La ciencia, protagonista tras un mes de estado de alarma por coronavirus
EFE Salud
Pero no solo. También ha habido ingenieros fabricando respiradores y material sanitario en 3D, laboratorios que han cedido sus equipos PCR a hospitales para el diagnóstico de casos de SARS-CoV2 e investigadores que, a través de Twitter, han logrado montar una red para extender los test en las residencias de mayores.
La investigación española se puso en marcha mucho antes de que empezara el confinamiento en España: la ciencia es global y la búsqueda de fármacos y vacunas contra un coronavirus que afecta a la mayoría de países es un objetivo común de decenas de equipos que para ello, además, se aprovechan de la tecnología puntera existente.
Desde que se detectaron los primeros casos en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, China, la comunidad científica se afana por buscar tratamientos pero, primero, por escudriñar el nuevo coronavirus porque solo así, conociendo su evolución, genética y su actividad en las células humanas se puede afinar en las soluciones.
Tanto en el conocimiento del SARS-CoV2 como en el desarrollo de tratamientos y posibles vacunas participan desde el inicio investigadores españoles; por ejemplo, un equipo de la Universidad de Valencia y de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio) obtuvo los genomas completos del coronavirus de varios pacientes en España.
También lo hicieron desde Barcelona, en el Hospital del Vall d’Hebron; un esfuerzo que se comparte y se suma al que está haciendo la comunidad internacional por averiguar más sobre la transmisión del virus o cómo este ha ido cambiando a medida que se extiende.
La ciencia busca la vacuna contra el coronavirus
A día de hoy no hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar la Covid-19, aunque sí se pueden aliviar los síntomas. En España hay varios equipos, entre ellos los del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), que trabajan por el desarrollo de la vacuna y todos los implicados coinciden en que todavía es pronto: la vacuna no estará lista antes de un año.
Y es que aunque EEUU y China hayan comenzado a ensayar en humanos prototipos de vacuna estos son aún candidatos y los ensayos clínicos llevan su tiempo: al menos tres fases que hay que ir superando.
Además de la investigación de la vacuna también en España se han puesto en marcha ensayos clínicos con medicamentos que se han empleado en el tratamiento del ébola, la malaria o el sida.
Los experimentos con algunos medicamentos, como en el caso de remdesivir o la hidroxicloroquina, han empezado en fase III (la última de las etapas de los ensayos clínicos antes de ser aprobados por las agencias reguladoras), lo que, según los expertos consultados, puede suponer ventajas porque acotaría los tiempos.
Pero también los científicos españoles están centrados en el diagnóstico: por ejemplo, desde el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología, la profesora del CSIC Laura Lechuga lidera un proyecto que pretende ofrecer un nuevo dispositivo basado en nanotecnología biosensora óptica que permitirá detectar el coronavirus en unos 30 minutos, directamente a partir de la muestra del paciente y sin necesidad de realizar análisis en laboratorios.
Además, el Comité Español de Matemáticas ha puesto en marcha Acción Matemática contra el Coronavirus con el objetivo de predecir anticipadamente el número de contagios, de fallecidos o las altas.
Participan más de 200 grupos o investigadores de manera individual con el reto de ayudar en la toma de decisiones.
La ciencia española está volcada y los ciudadanos, como dijo el ministro Pedro Duque en una entrevista con Efe, tienen que saber que esta dará respuestas: tenemos razones para pensar que España hará aportaciones importantes en la lucha contra esta pandemia, apuntó.
Tres días después de que se acordara el decreto que establecía el estado de alarma, el Gobierno aprobó 30 millones de euros para la ciencia, una “partida importante” dentro de “un primer paquete de ayudas” para hacer frente a esta emergencia: “estamos atentos a las necesidades de los investigadores”, subrayó entonces el ministro.
Pocas veces la ciencia ha sido tan protagonista. Para las sociedades científicas, médicas, universidades y centros de investigación, esta pandemia ha puesto de manifiesto, como muy pocas veces antes, el papel relevante de la ciencia, junto con el sistema de salud, en la obtención e interpretación de datos y en proponer estrategias para obtener soluciones.
Ayer pidieron en un comunicado conjunto que se garanticen los recursos e instrumentos suficientes para que la ciencia pueda desempeñar con “la solvencia necesaria” su papel investigador y de asesoramiento a las autoridades en la actual crisis de la COVID-19: aumento sostenido y regular de la financiación y desplegar una red de asesoramiento científico “independiente y transparente”.