Jorge Arreaza señaló que Venezuela “eleva las alarmas y las alertas a un nivel superior”
EFE
El Gobierno de Venezuela vinculó hoy a los restos de la desactivada célula rebelde que dirigía el fallecido expolicía Oscar Pérez con el atentado con explosivos del cual salió ileso el sábado el presidente Nicolás Maduro, cuando el gobernante encabezaba un acto con militares en Caracas.
«Hay seis detenidos (…), uno de ellos estuvo involucrado en el asalto (…) del Fuerte Paramacay (…), los que sobrevivieron de esa célula han tratado de asesinar no solo al presidente de la república, sino a los presidentes del resto de los poderes», dijo el canciller venezolano, Jorge Arreaza, en una reunión con el cuerpo diplomático acreditado en el país.
El asalto al Fuerte Paramacay sucedió el 6 de agosto del año pasado, cuando un grupo de militares rebeldes cargaron con un centenar de fusiles y varios lanzagranadas del cuartel ubicado en el estado de Carabobo (noroeste).
Entonces, el portavoz del grupo, que se identificó como el «capitán Juan Caguaripano», dijo ser «comandante de la operación David Carabobo» y estar acompañado de oficiales, tropas activas y en reserva de «todos los componentes» de las Fuerzas Armadas y de policías dispuestos a devolver «la libertad» a Venezuela.
Luego, el expolicía Oscar Pérez señaló que Caguaripano formaba parte de su grupo, que pretendía desalojar a Maduro del poder por la fuerza.
Caguaripano fue detenido por las autoridades venezolanas sólo cinco días después del asalto, mientras que Pérez y seis miembros de su célula fallecieron en un enfrentamiento con las autoridades en enero de este año.
Arreaza enfatizó hoy que la célula de Pérez tenía «planes de asesinar» a Maduro y «ocasionar conmoción nacional por distintas vías».
«Y cuando esa célula fue desmantelada, después de horas de negociación y de un inevitable enfrentamiento, algunos gobiernos se solidarizaron con los terroristas y algunos presidentes incluso han dicho que fue una ejecución extrajudicial, fíjense ustedes en las consecuencias», añadió.
El atentado contra Maduro, que se saldó con siete heridos, ocurrió la tarde del sábado cuando el presidente ofrecía un discurso en el cierre del acto en Caracas por la celebración de los 81 años de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión.
La transmisión mostró, antes de cortarse luego de una detonación, a los militares formados rompiendo filas de manera desordenada y cómo evacuaron al ministro de Defensa, Vladimir Padrino.
Para cometer el hecho los «terroristas» usaron drones «diseñados para trabajos industriales» cargados con explosivos, que no hirieron a Maduro porque inhibidores de señales les descontrolaron, según dijo hoy el ministro de Interior, Néstor Reverol.
Por estos hechos, Maduro acusó anoche al saliente presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, así como a la «ultraderecha» de ese país y de Venezuela.
El diplomático subrayó que esta situación “Eleva las alarmas y las alertas a un nivel superior”.
Igualmente Arreaza indicó que la realización de este ataque, durante los actos de celebración del 81 aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), tiene la intención de mostrar “fracturas” dentro de la institución castrense.
Estos eventos ocurren en medio de la severa crisis económica que padece Venezuela, que se traduce en escasez de todo tipo de productos, hiperinflación y numerosas deficiencias en los servicios públicos.
Por estas razones, en el país se desarrollan a diario decenas de protestas, en demanda de comida, transporte, agua, electricidad y mejores salarios, entre otras exigencias.