La controvertida historia de amor de Chespirito y Florinda Meza
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“Se me chispoteó”; “Fue sin querer queriendo”; “¡Es que no me tienen paciencia!”; son algunas de las inolvidables frases que nos remiten inmediatamente al entrañable personaje de El Chavo del 8. Un día como hoy, hace siete años causaba conmoción la triste noticia de la muerte del ídolo mexicano Roberto Gómez Bolaños. Se había ido un ícono, un genio de la comicidad, un creador de historias inolvidables, un pedazo de los recuerdos de la infancia, y un adelantado a su tiempo en la generación de contenidos. Aquel día la mujer que lo acompañó durante cuatro décadas, Florinda Meza, fue la encargada de confirmar el fallecimiento a través de las redes sociales.
“Esta vez no es un rumor, un invento, ni una broma. Se ha muerto mi esposo. Mi Rober, te amo mi vida”, así, con ese fulminante tuit la actriz oficializaba la fecha de partida del hombre más conocido como Chespirito. Ese sobrenombre con el que trascendió fronteras había surgido durante su juventud: a sus 22 años escribía guiones para los dos programas de mayor audiencia en la televisión mexicana, Cómicos y canciones y El estudio de Pedro Vargas. También escribió poesía y varias telenovelas de las cuáles se dedicó a componer sus respectivos temas musicales: Alguna vez tendremos alas y La dueña, entre otras. Fue por su inagotable creatividad que el director de cine Agustín Porfirio Delgado le había puesto el apodo de Shakespeare. Lo más cómico fue que por su baja estatura algunos comenzaron a llamarlo “Shakespearito”, que pronunciado velozmente sonaba “Chespirito”.
Como muchos saben, dedicarse al humor no fue su primera opción. Desde niño había sido un gran aficionado al mundo del deporte: el fútbol y el boxeo despertaron su vocación de convertirse en una estrella. En los años ‘40, cuando estudiaba la primaria, se lo podía ver jugando como delantero en la punta derecha en las calles de Benito Juárez, localidad del Distrito de México. Entrado en la adolescencia no se dejó amedrentar por las burlas sobre su complexión delgada –medía 1,61 y pesaba 48 kilos-, y logró ser subcampeón y campeón dos veces en Peso Paja, división en el campeonato nacional de boxeo mexicano.
Esas ganas de triunfar en la vida y hacer oídos sordos a quienes subestimaban su potencial lo llevó a ser famoso en su barrio, donde llegó a liderar una pandilla conocida como “Los Aracuanes”. Su simpatía llamaba la atención y una de las chicas que suspiraba por él en silencio era Graciela Fernández. Ella tenía 15 años y él 22 cuando se encontraron en un bar y la invitó a bailar. La joven sería la primera esposa de Roberto durante los siguientes veinte años, y juntos iban a ser padres de seis hijos.
Al mismo tiempo que contraía primeras nupcias daba sus primeros pasos en la agencia de publicidad D’Arcy, donde descubriría su talento como escritor. Para ese entonces ya había abandonado la carrera de ingeniería mecánica, y aunque había llegado a construir un tren a escala que funcionaba a vapor, era consciente de que esa forma de utilizar el ingenio no lo hacía feliz.
El éxito y la desolación por la muerte de su madre
A los 39 años llegó su gran oportunidad en la pantalla chica. En 1968 firmó un contrato con la recién formada Televisión Independiente de México, para un programa que se emitiría media hora los sábados por la tarde. El arrasador éxito hizo que cambiaran su horario al lunes por la noche y le dieran una hora entera. Fue entonces que sus dos personajes más queridos, El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado hicieron su debut en el programa bautizado con nombre artístico, Chespirito.
En un vistazo en retrospectiva, cada paso que dio en su vida luego iba a cobrar significado en sus programas. Su experiencia con el fútbol diría presente en el guión de la película El Chanfle, estrenada en 1979, donde el inolvidable elenco de la bonita vecindad interpretó otros personajes.
Por ese entonces tampoco se imaginaba que su verdadero fan número uno en nuestro país iba a ser Diego Armando Maradona. Incluso llegaron a conocerse frente a frente en 2005 y confesarse admiración mutua cuando Bolaños estuvo invitado en La Noche del Diez en una entrevista imperdible por Canal 13. “Usted es mi ídolo de verdad”, le confesó el astro del fútbol al tiempo que Roberto se deshacía en elogios y declaraba “Maradona es el mío”.
