La diseñadora donostiarra Isabel Zapardiez lleva su alta costura a París - 800Noticias
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EFE

La diseñadora española Isabel Zapardiez desfiló este domingo en una pasarela alternativa de París durante la Semana de la Moda, a la que aportó su gusto por los bordados y una colección con un enorme trabajo artesanal.

Zapardiez llevó a la pasarela 21 estilismos con los que presenta por primera vez su trabajo en París, tras años desfilando en la Barcelona Bridal Fashion Week, con la ambición de demostrar que su marca va más allá de los trajes de novia y acompañantes.

“Para mí una pasarela es un lugar donde poder avanzar como diseñadora. El lugar donde investigo, desarrollo nuevos ideas y me enfrento a nuevos retos”, contó Zapardiez a EFE antes del desfile en el Hotel d’Évreux, dentro del llamado Fashion Week Studio, que recrea los desfiles de las grandes casas de costura parisinas.

En su infancia, aquellos desfiles la hacían soñar con llegar a ser diseñadora y mostrar sus creaciones en la capital de la moda. Por eso la donostiarra, que creó su marca en 2002, ha cumplido este domingo su ambiciosa aspiración.

En la colección se apreció una rica variedad de tejidos y texturas, desde gasas cortadas en pequeños trozos para generar una sensación de espuma a bordados y organza de seda natural, trabajada en volumen para dar una impresión óptica de nebulosas, la inspiración de esta línea.

Esas nubes gigantes de polvo y gas del espacio, en las que se crean nuevas estrellas, inspiran los colores y los patrones de Zapardiez, que toma como referente sus movimientos y su naturaleza cambiante.

Esto se traduce en bordados que reproducen picos, brillos y mucho movimiento suspendido en vestidos con volúmenes en los que reina el negro, amarillo y naranja.

Pero las nebulosas le hablan también a la creadora del vértigo de lanzarse a un nuevo proyecto creativo, como el que ha necesitado para crear algunas de las atrevidas y complejas piezas de esta colección, como un abrigo de piel completamente bordado con pedrería y que pesa doce kilos.

“Es una colección pensada para mujeres que no tienen miedo a brillar”, asegura.

Zapardiez vive este momento como un pequeño sueño y como un gran paso para su marca, ya que trata de conectar en París con un mercado más internacional de alta costura para no dejarse encerrar en el nicho de las bodas. Sin embargo, precisa que la mayoría de estos vestidos pueden tener una adaptación para novias, con cambios de diseño y color.

En Barcelona también ha podido llegar a una clientela más internacional, si bien el grueso de sus clientas suele venir de España, del sur de Francia y, puntualmente, del norte de Europa, de América y del mundo árabe.

“Para nosotros venir a hacer este desfile es un esfuerzo personal muy muy grande. Somos ocho personas, conmigo nueve. Es un taller pequeño, casi familiar”, comenta la creadora, que cuenta con un estudio central en San Sebastián y otro en Pamplona desde donde espera seguir superando retos y cumpliendo sueños. EFE

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