Kenneth Branagh: «Shakespeare es la vida vivida al máximo»
EFE
Durante la promoción de la película shakesperiana «All is True», Kenneth Branagh, que defiende que el genio inglés representa «la vida vivida al máximo», pidió unos segundos antes de recibir a Efe: el Tottenham estaba jugando las semifinales de la Champions League y quería mirar el resultado.
«Soy abonado del Tottenham y esto está siendo una pesadilla», se disculpó con una sonrisa torcida al comprobar que, a mediados de la segunda mitad, su equipo empataba a dos y necesitaba un gol más para no caer eliminado ante el Ajax.
«Esto no te deja respirar», comentó este gran amante de Shakespeare y quien, quizá, en ese momento, habría querido gritar en medio de un hotel de Los Ángeles (EE.UU.) «ganar o ganar, esa es la cuestión» o «mi reino por un gol».
Las grandes pasiones y las arrebatadoras emociones de la vida, un territorio en el que se podrían dar la mano el fútbol y la obra de Shakespeare, han sido una enorme inspiración en la carrera de Branagh (Belfast, 1960), quien, tras explorar durante años la obra del maestro inglés de las letras, decidió situarle como protagonista de «All is True».
Centrada en los últimos años del escritor, esta película que llega mañana a los cines estadounidenses cuenta, además con la dirección de Branagh y con su interpretación dando vida a Shakespeare, con Judi Dench e Ian McKellen en su elenco.
Con películas como «Henry V» (1989), «Much Ado About Nothing» (1993), «A Midwinter’s Tale» (1995), «Hamlet» (1996), «Love’s Labour’s Lost» (2000) o «As You Like It» (2006), Branagh ha rendido homenaje a Shakespeare de todas las formas posibles, una particular fijación que comenzó de muy joven.
«Vi un programa de variedades en la televisión. Salía Peter Sellers, el gran actor y cómico, imitando a Laurence Olivier, el gran actor shakesperiano, siendo Ricardo III y estaba recitando la letra de ‘A Hard Day’s Night’ de The Beatles. Y era extravagante», bromeó.
«Pero no fue hasta que fui a una producción de ‘Romeo and Juliet’. Tenía trece años, estaba en una multitud de mil niños con mi misma edad. La batalla del comienzo de la obra empezó, las chispas brotaron de las espadas, y luego estaba Juliet, que era hermosa. Creo que atravesé la pubertad viendo esa obra», indicó.
Nominado en cinco ocasiones a los Óscar, Branagh se interesó en «All is True» por un Shakespeare de vuelta en casa tras sus triunfos en Londres pero que, pese a ser «el escritor más prominente», aparece lleno de inseguridades y flaquezas de lo más humanas.
«Es solo un tipo en la habitación, en lugares oscuros porque no había luz eléctrica, con velas y sin luz ni sonido ambiente, quizá el tic-tac de un reloj. Y una madre y una hija dándose cuenta de que no ha estado mucho por casa en los últimos veinte años», explicó.
«Aquellos que buscan a un Shakespeare glamuroso, como el del teatro, encuentran un hombre interesado en pagar su hipoteca (…). Él consumó lo que decía Flaubert: ‘Como artista, necesitas ser burgués en tu vida privada y revolucionario en tu vida creativa», argumentó.
Nada, sin embargo, le quitaba más el sueño que el recuerdo de su hijo fallecido Hamnet, prácticamente un fantasma acechándole en cada esquina.
Branagh detalló que en las últimas obras de Shakespeare aparecen muchas muertes de niños, separaciones de gemelos o peleas entre padres e hijos, pero también magia y espíritus.
«Es como si estuviera desesperado por un final feliz, por traer de vuelta a los muertos (…). Podría ser una obsesión personal si tu hijo muere con once años», concedió.
Por otro lado, Branagh reflexionó sobre la vigencia de temas de Shakespeare: «Ambición, crueldad, celos, amor no correspondido, violencia…».
«Siempre he sido consciente de que hay un elemento que te agarra por el cuello pero también hay otra parte que te aburre, que es muy lenta, de gente con diálogos estrafalarios… Esa contradicción me ha impulsado toda mi vida y siempre he querido que la gente la vea como yo», dijo.
«¿Por qué estoy tan interesado en Shakespeare? Porque es la vida vivida al máximo», finalizó.
Mientras despedía a Efe, Branagh se tiró de cabeza a por el móvil. «Todavía van dos a dos», afirmó con un suspiro a unos diez minutos de acabar el partido. Pero lo que no sabía, ni podía intuir, es que el Tottenham metería un milagroso gol en el descuento, un tanto con el que el día del futbolero Branagh pasaría de ser una tragedia shakesperiana a tener un final feliz «made in Hollywood».