Juan Carlos I podría regresar a España antes de final de año
EFE
El rey emérito de España, Juan Carlos I, afincado en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos) desde agosto de 2020, podría viajar a España en las próximas semanas, según informaron este sábado a EFE fuentes de su entorno, aunque sin precisar si sería un regreso definitivo o eventual, ni dónde se alojaría.
Esta semana trascendió a los medios de comunicación españoles que la Fiscalía del Tribunal Supremo tiene previsto archivar las tres investigaciones abiertas sobre los fondos de Juan Carlos I en el extranjero desde hace más de un año al no observar indicios de delito.
Tras la decisión de la Fiscalía de no prorrogar las indagaciones, el rey emérito «cree que ya puede volver», después de que no fructificaran los intentos que hizo antes al poder comprometer a su hijo, el actual monarca español, Felipe VI.
Juan Carlos I baraja viajar a España antes de las Navidades, «incluso en noviembre», apuntan las fuentes.
Los fiscales se inclinan por archivar su caso debido a la inviolabilidad que le protegía durante el periodo que reinó, lo que le eximiría de responsabilidad en las comisiones que pudo cobrar de Arabia Saudí por las obras del tren de alta velocidad (AVE) a La Meca.
Las dos regularizaciones tributarias que acometió por valor de 5,3 millones de euros por el dinero donado por amigos para sus gastos personales también cierran la puerta a un posible delito, al tiempo que no se ha podido demostrar que ocultara fondos en paraísos fiscales.
MÁS DE UN AÑO EN ABU DABI
Juan Carlos I emprendió rumbo a Abu Dabi el 3 de agosto del pasado año después de que la Casa Real, con el visto bueno del Gobierno español, acordara que lo mejor era su salida temporal de España a la espera del resultado de las diligencias fiscales.
Felipe VI dejó en manos de su padre la elección del destino en el extranjero.
En un primer momento, sopesó la opción de instalarse en Portugal, pero ante las reticencias de la Casa Real por la proximidad con España, decidió trasladarse al emirato invitado por las autoridades de ese país.
«Aquí no molesto a la corona», justificó don Juan Carlos, según su testimonio recogido en el libro publicado esta semana, «Mi rey destronado», obra de la escritora francesa Laurence Debray, quien le visitó en Abu Dabi en primavera.
Está por desvelar dónde fijaría su domicilio una vez que dé por cerrada su expatriación, al considerarse improbable su vuelta al Palacio de la Zarzuela, la sede de la jefatura del Estado español, que fue su residencia durante más de 57 años.
Algunas informaciones indican que el Gobierno español estaría estudiando la posibilidad de alojarlo en alguna propiedad de Patrimonio Nacional por haber sido jefe de Estado y conservar el título de rey de manera vitalicia.
El entorno de Juan Carlos I no descarta que pudiera ir a Portugal, «donde tiene muchos amigos y es muy querido», señalan las fuentes.
Otra posibilidad que se ha apuntado sería convivir con su hija mayor, la infanta Elena, en su piso de Madrid, si bien, al estar situado en el centro de la ciudad, su exposición pública sería mayor.
VISITADO POR SUS HIJA Y SUS AMIGOS MÁS CERCANOS
El rey emérito, quien cumplirá 84 años el próximo 5 de enero, asegura tener buena salud, lo que ha atribuido a que ha hecho gimnasia a diario y que ha adelgazado doce kilos.
Su movilidad, en cambio, sigue bastante debilitada y necesita el bastón para caminar, a pesar de haber recibido sesiones de fisioterapia con regularidad.
En su villa en Abu Dabi, ha estado asistido en todo momento por tres asistentes sufragados por Patrimonio Nacional, además de una pareja de sirvientes locales para las tareas del hogar dispuesta por sus anfitriones.
Allí se ha mantenido al tanto de las noticias en España y ha estado en contacto permanente con sus amigos más estrechos. También le han visitado sus hijas, Elena y Cristina, y varios amigos.
En el libro escrito por la periodista y escritora francesa Laurence Debray, «Mon Roi déchu» (Mi rey caído), publicado recientemente, Juan Carlos I desvela que tras ver el entierro de Felipe de Edimburgo, esposo de Isabel II, se planteó: «Ahora, debo pensar en el mío».