La escuela de Papá Noel, una esperanza de empleo en un Brasil en crisis
AFP | De abundante barba blanca y sombrero rojo, se saludan con un sonoro Jo Jo Jo al entrar al salón: los alumnos de la escuela de Papá Noel en Rio de Janeiro buscan empleo para escapar a la crisis económica.
Un profesor de guitarra entona clásicos navideños que los alumnos -todos mayores de 50 años- cantan con una voz atronadora. El repertorio termina con un toque local, con un samba de carnaval que rinde homenaje a Papá Noel.
En Navidad, con temperaturas que superan los 40 grados centígrados en pleno verano austral, los elegidos deberán hacer de tripas corazón para vestir el caluroso disfraz que hoy permanece en perchas en un costado del salón de clases.
La mayoría están en bermudas para la clase del martes, el tercer y penúltimo curso que se desarrolla en un clima amistoso.
«Este año, a raíz de la crisis económica, la escuela recibió más de 200 candidatos, o sea el doble que el año pasado, y solo tenemos 40 lugares. Son jubilados o desempleados», dice a la AFP el director, Limachen Cherem.
«Antes, los que venían querían comprar regalos a sus nietos pero hoy están aquí para poder pagar sus facturas», subraya Cherem, que enseña cursos de improvisación teatral y expresión corporal.
Brasil, séptima economía mundial y en recesión desde el segundo trimestre, el desempleo ha subido por siete meses consecutivos y se encuentra en su mayor nivel desde 2009, alcanzando al 7,6% de la población activa.
En un rincón de la sala, Luiz Tirelli, de 53 años, suda en el curso de gimnasia a raíz de su vientre prominente.
Desempleado desde hace 11 meses se aferra a «esta oportunidad para ganar un poco más de dinero», pero asegura que si no funciona, «igual habré aprendido alguna cosa».
«Tenía una empresa de telecomunicaciones, pero tuve que cerrarla debido a la violenta crisis. Tuve que despedir a mis 10 empleados», contó.
Hay cursos de canto, de teatro, de expresión corporal, de gimnasia y maquillaje que son gratuitos. Pero si son contratados, los Papás Noel deberán entregar un porcentaje de sus ganancias a la escuela. En 40 días pueden ganar entre 800 y 3.850 dólares, sobre todo en los centros comerciales, cuando el salario mínimo en Brasil es de unos 200 dólares.
Más allá del dinero
«Todo el mundo quiere ser Papá Noel, pero para serlo de verdad es preciso mucho amor, irradiar amor ante los niños», afirmó Voni Riberio, de 68 años, que hace este trabajo desde hace cinco en un shopping center de la zona turística de Rio.
A sus 81 años, Hilton Ferreira es uno de los pocos alumnos negros del curso, que sigue por tercer año consecutivo.
«Es muy gratificante ser Papá Noel. Hay que ponerse el disfraz pero también encarnar el personaje. En mi barrio de la periferia norte, todo el año me llaman de ‘Papá Noel'», dijo orgulloso este técnico en telecomunicaciones.
«Eso parece fácil pero hay normas bien precisas. Hay que tener los gestos correctos con los niños y con sus padres», explicó.
Este año, a solo dos meses de las fiestas, los comercios dudan en contratar a un Papá Noel con la perspectiva de ventas en baja.
El presidente de la asociación de comercios de Rio, Aldo Gonçales, confirmó que la baja del consumo afectará las inversiones.
«Muchas tiendas renunciarán a contratar a un Papá Noel y solo los centros comerciales les mantendrán porque el gasto se reparte entre todos», afirmó.