Italia termina «on line» el año escolar
EFE
Los niños italianos se despidieron hoy «on line» de sus compañeros y profesores en este último día de curso tras más de tres meses sin colegio y con la incertidumbre de lo que ocurrirá en septiembre, lo que provocó una huelga y manifestaciones de docentes en toda Italia.
Las escuelas y universidades italianas cerraron desde el pasado 4 de marzo por la pandemia, antes de que el 9 de marzo se decretase el confinamiento total y, desde ese momento, los centros pusieron en marcha los programas de la llamada «didáctica a distancia» (DAD), con muchos problemas debido a que cerca del 30 % de los alumnos no han podido acceder a ella, según algunas asociaciones.
Quedan tan sólo los exámenes de acceso a la universidad, la «maturitá» italiana (la selectividad), que finalmente se realizarán de manera oral y presencial en solitario a partir del 17 de junio.
Con la prohibición aún en el país de las aglomeraciones, finalmente no se autorizó la posibilidad de que los alumnos se pudieran encontrar al menos en el último día del colegio, sobre todo aquellos que terminan un ciclo escolar.
Aunque muchas clases de manera autónoma se han visto hoy, manteniendo la distancia de seguridad, ante la puerta del colegio para un último saludo o una foto recuerdo.
Para algunos, la educación y sobre todo los niños y adolescentes, han sido los grandes olvidados en esta pandemia y, por el momento, no existen tampoco soluciones para septiembre.
¿MASCARILLAS Y PLEXIGLÁS PARA VOLVER AL COLEGIO?
En un informe del comité científico-técnico creado para estudiar como desconfinar el país, se indicó hace algunos días que para reabrir los colegios en septiembre se necesitará distanciamiento físico de al menos un metro en las aulas y espacios comunes y mascarillas obligatorias para los mayores de seis años.
En el documento se explica que se obligará el uso de la mascarilla para todas las instalaciones de la escuela, excepto durante la actividad física, las comidas o cuando sean sometidos a exámen.
Se trata de un documento base sobre el que tiene que trabajar el Ministerio de Educación y la ministra del ramo, Lucia Azzolina, propuso que la vuelta al colegio en septiembre se haga con máscaras faciales completas y barreras de plexiglás entre los pupitres, como lo han hecho en otros países europeos.
Una propuesta que ha sido criticada tanto por los directores de los centros y por la oposición política que la ha calificado como inviable, sobre todo por el gasto económico que conllevaría.
SIN FONDOS NO SE VUELVE AL COLEGIO
«No se puede reiniciar sin fondos» es el eslogan que los profesores cantaron hoy frente al Ministerio de Educación en la manifestación celebrada el último día del año escolar y en el día en el que los sindicatos convocaron una huelga general del sector, aunque simbólica ya que no hay clase.
Los sindicatos promovieron movilizaciones en todo el país para pedir que en septiembre se regrese a las aulas pero con total seguridad, para lo que se necesitan más inversiones, alegan.
«No queremos clases gallinero» y «más sustancia menos distancia», son algunas de las pancartas que se exhibieron hoy ante el ministerio para exigir más fondos para dividir las clases y también la contratación de nuevos profesores.
Las partes sociales criticaron el modelo que ha hecho de la escuela una empresa y «que la política vuelva a invertir en el sector público en beneficio de los servicios esenciales».
En particular, critican la falta de disponibilidad con respecto a la solicitud de un fortalecimiento del personal del profesorado «cuya necesidad se evidencia por el contenido del documento con el que el Comité Científico Técnico indica las medidas indispensables para reiniciar las actividades de enseñanza presencial».
«Todo esto – añaden – se suma al incumplimiento de los compromisos que habrían permitido a muchos trabajadores precarios con al menos 3 años de servicio, consolidar su relación laboral y no hay certeza en cuanto a los recursos que se utilizarán para la renovación del contrato para el período de tres años 2019-2021».
En total, los sindicatos calculan que para dividir las clases y garantizar la distancia entre los alumnos se necesitarán 200.000 profesores más.