La crisis social de Chile impacta en el tradicional Festival de Viña del Mar
EFE
La convulsión social de Chile marcará la 61 edición del Festival de Viña del Mar, que desde este domingo congregará a grandes artistas latinos en medio de una reforzada seguridad que buscará evitar que las protestas convocadas en su contra impidan su desarrollo.
Además, tanto la tradicional alfombra roja de todos los años como la gala de presentación del evento y otro acto vecinal fueron cancelados oficialmente en «señal de austeridad».
«Nos interesa que la gente pueda ir tranquila y hemos tomado todo tipo de resguardo para que así sea», dijo esta mañana, en una rueda de prensa, uno de los productores ejecutivos del festival, José Antonio Edwards.
MÁS DE 15.000 PERSONAS EN LA QUINTA VERGARA
Se espera que más de 15.000 personas se congreguen durante seis noches en el anfiteatro de la Quinta Vergara, tradicional sede del certamen y zona en la que ya se ha potenciado de forma especial el plan de seguridad que año a año se despliega durante la celebración.
Al incremento del número de efectivos policiales se suma que el cuerpo de Carabineros implementará dos anillos externos de seguridad para el control de las personas que ingresan, y, salvo los de los artistas o algunas autoridades, no se permitirá el acceso con vehículos.
«Esto sin perjuicio de los controles de seguridad de la propia quinta, para que todos asistan sin ningún tipo de elemento que pueda causar un daño a terceros, que es lo que se quiere evitar a toda costa», dijo a la prensa el intendente de Valparaíso, región donde se ubica Viña del Mar, Jorge Martínez Durán.
RÉCORD DE VENTA DE ENTRADAS
Por el escenario del popular festival pasarán los estadounidenses Maroon 5; el español Pablo Alborán y los puertorriqueños Ricky Martin, Pedro Capó y Ozuna.
También la mexicana Ana Gabriel, los argentinos Pimpinela y Luciano Pereyra, el brasileño Alexandre Pires y las chilenas Mon Laferte, Francisca Valenzuela y Denise Rosenthal, además de otros artistas y humoristas chilenos.
Para esta edición, sólo en la primera hora de salir a la venta se vendieron 20.000 entradas, lo que supone un récord en su historia.
«Esta es una experiencia colectiva de mucha gente que está trabajando. Son seis días donde se pone el alma y corazón y es importante conectar con la realidad del publico», advirtió Martín Cárcamo, uno de los presentadores o animadores, como popularmente se les conoce, del festival.
Cárcamo adelantó que la apertura del festival estará conectada con lo que está viviendo el país, y llamó a vivir el evento «desde la empatía, la conciencia social y la unión».
La otra conductora, María Luisa Godoy, valoró que la música «siempre ha sido la voz de los que muchas veces no han tenido voz».
EL OTRO FESTIVAL, EL DE «LA DIGNIDAD»
Esta tarde, mientras en el Hotel O’Higgins, el más emblemático del festival -al ser el que tradicionalmente albergó a los artistas que llegaban al certamen- acogía un acto oficial, a solo unos metros diversas organizaciones llevaron adelante el llamado «Festival de la Dignidad».
«Una expresión artística popular en el marco de las movilizaciones nacionales que desde el 18 de octubre nos han tenido en la calle», contó a Efe Salvador Zúñiga, miembro de la Unidad Social de Viña del Mar, que componen diversas organizaciones nacionales y territoriales
Ese mes, lo que en un principio empezó siendo un llamamiento de los estudiantes a protestar contra el aumento de la tarifa del metro se convirtió en una revuelta por un modelo económico más justo, que dejó episodios de violencia extrema con saqueos e incendios y hasta ahora al menos 30 muertos.
No obstante, a raíz de esos episodios empezó a haber señalamientos por presuntas violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad a la hora de contener las manifestaciones.
Según añadió Zúñiga, la iniciativa de hoy -para la que no obtuvieron permiso por parte de las autoridades pero que se desarrolló sin incidentes- permite mantener en la calle el reclamo contra la desigualdad.
También protestar por la «inversión de recursos humanos, técnicos y financieros» que supone el Festival de Viña «sin preocuparse de las precariedades y necesidades» que tiene la ciudad.
Además de actuaciones musicales, la manifestación, en la que estuvieron presentes familias y gente de diversas edades, contó con un apartado en el que diversos fotógrafos mostraron algunas de las imágenes tomadas durante los violentos episodios producidos entre los manifestantes y la policía en los últimos meses.
«Hay de todo un poco, hay fotografía familiar, enfrentamientos, un poco de la represión y de la contraparte de cómo se provoca desde el pueblo», explicó Diego Muñoz.
El domingo, cuando comienza el festival, ya hay convocadas diversas movilizaciones.
«Hasta el minuto, no nos han llegado ninguna solicitud ni de marcha ni de concentración», remarcó el intendente de Valparaíso horas antes.