La huelga de los bancos en Birmania pone en jaque a la junta militar
EFE
El cierre de los bancos privados en protesta contra el golpe de Estado está causando un problema de escasez de efectivo en Birmania por lo que la junta está aumentando la presión contra sus directivos y empleados.
El cierre de la mayoría de las sucursales desde el golpe del 1 de febrero está impidiendo el pago de nóminas, las transacciones interbancarias e internacionales y ha hecho que los clientes retiren efectivo de los bancos.
Según publicó este jueves el medio Myanmar Now, empleados de varios bancos privados han denunciado la detención de gestores y directores de diversas entidades en represalia por los cierres auspiciados por el movimiento de desobediencia civil contra los militares.
Las autoridades también han amenazado con acciones legales y hasta con la nacionalización de los bancos si no abren de nuevo, pero los medios locales informan de que muchas oficinas continúan clausuradas en protesta por el golpe.
El mayor banco privado del país, KBZ, mantiene hoy todas sus oficinas cerradas, incluidas las más de una treintena de sucursales en Rangún, la mayor ciudad del país, según su página web.
«He tenido que pedir dinero a unos amigos. El otro día fui a uno de los pocos cajeros automáticos que funcionan y esperé más de tres horas. Cuando ya solo quedaban tres personas delante de mi, se acabó el dinero», relató a Efe un joven de Rangún.
El pasado 1 de marzo, el Banco Central limitó la cantidad de dinero que los particulares pueden retirar a 500.000 kyat (unos 354 dólares o 299 euros) al día del cajero automático y a dos millones de kyat (1.173 euros o 1.417 dólares) a la semana si lo hacen en la sucursal.
Las autoridades aseguraron hace dos semanas que no es cierto que haya una escasez de efectivo en los bancos, aunque fuentes del sector indicaron al medio Frontier Myanmar que muchos usuarios no están realizando depósitos y que no están recibiendo suficiente dinero del Banco Central.
La junta militar también ha detenido a empleados de varios negocios que no abrieron ayer debido a una «huelga de silencia» contra la junta, incluidos trabajadores de los supermercados City Mart y de Orange, una cadena de tiendas, según indicaron sus familiares a Myanmar Now.
Al menos 286 manifestantes y activistas han muerto por la represión policial y militar, mientras que más de 2.900 personas han sido detenidas desde el golpe militar, incluida la líder depuesta Aung San Suu Kyi, según el recuento de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP) de Birmania,
A pesar de la violencia militar, los birmanos han salido a la calle a diario para protestar contra el golpe de los militares, quienes han sido duramente criticados y sancionados por la Unión Europea, Estados Unidos y Reino Unido, entre otros.
Los uniformados justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron calificados de legítimos por los observadores internacionales.