¿La fatiga puede ser un síntoma de depresión? - 800Noticias
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Agencias

La depresión también tiene apellidos y puede implicar un error usar el mismo término para trastornos que, aunque se parezcan son muy diferentes entre ellos y tratarlos en consecuencia de igual manera.

No es lo mismo la depresión causada por una enfermedad física no detectada de la típica depresión unipolar, la distimia, el trastorno bipolar, el trastorno afectivo estacional o la depresión posparto, que son las principales variantes de esta patología tan común.

Décadas atrás solo los psiquiatras veían pacientes deprimidos. En la actualidad, en cambio, la mayoría de los médicos de cualquier especialidad están acostumbrados a detectar pacientes con este padecimiento.

Pero no solo es más frecuente, sino que también ha cambiado su presentación: si antes se veían pacientes tristes, llorosos y con sentimientos de culpa, en la actualidad observan personas agotadas, sin energía, aisladas y con sentimientos prevalentes de no ser capaces de encarar los desafíos de sus vidas.

Los síntomas a tener en cuenta

Si antes la tristeza era el humor fundamental de la depresión, hoy, en cambio, los síntomas son la fatiga, el insomnio y la ansiedad, una tríada característica que hace sospechar su existencia, aunque el individuo no se sienta triste.

Lo acompaña la sensación de impotencia de vivir, de cansancio, de dificultad para la acción, de un tiempo sin futuro, la vivencia de que “nada es posible” y de estar como atascado entre lo necesario y lo posible.

Así como Sigmund Freud afirmaba que “el hombre se vuelve neurótico porque no puede resistir el grado de renunciamiento exigido por la sociedad”, hoy quizás se podría afirmar que termina deprimiéndose porque debe soportar la sensación de que todo es posible, pero, al mismo tiempo, inalcanzable.

Sin embargo, a pesar de que los síntomas puedan ser muy similares en apariencia, es indudable que son muy dispares las causas y mecanismos que generan la depresión.

Por lo tanto, un tratamiento adecuado no debe apuntar a eliminar los síntomas sino a buscar las causas subyacentes; caso contrario, puede llevar al fracaso terapéutico, a realizar cambios frecuentes de medicamentos o a prolongar el tratamiento durante años.

Mucho avanzó la Psiquiatría en estos años y hoy existen estudios complementarios (análisis de laboratorio, estudios hormonales, exámenes electrofisiológicos, de neuroimágenes, psicodiagnósticos, dosajes de los psicofármacos en sangre), que permiten precisar con mayor exactitud no solo las causas del trastorno sino indicar un tratamiento basado en evidencias objetivas que enriquezcan la impresión subjetiva del profesional tratante.

Décadas atrás solo los psiquiatras veían pacientes deprimidos. En la actualidad, en cambio, la mayoría de los médicos de cualquier especialidad están acostumbrados a detectar pacientes con este padecimiento.

Norberto Abdala, médico psiquiatra

Son estudios fáciles de realizar, aunque –lamentablemente– existe la dificultad que algunos especialistas “no creen” en ellos y descalifican su aplicación.

Para los pacientes implica una ventaja accesoria el encontrar un fundamento comprensible para hacer su tratamiento, ya que muchas personas son reacias a tratarse si no existe alguna evidencia que lo justifique.

Los avances en el campo de la salud se suceden a velocidad vertiginosa –incluso en la psiquiatría y a la psiconeuroendocrinología– por lo cual mantener técnicas y estilos similares a los usados en décadas pasadas ya no se justifican.

 

Por Clarín

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