“Yo pasé momentos muy malos en mi vida y cuando veía El Chavo encontraba esa felicidad interior y relajación que me hacía tan bien”, le dijo conmovido el ex futbolista en su rol de conductor. Años más tarde se sabría incluso las peripecias del Diez para conseguir la colección completa en VHS de los episodios de la serie: primero en sus épocas como jugador en Barcelona, donde no se transmitían los capítulos y le pedía a sus familiares que le contaran por teléfono cada una de las entregas, generando un alto gasto de llamados internacionales simplemente para oír las aventuras de cada emisión. Después pasaría algo similar en Cuba, donde pidió como condición disponer de su programa favorito.
También sus vivencias más dolorosas de la infancia estarían presentes en la creación de El Chavo.”A los dos nos tocó difícil con nuestros padres, eso es algo que tenemos en común; tuvimos que madurar muy rápido”, le dijo Florinda Meza a Gerardo Rozín en Morfi, todos a la mesa (Telefe), durante una de sus visitas a nuestro país en 2017. A lo largo de la entrevista la actriz repasó toda su historia de amor con Roberto, y contó su propia versión de los conflictivos inicios de su romance.
La mujer detrás del personaje de Doña Florinda se refería a los golpes anímicos que padeció Bolaños durante su niñez: Francisco Gómez Linares, el padre del actor, murió cuando él tenía apenas 6 años, y fue criado por su madre, Elsa Bolaños-Cacho, secretaria bilingüe, quien murió de cáncer de páncreas justo cuando Roberto empezaba a ganarse un lugar en los corazones de los espectadores sin poder ser testigo de la popularidad inédita que alcanzarían los programas de su hijo. De su padre, un reconocido pintor y diseñador de cuadros de ilustración heredó su pasión por el arte e incursionó en su juventud, pintando y destacándose con diversas obras.
Mientras Roberto fue el polifacético hermano del medio y creció sin una figura paterna, Florinda también tuvo carencias durante su infancia. Cuando tenía 5 años sus padres se divorciaron, y quedó al cuidado de sus abuelos. Eran tiempos donde ser “hija de separados” era una etiqueta difícil de cargar, y cuando murieron sus abuelos el desamparo fue total.
El escandaloso romance de Roberto Gómez Bolaños y Florinda Meza
Sus caminos se cruzarían a principios de 1970 en sus respectivos personajes de la famosa vecindad, y el flechazo que sintió Roberto habría sido fulminante. Sin embargo, estaba casado hacía dos décadas con su primera novia, tenía veinte años de diferencia de edad con Florinda, y además ella tampoco estaba sola. El propio Carlos Villagrán, quien interpretaba a Quico en la ficción, reveló en 2011 que mantuvo un romance con la actriz. Quedan como prueba de aquel affaire algunas fotos donde se los ve con las manos entrelazadas.
Según cuenta Villagrán, le pidió consejo a Chespirito sobre cómo manejar su relación con Florinda, y el actor le habría dicho que lo mejor era terminar el noviazgo para priorizar su carrera y el prestigio del programa. Cuando la pareja de actores se separó luego de un tiempo la actriz empezó un vínculo más serio con Enrique Segoviano, director de El Chavo del 8, e incluso estuvo comprometida con él.
“Yo tuve mis novios, mis pretendientes, mis decepciones, porque además fuera del medio artístico tuve proyectos de matrimonio, pero el problema es que todos querían que deje de actuar. Y yo pensaba: ‘Si les gusto por lo que soy, por qué al casarse me piden que sea otra cosa, yo no voy a ser lo que les gusta entonces’”, aseguró Florinda cuando Rozín le preguntó cómo había sido su vida sentimental antes enamorarse de Roberto.
“Yo estaba a punto de casarme, y ahí a Roberto le dio la garrotera; el mayor cortejo fuerte fue cuando supo que me estaba por casar”, agregó, y reconoció que en ese entonces el actor tenía fama de “mujeriego” y trataba de conquistarla enviándole flores a cada lugar donde ella estuviera, incluso si estaba acompañada de un pretendiente. Algo de aquella química encubierta entre ambos quedó en evidencia en un video grabado en el aeropuerto de la Ciudad de México en 1974, momento en que hacía tres años que compartían escenas juntos.
