La fiesta de la cerveza belga una tradición en Bruselas - 800Noticias
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EFE

Bélgica celebra este fin de semana la Belgian Beer Weekend, una fiesta en honor a su oro líquido y emblema gastronómico, la cerveza, una bebida con dos dedos de espuma que inunda la Grand Place de Bruselas y la transforma en un campo de trigo, cebada y lúpulo.

En esta céntrica plaza de la capital se dan cita cada primer fin de semana de septiembre 53 casas cerveceras que tirarán más de 500 tipos de cerveza de notas amargas, dulces o alcohólicas; color ámbar, rubio o negro; de mayor o menor fermentación y de sabores como la fruta, el chocolate o el cereal.

Esta variedad de opciones es un reflejo del día a día en Bélgica, una situación posible gracias a las 417 cervecerías que produjeron este brebaje en 2023, según datos de la asociación de Cerveceros Belgas, y que dieron trabajo a 6.927 personas de forma directa y a unas 50.000 indirectamente.

El entusiasmo y las cifras que maneja la industria cervecera de este país también llevaron a la Unesco, en 2016, a reconocer la cultura de la cerveza belga como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Noah, de la región del Brabante Valón, situada al sur de Bruselas, explica a EFE la importancia de esta bebida: “Para mí, la cerveza está muy arraigada en la cultura, siempre la bebemos. La gente habla mucho de nosotros porque producimos cerveza, bebemos cerveza. Es parte de mi cultura”.

Este sentimiento por la cerveza llevó a Bélgica a crear este festival, que en 2024 celebra su 24.ª edición emplazado en la céntrica plaza bruselense bajo la atenta mirada del ayuntamiento y la Casa de los Cerveceros, un edificio construido a finales del siglo XVII y empleado por el antiguo Gremio de los Cerveceros.

Su versión contemporánea, la orden de los Chevalerie du Fourquet des Brasseurs, fue creada en 1946 y fieles a la tradición cervecera belga, celebran cada año la festividad Saint-Arnould, patrón de los cerveceros, con la que da comienzo este festival tras una misa en la catedral bruselense de San Miguel y Santa Gúdula.

Tras la apertura, la celebración se traslada a los grifos que dan de beber a todo aquel que, en edad de hacerlo, quiera descubrir el amplio mundo de la cerveza.

“Vamos a probar las diferentes clases que hay, más fuertes, menos, con más grados…”, señala a EFE Jerónimo, que vino desde la ciudad española de Córdoba con su mujer para visitar Bruselas y juntos decidieron acercarse al festival.

La lluvia, prácticamente igual de frecuente en este país que la cerveza, para nada impide acudir al festival a los visitantes belgas ya acostumbrados a las precipitaciones, que ante la situación procuran refrescarse también por dentro.

Tampoco se ven amedrentados interesados y curiosos de otras partes del mundo, que acuden a este festival de casualidad o a propósito, para probar algunas de las más de 1.600 marcas de cerveza, que según la asociación de Cerveceros Belgas, se comercializan en Bélgica.

“Veo que hay muchas variedades de cerveza. Para mí, de Europa, es donde más cerveza hay”, añade Jerónimo.

El festival, que además de honrar la cerveza recomienda su consumo con moderación, es una extensión más de lo que esta bebida implica para la gastronomía belga, junto con las patatas fritas, los gofres y el chocolate.

El brebaje acompaña gran cantidad de historias en restaurantes y bares por todo el país, incluso en algunos locales que giran en torno a él, como el café Delirium Tremens, que en 2004 alcanzó el Récord Guinness de más cervezas a la venta, precisamente con 2.004 posibilidades a elegir.

El Libro Guinness de los Récords también podría darse cita este sábado y domingo en Wanderlust, otro festival celebrado paralelamente en la plaza bruselense de Marché aux Poissons por la cervecería Brussels Beer Project.

El local intentará batir el récord de la mayor cata de cerveza del mundo, ostentado actualmente por la cervecera española Moritz tras reunir a 1.243 personas degustando una al mismo tiempo.

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