Ivanka Trump…¿nueva primera dama de Estados Unidos?
Con información de EL Universal
Melania Trump no quiere mudarse por ahora a la Casa Blanca. Pero eso no significa que su esposo, Donald Trump, tenga que apañárselas sin primera dama durante su primera etapa como presidente. Para eso está Ivanka, la hija de 35 años que tuvo de su primer matrimonio con Ivana Trump. Al parecer la empresaria y su esposo, Jared Kusher, están buscando casa en el lujoso barrio de Georgetown, en Washington.
Cada vez hay también más rumores de que Ivanka podría tener un despacho en el Ala Este de la Casa Blanca, donde tradicionalmente tiene su oficina la primera dama, señaló DPA.
No sería una sorpresa que Ivanka juegue un papel destacado en el futuro Gobierno de Trump, aunque sea sin un título oficial. En la campaña electoral fueron escasas las apariciones de Melania y tras la victoria de su esposo, el 8 de noviembre, apenas se le ha vuelto a ver. Todo lo contrario que a Ivanka.
La vicepresidenta de la división inmobiliaria de la Organización Trump ya era uno de los apoyos más visibles del magnate antes de las elecciones y ahora está participando en los preparativos para el desembarco en la Casa Blanca del próximo 20 de enero.
A Ivanka se la ha visto acompañando a su padre cuando este recibió a importantes invitados, como los líderes de Silicon Valley o el primer ministro japonés, Shinzo Abe. Esta última visita hizo a muchos fruncir el ceño, debido a las relaciones empresariales de Trump con Japón y teniendo en cuenta que el presidente electo tenía pensado dejar al frente de sus negocios a sus hijos Ivanka, Donald Jr. y Eric cuando llegase al Despacho Oval.
Pero en las últimas semanas el nombre de Ivanka no ha vuelto a mencionarse en relación con el imperio empresarial de su padre, lo que indica que Trump tiene en mente para ella un papel especial en la Casa Blanca. Todavía no está claro que rol adoptará, pero el futuro mandatario dejó claro lo mucho que le gustaría que Ivanka y su esposo Jared -también empresario inmobiliario- entrasen en su equipo de Gobierno.
«Me gustaría que participasen… Los dos tienen mucho talento», dijo por ejemplo al canal Fox News. «Cuando miro a Ivanka, le interesan tanto las cuestiones relacionadas con las mujeres y los niños. Nadie podría hacerlo mejor que ella», aseguró.
Ivanka, madre de tres hijos y graduada con honores en la reputada Wharton Business School, se concentró ya durante la campaña en esas áreas, si bien lo hizo para limpiar un poco la imagen de su padre tras sus lamentables comentarios sobre las mujeres. También se supo que Ivanka ya contactó con miembros del Congreso para conseguir su apoyo a programas en favor de las mujeres y los niños.
Pero aunque «papá Donald» se sienta orgulloso, el destacado papel de Ivanka en política arroja muchas dudas. No deja de ser una empresaria en activo, que además de trabajar para la Organización Trump tiene una línea de joyas y una empresa de moda, toda un serie de intereses empresariales propios.
No hace mucho, tras una entrevista televisiva su empresa hizo publicidad de una joya de 10.000 dólares que Ivanka había llevado puesta, algo por lo que después tuvo que pedir disculpas. Y hace poco, una fundación de su hermano Eric ofreció un «café con Ivanka» durante una subasta benéfica on-line. Hubo muchas críticas y se retiró de la web.
Desde entonces, Ivanka intenta distanciarse cada vez más de sus negocios y de los de su padre. Pero la sospecha de una nebulosa mezcla permanece, sobre todo porque Trump padre tampoco ha dejado claro en qué medida separará sus intereses personales de sus obligaciones como presidente.
El equipo de Trump está estudiando si hay algún resquicio legal que pueda permitir que Ivanka y Jared trabajen directamente para el presidente. En 1967 el Congreso adoptó medidas contra el nepotismo que en esencia establecen que ningún funcionario puede emplear a un familiar en una administración que esté a su cargo.
Kellyanne Conway, una de las principales asesoras de Trump, ya apuntó sin embargo que esa normativa rige para los puestos del gabinete pero no para los empleados del presidente en el Ala Oeste, donde el presidente podría decidir con quién trabaja.
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