sus banquetes se componen de pescado, leche de cabra, miel, café griego y un vino tinto fuertecito. No por nada se dice que en esta tierra nació Dionisos, rey del vino en la mitología griega.
¿Viven estos griegos el sueño mediterráneo? Pues sí, pero tampoco se olvidan de que hay que hacer deporte. Y hacen bastante ejercicio: dan largos paseos (cuesta arriba, recuerden que viven en la montaña), nadan en el mar… y practican sexo con frecuencia, hasta aquellos que han cumplido ya más de ochenta primaveras. Así consiguen espantar el fantasma de las enfermedades cardiovasculares, que aquí se reducen entre un 40% y un 50%.
Por otra parte, la filosofía popular es la clave para que los isleños no se preocupen demasiado por nada. Son solidarios, han convertido la hospitalidad en una costumbre y hablan con todo el mundo. Los vecinos, jóvenes y veteranos, se reúnen para ir a la Iglesia o para celebrar debates por las noches.
A nosotros, que vivimos con prisas y no tenemos ni un minuto para el descanso, nos parece que los icarianos viven unas vacaciones perpetuas. Pero ellos son la prueba viviente de que un estilo de vida sin sobresaltos, la dieta mediterránea y el ejercicio moderado son los ingredientes de la fórmula de la eterna juventud. Vamos, lo que los médicos llevan toda la vida diciéndonos al resto de la población de Europa.
Parafraseando libremente a Joaquín Sabina: si lo que quieres es vivir 100 años, vete a vivir a Icaria.