La crisis política venezolana se instala en las embajadas del mundo en Caracas
EFE
La crisis venezolana dio este jueves otra vuelta de hoja y se instaló en las embajadas de Italia y Argentina en Caracas, en las que se refugiaron tres legisladores opositores acusados por el régimen de Nicolás Maduro de estar involucrados en el fallido levantamiento militar de la semana pasada.
A media mañana del jueves se conoció a través de medios locales que la diputada Mariela Magallanes, de la agrupación La Causa R, fue recibida en la residencia del embajador italiano en Caracas.
Por su parte, el diputado Richard Blanco, del partido Alianza Bravo Pueblo, pidió protección como huésped en la embajada de Argentina en Venezuela, informó su hijo, Richard Blanco, en la red social Instagram.
Al caer la tarde un tercer opositor, el diputado por el estado de Bolívar (sur) y también militante de La Causa R, Américo de Grazia, recibió la protección de la embajada de Italia para evitar ser detenido y exhibido como «trofeo» por la justicia venezolana, a la que el antichavismo acusa de estar subordinada a los intereses de Nicolás Maduro.
«Con esta acción no pretendo ser héroe, ni mártir. Sólo quiero ser útil a mí país», dijo De Grazia sobre su ingreso a la embajada italiana.
El martes, la chavista Asamblea Nacional Constituyente (ANC), un órgano no reconocido por numerosos Gobiernos e integrado solo por afectos al oficialismo, le revocó el fuero parlamentario a siete diputados luego de que el Supremo los señalara como responsables de la rebelión militar del día 30 de abril.
Ese día, el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, pidió a la Fuerza Armada, junto a un grupo de militares, que dejara de diera la espalda a Maduro, que detenta el poder desde 2013.
Según la investigación que adelantan los órganos de la justicia, al menos 10 diputados opositores -entre ellos Magallanes, Blanco y De Grazia- participaron en esta fallida rebelión y alentaron a los venezolanos a desconocer a Maduro.
La noche del miércoles, el primer vicepresidente del Parlamento, Édgar Zambrano, fue detenido por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) luego de haber sido también señalado desde el régimen, la Fiscalía y el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) como un «traidor a la patria» y conspirador.
Esta misma jornada Guaidó se pronunció contra estas acciones, que calificó como un nuevo golpe de Estado al Parlamento, de contundente mayoría opositora, al tiempo que alertó que la nación sudamericana ya pasó la «línea roja» para requerir cooperación militar.
«Sobre la posibilidad o no de cooperación militar en suelo venezolano (…) ¿y si va a ser requerida o no? Algunos dirían, o yo diría, que la línea roja la pasamos hace tiempo», indicó en una rueda de prensa al señalar que «la emergencia» del país «es obvia».
«Fíjense la palabra que utilicé, cooperación militar en suelo venezolano, no hay posibilidad de intervención ¿Por qué? Porque la intervención ya existe, militares cubanos ejerciendo de inteligencia y Contrainteligencia en Venezuela, militares rusos», continuó.
Aseguró, sin embargo, que la decisión sobre la puesta en marcha de una cooperación militar depende más del país que decida prestar la ayuda.
«¿Cuál es la línea roja -para el país-? bueno, eso tendrá que ver con los que van a cooperar, porque la línea roja la pasamos hace mucho tiempo, (…) la pasamos cuando hay siete millones de venezolanos en emergencia compleja», insistió en referencia a las personas que, según la ONU, necesitan asistencia humanitaria.
El líder opositor reiteró además que todas las opciones y mecanismos para lograr una solución a la crisis en Venezuela, y que a su juicio pasa por un cambio de Gobierno, deben ser evaluados «responsablemente».
En ese sentido, destacó que es «bienvenido cualquier elemento que sume» para lograr la salida de Nicolás Maduro, pero reiteró su negativa al diálogo, debido a que considera que este mecanismo es utilizado por el chavismo para engañar.
Guaidó también convocó a la oposición a movilizarse este sábado en todo el país.
Venezuela atraviesa un pico de tensión política desde el pasado enero, cuando Maduro juró un nuevo mandato de 6 años que no reconoce la oposición y parte de la comunidad internacional y, en respuesta, Guaidó proclamó un Gobierno interino que cuenta con el respaldo de más de 50 países, con Estados Unidos a la cabeza.