La extraña enfermedad mental que te hace sentir insectos debajo de la piel
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Las enfermedades mentales pueden provocar síntomas de lo más extraños, ya que afectan a áreas integrales de la persona como es la percepción de la realidad. Uno de los ejemplos paradigmáticos serían las alucinaciones, que llevan a quien las sufre a ‘sentir’ estímulos que no son reales.
Delirios y alucinaciones
Algunas de ellas se producen de manera más o menos recurrente en pacientes con determinados trastornos, lo que ha llevado a que se cataloguen y reciban un nombre. Este es el caso del llamado síndrome de Ekbom, una forma de alucinación táctil en la que la persona afectada tiene la sensación de que hay insectos caminando por debajo de su piel.
Para entender las características de este fenómeno, es preciso diferenciar entre dos conceptos claves en la sintomatología de los trastornos psicóticos (aquellos en los que el paciente experimenta una cierta desconexión de la realidad, como la esquizofrenia): las alucinaciones y los delirios. Mientras que las primeras responden a una percepción que no se corresponde con ningún estímulo demostrable, los segundos responden a una creencia errónea y alejada de la realidad a pesar de la evidencia en contra.
En el caso del síndrome de Ekbom suelen concurrir elementos de ambas manifestaciones, por lo que también recibe los nombres de delirio de parasitosis o parasitosis delirante.
¿Qué es y qué lo causa?
Tal y como explica el Manual Merck o MSD, principal referencia diagnóstica en países como Estados Unidos, esta condición se definiría como la creencia errónea de tener el cuerpo infestado por parásitos. A menudo, está acompañado de sensaciones de prurito (picazón), movimiento e irritación dotadas de gran realidad para el sujeto (alucinaciones), y puede llevar a conductas como la automutilación o la aplicación de productos tóxicos.
En realidad, la parasitosis delirante no constituye un trastorno en sí misma, sino que suele ser una presentación de cuadros como trastorno de ansiedad por enfermedad (hipocondría), esquizofrenia, depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo o incluso el abuso de ciertas drogas (cocaína, metanfetamina) o el síndrome de abstinencia de otras (alcohol).
¿Cómo se diagnostica y se trata?
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, teniendo en cuenta los posibles síntomas fisiológicos derivados de las conductas lesivas propiciadas por el síndrome (prurito, llagas, heridas), el reporte subjetivo del paciente y los antecedentes de enfermedad mental o consumo de sustancias. En determinados casos puede ser necesario el diagnóstico diferencial, descartando la presencia real de parásitos a partir de la obtención de muestras biológicas del paciente.
Al tratarse de un problema de naturaleza psiquiátrica, su abordaje se centra en este aspecto (si bien pueden ser necesarias medidas adicionales para atajar los daños causados por las conductas lesivas). Así, es frecuente que se coordine entre un especialista en trastornos de la piel (dermatólogo), un psiquiatra y un psicoterapeuta. En casos especialmente graves, puede ser necesaria la administración de fármacos antipsicóticos.
Por 20minutos
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