En el clip se puede ver a Bolaños junto a sus compañeros durante una entrevista que brindó antes de partir a Nicaragua en el marco de una gira teatral que reunía a los personajes de El Chavo del 8 y El Chapulín Colorado. El actor, productor y guionista presentó ante la prensa a todas las personas que lo acompañaban, y lo llamativo recae en los tres involucrados en el entrelazado amoroso que iba a seguir su curso hasta convertirse en escándalo: a su lado sonreía con nerviosismo Florinda, mientras que también se encontraba presente su esposa Graciela, y a su derecha Villagrán tomaba la palabra para hablar del éxito internacional de los programas.
Faltaban todavía dos años para que Florinda y Roberto se dieran su primer beso un 12 de octubre durante un tour en Chile. Los rumores en torno a su relación entre las sombras iban a despertar posturas encontradas en el elenco, e incluso María Antonieta de las Nieves –la Chilindrina en la ficción- declararía muchos años más tarde que su compañera no tenía “buenos tratos” hacia sus colegas. En este sentido, cabe recordar que la actriz ofició como productora de la serie y participó de muchas decisiones relacionadas a la trama al mismo tiempo que su romance con Roberto avanzaba viento en popa.
En medio de aquellas tensiones y desacuerdos se produciría la llamativa renuncia de Villagrán en la serie en 1977, seguida por Ramón Valdés (Don Ramón). Para ese entonces la relación de Florinda y Roberto había dejado de ser un secreto a voces y se convertía en una sólida pareja. Durante su visita a nuestro país la actriz aseguró que el noviazgo con quien era su jefe puso a prueba todos sus prejuicios y también generó muchas discusiones con quienes la veían con malos ojos y la acusaban de ser “roba maridos”; mientras que al actor lo tildaban de “padre abandónico”.
Según cuenta Florinda fueron cinco años de conquista antes de empezar su relación. “Un día dejó de mandarme flores y algo se desacomodó en el mundo para mí. No podía creer que yo, la mujer tan prudente e inteligente, que siempre pensó que el amor debe ser con el corazón, sin dejar de pensar con la cabeza, hubiera podido enamorarse de un hombre casado”, confesó en diálogo con Rozín.
La actriz explicó que la seducción constante pasaba por las largas charlas que mantenían, con temas de conversación que se renovaban sin parar. “Él me decía: ‘Tú eres una mujer diferente’, me compuso una canción que se llama así, ‘Diferente’, que dice cosas muy lindas. Y yo le recriminaba que cómo le iba a creer si a todas les decía lo mismo, y que yo jamás había tenido un romance con un jefe ni menos con un casado; eso es para tontas, es peligrosísimo, es mal negocio, de pronto te quedas sin empleo o sin pareja”, aseguró.
En un bar de Santiago de Chile se produjo el diálogo que pasaría a la historia para ambos y se repetirían durante casi cuatro décadas en cada aniversario. “Le dije: ‘Si tienes un matrimonio, tienes hijos y tu mujer es linda y buena, ¿por qué haces todo lo que haces?’, y él me contestó: ‘Siento que mi vida está vacía, me falta algo, a veces siento que me gustaría que alguien me besara…’”, narró Florinda.
“Y ahí se me salió: ‘Si quieres besar a alguien, ¿por qué no me besas a mí?”, fue la respuesta de Florinda que se selló en un apasionado beso. Ese día no estaban solos, había algunas personas en el lugar, incluido Francisco Gómez Bolaños, hermano de Chespirito. Cuatro décadas después la actriz asumió que aquel primer acercamiento fue como el de una comedia romántica, y las mariposas en el estómago fueron más reales que nunca.
Separación y noviazgo oficial
“Después del beso me arrepentí, quería dar marcha atrás. Él llevaba dieciocho años de matrimonio en ese momento, seis hijos, y una mujer, son siete valijas de bagaje”, se sinceró Florinda. “Por lo que le pasó a él Roberto siempre les decía a las nuevas parejas: ‘No permitan que haya una fisura en su relación, porque esa fisura va creciendo y se convierte en el Cañón del Colorado, y después ninguno de los dos puede saltar al otro lado, la distancia es insalvable y siguen queriendo a esa mujer de otra manera, pero su mundo queda vacío, el de cada uno de los dos’, y yo pienso que realmente su mundo estaba vacío”, aclaró, en referencia a la crisis matrimonial que atravesaba el actor.
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