La desinformación y el recelo retrasan vacunación a minorías en el Reino Unido - 800Noticias
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EFE

Las minorías étnicas que conviven en el Reino Unido se han quedado a la zaga en el plan de vacunación contra la covid-19 por factores que van desde infundados bulos esparcidos en redes sociales a una falta de confianza en el Gobierno.

Hay otras explicaciones al rechazo mostrado por británicos de raza negra, comunidades asiáticas y de otros grupos minoritarios (BAME) en este país: poderosas barreras culturales e idiomáticas o desinformación que circula veloz en el ciberespacio.

Estos elementos fomentan un recelo peligroso -sobre todo entre ancianos y personas vulnerables- a recibir el preparado, cuando el Reino Unido avanza hacia su objetivo de vacunar a 15 millones de personas antes de mediados de febrero y, hasta la fecha, ha logrado que más de 7 millones recibieran ya su primera dosis.

Un estudio elaborado por la Universidad de Oxford y la Facultad de Medicina Tropical e Higiene -difundido esta semana- revela que entre más de 20 millones de pacientes en Inglaterra, un 43 % de personas blancas mayores de 80 años recibieron la primera inyección antes del día 13, frente al 30 % de integrantes de las comunidades de Bangladesh y Pakistán y un 21 % de ciudadanos negros.

Otras cifras del organismo sanitario NHS England muestran que un 82 % de 5,8 millones de primeras dosis fueron a parar a población blanca; un 5 % a ciudadanos de origen asiático; un 1 % a negros y otro 10 % a personas que no especificaron su etnia.

En conversación con Efe, una contable británica de 41 años y de origen chino admite su particular oposición a inmunizarse. ¿El motivo? Sabrina (su nombre de pila) se niega «a ser el conejillo de Indias».

«No creo que se haya dedicado el tiempo suficiente a su desarrollo y se ha apresurado. Normalmente lleva años crear una vacuna», razona esta mujer.

Se muestra escéptica sobre el futuro del preparado: «Nadie conoce los efectos secundarios en el largo plazo. Todos los virus de la gripe mutan, ¿qué ocurrirá cuando esta vacuna se vuelva ineficaz contra las nuevas cepas?».

ALARMA ANTE LOS DATOS OFICIALES

La Oficina Nacional de Estadísticas ya alertó de que las tasas de mortalidad en varones de origen africano y de Bangladesh -de entre 9 y 64 años- superaron «en cinco veces» el índice hallado entre varones blancos de la misma edad en la primera ola de la pandemia.

También el grupo científico asesor del Gobierno -Sage- ha expresado recientemente su alarma frente a los últimos sondeos que revelan que un 72 % de la población negra es reacia a inmunizarse.

Por ello se han puesto en marcha varias campañas en los últimos días para persuadir a los escépticos, recurriendo a británicos famosos de origen asiático y negros que desmontan falsos mitos.

TEORÍAS CONSPIRATORIAS

Entre los elementos que torpedean el programa de inmunización figuran comunidades enteras que apenas chapurrean inglés y viven desconectadas de las noticias, creyendo bulos descabellados que les cuentan familiares o amigos o escuchan en su entorno.

Hay quien siente que existe un insalvable conflicto entre sus creencias religiosas y los supuestos ingredientes de los preparados: sostienen que estos se han fabricado con trazas de cerdo que no es halal (en el caso de algunos musulmanes) o pueden llevar componentes de carne de vaca (sagrada para los hindúes).

Por ello, Habib Naqvi, director del llamado Observatorio de Raza y Sanidad del NHS -sistema sanitario público- considera «necesario» que esas comunidades tengan «claro» que las formulaciones «no llevan productos cárnicos».

«No hay cerdo, no hay alcohol y han recibido la aprobación de líderes religiosos», enfatizaba hace unos días a la BBC.

Y luego están las redes sociales. La propagación online de rocambolescas teorías diseminadas por movimientos anti vacunas representan una amenaza fundamental para esos grupos.

Sukhi Deol, británica de 45 años perteneciente a la minoría Sij de este país, cuya familia es originaria del Punjab, dice a Efe que espera recibir el preparado cuando le llegue su turno y culpa a las «redes sociales» de la «desinformación» que confunde a estos grupos.

«Muchísima gente recurre a las redes sociales para obtener noticias; no hay muchas personas que hoy pongan la televisión para informarse. Miran Facebook, Twitter, oyen rumores…así que creo que (las redes) han desempeñado un papel enorme a la hora de explicar por qué estas personas no quieren vacunarse», opina.

Dice que algunos de esos surrealistas complot que hacen mella son de ciencia ficción: «Te cuentan que (si te vacunas) te van a insertar un chip. Y parece que se creen que te va a modificar el ADN».

Esas historias tienen más calado en áreas del noreste y suroeste de Inglaterra y han generado un pánico real en barrios específicos de Londres con elevado porcentaje de comunidades musulmanas de Bangladesh. Sería, por ejemplo, el caso de Newham (este), donde los bulos se cuelan en los hogares en forma de folletos repletos de «fake news» dejados en los buzones.

El responsable del programa nacional de vacunación, Nadhim Zahawi, teme que de no resolverse el problema esas comunidades quedarán expuestas al contagio: «Si un 85 % de la población adulta del país se vacuna y el 15 % -que no lo hace- recae fuertemente entre esos grupos BAME, el virus rápidamente infectará esa comunidad», alerta. EFE

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