Jean Paul Gaultier muestra el cine que lo convirtió en diseñador - 800Noticias
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EFE

A punto de cumplir 60 años, el diseñador francés Jean-Paul Gaultier lleva una vida de jubilado bastante activa. Su adiós de las pasarelas en 2020 le dejó huecos para nuevos proyectos, como la organización de la exposición «Cinémode», en la Cinémathèque de París, sobre la influencia del cine en su obra.

Lo que en principio iba a ser una retrospectiva cronológica sobre la historia de la moda a través de la valiosa colección de la Cinémathèque, lograda a base de donaciones a uno de sus fundadores, Henri Langlois, se convirtió en una exploración de la relación cruzada entre el cine y la moda en Gaultier.

El hombre que volvió a poner de moda los corsés, transformó los trajes de chaqueta masculinos en sensuales prendas femeninas y bautizó su primera colección masculina con el título rebelde de «Hombre objeto», dando la vuelta a las relaciones entre hombre y mujer, devuelve ahora el favor al cine que lo convirtió en artista.

La exposición comienza con «Falbalas», la película de Jacques Becker de 1945 que convenció a Gaultier de que sería diseñador, y va dando paso a algunos de los personajes más míticos del cine del siglo XX, como Mae West, Marilyn Monroe, Marlon Brando, Brigitte Bardot o Jane Fonda, muchos de los cuales revolucionaron los códigos del cine y de la sexualidad.

Porque el foco de la muestra se sitúa precisamente en señalar esa evolución de las relaciones hombre-mujer, la capacidad de vestir y poner rostro a lo diferente, y aquellas ligeras transiciones de género que en el cine, y con la ayuda de vestuario, fueron transformando los roles de poder.

«Estas películas osaron mostrar cosas diferentes y sobre todo personajes, actrices, que hicieron evolucionar los códigos por su relación con la moda y su actitud», contó Gaultier en la rueda de prensa que precedió a la inauguración de la expo, abierta al público del 6 de octubre al 16 de enero.

El pomposo vestido de Brigitte Bardot en «Y Dios creó a la mujer» (1956) contrasta con el traje de lentejuelas con el que Marilyn Monroe pasó a la historia en «Los caballeros las prefieren rubias».

«Es una muestra de la diferencia entre cómo Hollywood veía a la mujer y cómo la representaba el cine francés. Marilyn aparece como mujer objeto mientras que Bardot escoge su propio vestido y muestra lo contrario a la sofisticación. He escuchado a muchas mujeres hablar de la influencia que este personaje libre tuvo para ellas», opinó el diseñador.

EXPOSICIÓN ITINERANTE EN ESPAÑA

El propio trabajo de Gaultier como diseñador de vestuario de cine con directores como Pedro Almodóvar o Luc Besson también se integra en la exposición, como el vestido de lentejuelas desnudo que vistió Gael García Bernal en «La mala educación», o los trajes de Victoria Abril y Rossy de Palma en «Kika», película que la Cinémathèque proyectará al margen de la muestra.

«Cinémode» viajará en febrero de 2022 a Madrid antes de comenzar un recorrido por Barcelona, Zaragoza, Sevilla y Palma de Mallorca, hasta enero de 2024, gracias al apoyo de la Fundación La Caixa, patrocinadora del proyecto.

«Cuando trabajas con un genio como Gaultier fuera de su zona de confort, el proyecto se convierte en una aventura estimulante. Él es un hombre de la moda que tiene una relación muy fuerte con el cine y tiene muchas referencias que se han trasladado a sus creaciones», señaló a EFE Ignasi Miró, director corporativo de Cultura y Ciencia en la Fundación La Caixa.

La historia de transgresión y libertad se refleja en ambas artes, como también lo hace la capacidad del cine y la moda para hacer soñar al espectador. A Gaultier le hizo fantasear con ser diseñador y el haberlo logrado hizo de él alguien risueño, divertido y confiado en el futuro.

«El cine y la moda han mostrado que se ha producido una evolución muy fuerte del carácter y el poder de la mujer, mientras que el hombre es cada vez más sobornable y femenino, se ha transformado en un hombre objeto», dice entre risas el eterno «enfant terrible» de la moda francesa, convencido de que el próximo tabú que habrá que levantar es el de la vejez, cuya representación sigue incomodando en ambas industrias. EFE

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