Israel destruye viviendas de familias palestinas de autores de atentados
Jerusalén, Undefined | AFP | Israel comenzó el martes a demoler las viviendas de palestinos autores de atentados, al día siguiente de que Benjamin Netanyahu ordenara endurecer la represión, en un contexto de violencia en Cisjordania ocupada y Jerusalén Este.
Al menos dos viviendas pertenecientes a las familias de dos palestinos autores de ataques fueron destruidas en Jerusalén Este, ocupada y anexada por Israel, indicó el ejército israelí.
Un periodista de la AFP constató la destrucción de la casa de Gasan Abu Jamal, quien junto a su primo Udai mató a cinco personas en un atentado perpetrado en una sinagoga de Jerusalén Oeste en noviembre de 2014, antes de morir abatidos.
En el mismo barrio de Jabal Moukabber, el ejército anunció haber destruido la casa de la familia de Mohamed Jaabis, abatido en agosto de 2014 en Jerusalén cuando atacó un autobús con una excavadora.
Además, las tropas sellaron una habitación de una casa de la familia de Moataz Hijazi en el barrio de Al Thori, en Jerusalén Este.
Este palestino disparó el año pasado a Yehuda Glick, una de las figuras judías que defiende el derecho de los judíos a orar en la Explanada de las Mezquitas.
Glick se salvó, mientras que Hijazi fue abatido en su domicilio al día siguiente.
El lunes, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió mano dura tras el anuncio de la detención de un militante del movimiento islamista Hamas sospechoso de la muerte de una pareja de colonos el jueves en Cisjordania ocupada.
«No daremos inmunidad a ningún tumultuoso, ni agitador, ni a ningún terrorista; no hay ningún límite a la acción de nuestras fuerzas de seguridad», afirmó Netanyahu.
El primer ministro señaló que las fuerzas de seguridad en Jerusalén y Cisjordania serán reforzadas, previó incursiones sin precedentes del ejército y la policía en los barrios palestinos de Jerusalén y anunció medidas contra el Movimiento islámico israelí.
El Movimiento Islámico, una organización árabe-israelí, es, junto a Hamas y la Autoridad Palestina, la «principal fuente de incitación al odio», indicó Netanyahu, quien está sometido a la presión de algunos miembros de su gobierno, uno de los más conservadores de la historia de Israel.
El asesinato de la pareja de colonos en una carretera en la que circulaban con sus hijos, marcó el comienzo de una ola de violencia.
El sábado pasado, dos israelíes murieron apuñalados por palestinos que fueron abatidos por la policía.
Por otro lado, dos palestinos de 13 y 18 años murieron en enfrentamientos con soldados israelíes en Belén y Tulkarem, en Cisjordania.
Otro joven palestino se encontraba entre la vida y la muerte en Jerusalén Este tras enfrentamientos con el ejército.
El lunes, tras la muerte del palestino de 13 años en Belén, unos 300 jóvenes atacaron a pedradas a soldados israelíes que replicaron con lanzamientos de gases lacrimógenos, balas de goma y, cada vez más a menudo, con balas reales.
También estallaron enfrentamientos cerca de Ramala, Hebrón y en el campo de refugiados de Jalazun, en Cisjordania.
Entre los que tiran piedras, un joven de 21 años, con el rostro cubierto por un pasamontañas, explica por qué se enfrenta a las fuerzas de seguridad israelíes.
«Es nuestro deber, estamos en nuestra tierra y nos disparan», dice el joven, que participa en los enfrentamientos al salir del trabajo.
«Espero una tercera Intifada», afirma otro joven, un estudiante de 18 años, que oculta su rostro con una careta de «Anonymous».
Cuatro días después de la muerte de la pareja de colonos, el ejército y el Shin Beth, el servicio secreto interior, anunciaron el lunes la detención de los miembros de los supuestos autores del ataque.
Se trata de una célula de cinco hombres, entre ellos el jefe, que dirigió el ataque desde lejos, y de varios individuos sospechosos de prestar ayuda.
«El grupo pertenecía al movimiento Hamas» en Naplusa, indicaron las fuerzas de seguridad, que agregaron que los detenidos «confesaron su implicación en el ataque».
Esta ola de violencia preocupa en el extranjero.
Alemania expresó su inquietud ante «algo comparable a una nueva Intifada».
Francia por su parte señaló el «riesgo de una escalada peligrosa» y Estados Unidos consideró «inaceptable» el recurso a la violencia de ambas partes.