«La Francisca»: Un filme sobre la precariedad en Chile
EFE
Coproducida ente Europa y Latinoamérica, la cinta «La Francisca», el debut de Rodrigo Litorriaga, retrata la crudeza de ser una mujer joven en el norte de Chile, un drama sobre la precariedad de las regiones y la fuerza de una generación que ha dejado huella en la historia del país.
«Los jóvenes de Chile han sido el motor del cambio, ellos lograron quebrar la institucionalidad que existía y consiguieron unas bases más sólidas y justas para nuestra sociedad», afirmó a Efe Litorriaga desde Burdeos, en un encuentro virtual.
La cinta, que cuenta con equipo de Chile, Bélgica y Francia, relata la vida de «La Francisca», una muchacha que vive en Tocopilla, en el desierto de Atacama, y que lleva una vida más de adulta que de joven: trabaja y cuida de su hermano pequeño, con autismo, mientras lidia con unos padres desentendidos.
Este panorama la lleva a pensar en marcharse del pueblo para encontrar nuevas oportunidades, mientras en Santiago se desarrollan las protestas estudiantiles de 2011, consideradas como el preludio de la crisis social que estalló en 2019, la mayor en 31 años de democracia, en las que los jóvenes fueron grandes protagonistas.
Litorriaga, que nació en Santiago en 1973, pero pasó sus primeros 17 años en Europa —a donde sus padres emigraron tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet— regresó a Chile como estudiante y se percató de «la precariedad económica y social» que todavía perdura en muchas zonas del país.
Desde entonces, relató, quiso llevar a la pantalla esta situación para denunciar «la tardía evolución que han tenido en las regiones las instituciones tras la dictadura militar», que terminó en 1990, y para «ensalzar el rol de los jóvenes que han sido marginados de la política» en las últimas décadas.
«Los adultos delegaron en ellos el trabajo del cambio (hacia la democracia), les abandonaron a su suerte en un mundo muy hostil, y la cinta trata de representar a esa generación que se encontró en jaque con sus propias posibilidades», consignó.
El cineasta, que en anteriores cortometrajes ha tratado temas como la inmigración marroquí en Bruselas o los exiliados en Francia, se considera «identitariamente chileno» y uno de sus objetivos fue representar al país latinoamericano «desde la periferia hacia el centro», y no al revés. «Con arraigo», aclaró.
Así es como los terremotos, típicos de Chile —uno de los países más sísmicos del mundo—, se hacen presentes a lo largo de toda la cinta, tal y como lo estarían en la vida real de la protagonista, y el mar o el desierto se convierten en otros elementos clave de la narración.
«En las provincias de Chile hay mucha marginalidaUd social y económica, pero también hay una extrema belleza y muchas historias épicas, de gente que abandona a sus familias, muchas veces sin recursos, que deben ser contadas», afirmó.
La película, de tintes independientes, se estrenará en Chile el próximo 2 de septiembre a través de la plataforma PuntoPlay y espera asimismo llegar a la gran pantalla en Bélgica y Francia.