La economía informal sobrevive en las colas de gasolina
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Café, agua, tostones e incluso almuerzos, ofrecen los vendedores informales en la kilométricas colas que se registran en la carretera Panamericana tanto para repostar gasolina como por los puntos de control.
«Acepto verdes y pago móvil», grita Augusto León, mientras recorre los tres kilómetros de carros que genera la estación de servicio Auxiliadora, ubicada en el km 13 de la referida arteria vial.
«Trabajo 24 horas, me turno con mi hermano, vivimos aquí mismo, en el barrio Francisco de Miranda», agrega el joven que ofrece cigarros, café y chupetas.
Su madre, una mujer de 78 años, es la encargada de tenerle listos los termos de café. «Al día vendemos hasta 7, acá la cola es las 24 horas, los conductores duermen dentro de sus carros, vienen muchos de La Victoria y hasta Maracay», indica.
Quienes aguardan para llenar los tanques, tienen acceso incluso a almuerzos. «Un par de restaurantes de la zona mandan a sus mesoneros a recorrer la cola ofreciendo menú, te lo traen hasta aquí», reseña Sergio Pérez, mientras aguarda en su carro.
La situación es similar a la altura del km 11, donde en semana de cuarentena radical la GNB y la PNB activa puntos de control que generan retraso en el tránsito.
«Vivo de esto, me paro temprano y camino desde la urbanización Felipe Acosta Carles ubicada en el km 8, y vendo en las mañanas y vendo empanadas, jugos y golosinas», narró Luis Perdomo.
Aceptan diversas formas de pago como: divisas en efectivo, transferencia bancaria, pago móvil y pago por punto de venta.
Con información de El Tequeño